Una casona republicana, entre las primeras en levantarse sobre la Bajada de Baños a inicios del siglo XIX, acoge a Cholo Terco, centro cultural que da cuenta de la recuperación de ese característico rincón barranquino. Hasta hace pocos años, funcionaba allí un albergue para mochileros, cerrado a causa de la pandemia. Tras ser invadida, recién en agosto pasado sus dueños lograron recuperar el inmueble. Hoy, luego de una decidida puesta en valor, su propósito es acercar el arte a las personas, a decir de Ogrés Sausa, coordinador del flamante centro cultural.
Su actividad se enfocará en la realización de talleres, sumando un espacio expositivo y una tienda para ofrecer trabajos de artesanos locales. Asimismo, una parte de la casona se ha concesionado como acogedor café, nueva sede de la cafetería Simple.
De selección
Elegir a Eduardo Villanes para inaugurar este espacio no es un acto gratuito. Tiene que ver con la identidad que busca proyectar esta nueva institución: “Eduardo es un gran representante de Cholo Terco. Es un luchador, un artista que ha ido siempre contra la corriente”, dice Sausa.
“Eduardo Villanes: selección de obras” es para el artista una antología mínima de sus últimos 25 años. Su trabajo aborda sublevantes visiones de la actualidad latinoamericana, desde su serie fotográfica “Desechables”, registrada en el centro de Bogotá; sus investigaciones visuales a partir del ADN de cultivos nativos, además de sus icónicas piezas que reflexionan sobre los desaparecidos de La Cantuta y la matanza en Barrios Altos.
A estas temáticas se suma una materialidad sorprendente: por ejemplo, sus visiones de la naturaleza son plasmadas con aquello responsable de su deterioro. “Todo ello se inspira en mi admiración por el arte primitivo –señala el artista–. Si vemos el arte chavín, notas una sofisticación increíble en su uso con materiales naturales, o sus intervenciones mínimas en la roca y el espacio”.
Para Villanes, la distancia que solemos establecer entre lo industrial y la tecnología contemporánea con las culturas primigenias resulta ambigua y difuminada. “Un diseño informático, una secuencia de ADN y un textil precolombino, para mí, comparten la misma belleza. Unas no podrían existir sin las otras. Lo interesante es contrastarlas”, señala.
Gloria revisitada
En una antología del trabajo del artista limeño no podía faltar “Gloria evaporada”, serie realizada entre 1994 y 1995, a partir de la noticia de 10 cuerpos entregados a los familiares por la policía en las cajas de cartón, meses después de haber sido secuestrados y asesinados por un escuadrón paramilitar durante el gobierno de Fujimori. “Nunca he sido un creador militante ni partidario”, advierte Villanes, interesado en replicar lo que los críticos y curadores suelen decir de su obra.
“Yo no me ajusto al cliché que rodea a la imagen del desaparecido latinoamericano, tan filtrada en la cultura y el arte. Para mí, haber abarcado esta época me generó fatiga y náuseas, incluso amenazas. Nunca he querido hacerme una carrera a costa de los desaparecidos. Ahora mi reto es mostrar la belleza, lo singular de aquello que se puede perder”, añade.
Sepa más
Lugar: Centro Cultural Cholo Terco. Dirección: Bajada de Baños 342, Barranco. Horario: de martes a domingo, de 10 a.m. a 8 p.m. Hasta el 6 de julio.
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