Protestas en Machupicchu pueblo. (Foto: captura/Cusco en Portada)
Protestas en Machupicchu pueblo. (Foto: captura/Cusco en Portada)

Ricardo Acosta, presidente de la Asociación Peruana de Agencias de Viaje y Turismo (Apavit), cuestiono, durante una entrevista dada a El Comercio, la insistencia del Gobierno de vender boletos a Machu Picchu de manera presencial.

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¿Por qué cree que el Gobierno insiste con el sistema de venta presencial de entradas a Machu Picchu?

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Carlos Salas Abusada

El Gobierno parece mantener el sistema de venta presencial de entradas a Machu Picchu principalmente por temor a un posible conflicto social. No se percibe disposición para asumir las consecuencias que podría acarrear una modificación de este esquema, lo cual refleja una actitud vacilante y una falta de firmeza en la toma de decisiones.

Si bien el Ejecutivo sostiene que la venta presencial permite un mayor control del aforo y da prioridad a los turistas que se encuentran en la zona, diversos sectores consideramos que esta medida resulta ineficiente y propicia prácticas irregulares. Este sistema fue impuesto en 2022 por una exministra con un enfoque populista y escaso conocimiento del sector turístico, sin prever las consecuencias negativas que ha venido generando desde entonces.

El Ministerio de Cultura asegura que la venta presencial de entradas se aplica desde el 2022 y que desde el 1 de agosto se ha implementado un nuevo protocolo en el sistema de venta de boletos y que, supuestamente, eso ha funcionado. ¿Qué dice la realidad?

En la práctica, persisten serias deficiencias en el sistema, como las extensas colas, la desinformación, la reventa de entradas, así como casos de corrupción y maltrato hacia turistas nacionales e internacionales. Los nuevos protocolos implementados no han solucionado los problemas existentes; por el contrario, han acentuado la brecha entre el discurso oficial y la realidad que enfrentan los visitantes en el lugar.

¿Cuánto afecta ese caos que se genera con la venta presencial de entradas a Machu Picchu?

La situación afecta gravemente la experiencia turística, genera un profundo descontento entre los visitantes y deteriora la imagen del destino a nivel internacional. Además, tiene un impacto económico negativo considerable, ya que numerosos operadores turísticos han comenzado a retirar al Perú de sus paquetes, lo que conlleva pérdidas significativas y un aumento del desempleo entre los pobladores locales. Todo ello parece beneficiar únicamente a un reducido grupo vinculado a prácticas irregulares, en perjuicio del desarrollo sostenible de la región.

El Gobierno asegura que se ha incrementado la llegada de turistas al Cusco en el 2025 y que se está a punto de llegar a la cantidad de visitantes que había antes de la pandemia. ¿Eso es así?

Si bien se ha registrado un incremento en la llegada de turistas, las cifras aún no alcanzan plenamente los niveles previos a la pandemia. Por el contrario, la imagen negativa que se proyecta a nivel internacional ha generado una creciente ola de cancelaciones de reservas, afectando directamente al sector. En ese contexto, la recuperación del turismo continúa siendo insuficiente y frágil.

¿Cuántas cancelaciones de reservas turísticas se han registrado por el caso en Machu Picchu?

Tal como lo hemos venido manifestando diversas asociaciones y gremios del sector turístico, se han registrado miles de cancelaciones, en especial por parte de operadores internacionales que, reiteradamente, han optado por retirar al Perú de sus planes de venta. Si bien no existen cifras oficiales precisas proporcionadas por el Gobierno, quienes formamos parte del sector podemos afirmar que tanto el número de cancelaciones como las pérdidas económicas que estas generan son de una magnitud incalculable.

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