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“Highest 2 Lowest” de Spike Lee: un fallido intento de rendir tributo a Akira Kurosawa
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Era 1963 y el maestro Akira Kurosawa venía de filmar consecutivamente dos películas de samuráis, “Yojimbo” y “Sanjuro”, ambas protagonizadas por el gran Toshiro Mifune, su colaborador habitual. Pero ese año dio un giro especial y notable con el estreno de “El cielo y el infierno” (“High and Low”), cinta policial que también tuvo en el rol principal a Mifune, aunque esta vez como un empresario de calzado que es extorsionado por el secuestro de su hijo. Cuando el hombre descubre que el raptado es en realidad el hijo de su chofer, se sumirá en un dilema complejo: ¿debe pagar el rescate de un niño que no es suyo?
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“El cielo y el infierno” es uno de los grandes filmes del japonés por varias razones: por sus hipnóticas imágenes, típicas del inigualable dinamismo cinematográfico de Kurosawa; por retratar un Japón de posguerra que se encontraba en pleno –y milagroso– auge económico; por ser detectivesca y filosófica a la vez, conjugando el ritmo del relato popular y la profundidad reflexiva del cine de autor. Ya quisieran los ‘thrillers’ de hoy tener solo un poco del nervio que nos regala esta obra maestra desde su primera hasta su última toma.

Han pasado 62 años desde entonces y “El cielo y el infierno” ha sido reinterpretada por el estadounidense Spike Lee a su estilo y en su feudo. “Highest 2 Lowest” es el título de esta cinta que tiene a Denzel Washington como protagonista. Aquí interpreta a un poderoso productor musical que también es extorsionado por un secuestrador que confunde a su hijo con otro muchacho, pero que aun así insiste en pedirle una millonaria suma para ponerlo en libertad.
Lee –recordado por notables filmes como “Do the Right Thing” o “Malcolm X”– ambienta la historia en la Nueva York contemporánea, traduce el guion al habla y los modos afroamericanos, la aviva con los últimos sonidos del rap (e incluso de la salsa puertorriqueña, con una aparición estelar de Eddie Palmieri pocos meses antes de su muerte), y le insufla mayores componentes de acción criminal de cara a su desenlace. “Highest 2 Lowest” no se siente necesariamente como un ‘remake’, sino como un tributo. Pero el homenaje queda corto en sus pretensiones.
―ALTOS Y BAJOS―
Como se desprende de los títulos de las dos películas, ambas comparten su crítica a la construcción jerárquica y vertical, que vuelve casi imposible la movilidad social de sus miembros, y cómo aquello se traduce a sus respectivos escenarios altos y bajos: Kurosawa aislaba a su millonario en una mansión sobre la colina, y mostraba una vida miserable y lumpenesca en los subterráneos de Yokohama; Lee, por su parte, contrasta también los lujosos rascacielos de Manhattan con los oscuros y peligrosos callejones del Bronx y alrededores.

Pero si a Kurosawa lo inquietaban las transformaciones corporativas del Japón en reconstrucción, el relato de Spike Lee parece enfocado en cómo la industria de la música hoy se enfrenta a cuestiones como la fama efímera en las redes sociales o los designios del algoritmo y la inteligencia artificial en el proceso de composición. Son ámbitos distintos, ciertamente, pero es inevitable que el segundo parezca mucho más frívolo y superficial: “Highest 2 Lowest” carece de la densidad moral de “El cielo y el infierno”, y su recontextualización temática se siente acartonada, por momentos luce como un ensayo o una simple simulación.
La puesta en escena de Kurosawa –teatral en su primera mitad, más cercana al ‘noir’ en la segunda, pulcra y sofisticada en su totalidad– da paso en la versión de Lee a una narrativa mucho más plana, sin definiciones, en esencia marcada por el pulso de su banda sonora (es particularmente invasivo el piano de fondo que no se calla nunca). “Highest 2 Lowest” no es una película del todo fallida, pero decepciona. Habrá quien piense que no hace falta compararla con su antecesora, pero es innegable que palidece frente a ella. En todo caso, que sirva como excusa para revisar un clásico que no ha envejecido en absoluto.
Calificación: 3 de 5







