
La economía estadounidense enfrenta un nuevo repunte en los temores de recesión. A pesar de la resiliencia del mercado laboral y el consumo, factores como la guerra comercial con China, la volatilidad en los mercados financieros y la cautela de consumidores y empresas están afectando las perspectivas de crecimiento. Consultados por El Comercio, Diego Camacho, economista Internacional de Credicorp Capital, y César Huiman, analista Senior de Renta4 Research, evaluaron el panorama actual y explicaron por qué la probabilidad de una recesión ha aumentado en los últimos meses.
Ambos especialistas coinciden en que el riesgo de recesión ha subido recientemente. Camacho señala que el impacto de la guerra comercial y la intención de recortar el gasto público han elevado la probabilidad de una recesión desde niveles de 20% hasta un rango de 40%-45%.
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Camacho destacó que, en condiciones normales, una moderación del gasto público podría representar un ajuste saludable para la economía estadounidense. Sin embargo, en combinación con las tensiones comerciales actuales, incrementa el riesgo de una recesión.
Por su parte, Huiman indicó que, bajo modelos de bancos internacionales como Barclays, la probabilidad de recesión ronda el 55%.
Aunque el mercado laboral y el consumo siguen sólidos, el deterioro en la confianza de consumidores y empresarios comienza a reflejarse, advirtió Huiman.
Indicadores clave a seguir
Entre los principales indicadores que muestran señales de alerta, destacan la confianza del consumidor, según Huiman, el índice de la Universidad de Michigan cayó a 52,2 puntos, un nivel significativamente inferior al de hace un año, que se ubicaba en 72,2%
Para Camacho, el PMI (Purchasing Managers’ Index) de manufactura y servicios es otro indicador a tener en cuenta pues, aunque están en terreno de expansión, han mostrado moderaciones recientes, dijo.
Por otro lado, los mercados financieros, pues las caídas en la renta variable y volatilidad en bonos reflejan incertidumbre creciente, agregó.
No obstante, Camacho advirtió que el análisis de los indicadores recientes muestra señales mixtas, ya que algunos datos sugieren desaceleración mientras otros, como los PMI, siguen en terreno de expansión.
Además, destacó que una señal más contundente de deterioro sería si el promedio ponderado de los PMI de manufactura y servicios, considerando su peso relativo en la economía estadounidense, se mantiene de manera sostenida por debajo de 50 puntos en los próximos meses.
Ambos analistas también destacaron que la guerra arancelaria empieza a impactar precios y expectativas, encareciendo productos y afectando el consumo.
¿Qué tan grave sería una recesión?
De concretarse una recesión, los especialistas consideran que, de momento, sería moderada, pero advierten que todo depende de la duración y extensión de las tensiones comerciales.
Camacho aclaró que aún es apresurado proyectar una contracción drástica, aunque la presión sobre el sector productivo ya es evidente. Los sectores más vulnerables serían el manufacturero, el comercio internacional y aquellos sensibles a tasas de interés.
América Latina y Perú
Una eventual recesión en Estados Unidos podría tener efectos sobre América Latina y Perú, aunque, de momento, los especialistas no anticipan un impacto inmediato severo.
Huiman explicó que existe correlación entre la actividad económica de Estados Unidos y los flujos de capital hacia América Latina, por lo que un deterioro mayor podría generar presiones sobre los activos financieros y las expectativas de crecimiento regional.
Sin embargo, señaló que indicadores como el empleo y el consumo en Estados Unidos aún muestran solidez, lo que contribuye a sostener cierto optimismo respecto al desempeño de economías como la peruana.
Camacho, por su parte, advirtió que la reciente volatilidad en la cotización del dólar —provocada por el aumento de la incertidumbre política y fiscal en Estados Unidos— también podría trasladarse a los mercados emergentes. Este debilitamiento del dólar refleja parte del deterioro de la confianza internacional y es un factor adicional a considerar en el impacto financiero regional, explicó.
Perspectivas
De cara a los próximos meses, los especialistas recomiendan vigilar de cerca la evolución de la confianza de los consumidores, el dinamismo del consumo privado y el desempeño del mercado laboral en Estados Unidos.
Aunque la resiliencia económica todavía predomina en varios frentes, Camacho advierte que el verdadero impacto de factores como la guerra comercial se reflejará con mayor claridad en los próximos 60 a 90 días.
Hasta el momento, los efectos sobre el sector real de la economía estadounidense aún son incipientes, dado el corto tiempo transcurrido desde el endurecimiento de las tensiones comerciales, advirtió Camacho.
De esa evolución dependerá si la economía estadounidense puede evitar una recesión o si, por el contrario, se confirma un escenario de desaceleración más profunda.










