Una persona cuyo coeficiente intelectual (CI) supera los 130 puntos posee capacidades intelectuales que la sitúan por encima de la gente común. Albert Einstein, el ejemplo del genio por excelencia, poseía un CI de 160. Stephen Hawking, también. El CI de Paul Allen, cofundador del imperio Microsoft, tiene 170; y el ajedrecista ruso Garry Kasparov, 190.
Con estos ejemplos excepcionales, podríamos creer que las personas de CI elevado tienen su vida resuelta, pero no es así. El 0,5% de la población mundial cuenta con un coeficiente intelectual superior a los 140 puntos, pero no todos logran destacar o volcar su genio intelectual en alguna actividad que les permita sacar provecho de esta ventaja. ¿La causa? La falta de oportunidades.
Tener CI alto en el Perú
La superdotación intelectual puede generar en quienes la poseen una sensación de inseguridad. De no encajar. Un estudio publicado en la revista “Science Direct”, titulado “Alta inteligencia: un factor de riesgo en el campo psicológico y fisiológico”, muestra que las personas con un CI superior a los 130 puntos tienen un riesgo alto de padecer trastornos afectivos –depresión, bipolaridad, etc.–, hiperactividad o autismo. “Las personas superdotadas son más sensibles a los estímulos externos”, concluyó el estudio tras evaluar a más de cuatro mil personas de CI elevado en Estados Unidos. Los responsables fueron cuatro profesores de distintas universidades estadounidenses.
En nuestro país, no contamos con un estudio de ese calibre. Tampoco con políticas educativas para personas con CI elevado. Lo que sí tiene nuestro país es un Colegio de Alto Rendimiento (COAR) –aunque para ocupar una plaza en este no se realiza una evaluación de CI, sino se debe haber ocupado los primeros puestos en los primeros años de secundaria–, un Programa de Atención Educativa para Niños con Facultades Talentosas Sobresalientes (Paenfts) en Lima y uno en Huancayo; y una asociación de personas con CI elevado: Mensa Perú.
El Mensa Perú empezó a funcionar en el 2017, y desde entonces inició una ardua labor de reclutamiento de personas con alto coeficiente intelectual. Pierrick Labbé, ingeniero francés afincado en nuestro país, es el cofundador de la asociación. Mensa es una organización fundada en 1946 en Inglaterra. Esta agrupa a personas que tengan un CI de 149 en la escala Cattell o 131 en la Wechsler (2% de la población global). En el Perú, hay 600 mil personas con potencial de pertenecer a este grupo; sin embargo, solo hay detectados menos de mil casos y Mensa Perú cuenta con menos de 300 miembros.
“Antes de entrar en Mensa, suelen pensar que son bichos raros o la oveja negra de la familia”, comenta Labbé. Las personas con CI elevado tienen que enfrentar un sistema que no está diseñado para ellas, ya sea en la educación o en el ámbito social, donde atraviesan por experiencias que pueden desencadenar episodios depresivos. “Se estima que el 80% de las personas con CI alto atraviesan al menos una vez en la vida por un episodio así”, añade.
La personas que pertenecen a Mensa Perú destacan en sus campos laborales, pero ninguno recibió un estímulo especial ni fue detectado a tiempo para pensar cómo desarrollar sus habilidades.
Lejos de lo que pensamos, el éxito académico no es un indicio de un alto CI. Una persona de esta condición no tiene una gran afición por aprender. La cuestión para ellas pasa por entender. Una vez que ya no pueden adquirir más conocimientos, lo común es que pierdan interés y exploren otro tema. Algunas características que sí son un común denominador son la hipersensibilidad emocional y sensorial, el involucrarse demasiado con un tema, investigar al punto de llegar a acumular conocimientos ‘inútiles’.
Mientras sea detectado antes, hay mejores oportunidades para las personas con alto CI. “Es conveniente realizar una evaluación cuando la persona cumple 6 años. Entonces identificamos las áreas donde tienen más fortalezas y empezamos a trabajar sobre las proyecciones y excitabilidades”, comenta Catalina Flórez Fuentes, psicóloga supervisora nacional de Mensa.
“Los sistemas educativo y profesional no están preparados ni diseñados para personas que salen de los perfiles neurotípicos. No solo falta crear un sistema más diverso, sino que cuando algo sale de la norma puede ser percibido como negativo, cuando solo es algo diferente”, añade Flórez. Al descubrir la superdotación intelectual, el proceso de desarrollar su potencial no solo implica al sujeto mismo, sino al círculo que lo rodea.
El encaje ideal de las personas con superdotación intelectual se produciría a partir de generar conciencia sobre esta condición, creando un ambiente propicio para que desarrollen su potencial y al mismo tiempo sean comprendidas. En Mensa Perú, existe un sentido de comunidad, según Flórez, pero el problema radica en los agentes externos.
¿Se podrá lograr un encaje ideal de estos en la sociedad? Ella lo cree posible, pero es sincera al afirmar que lo siente más como una esperanza que como algo tangible.
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