Pocos metros separan a la sede de la UTEC en Barranco –con su inteligencia paisajística y arriesgada volumetría– de un conjunto de enormes y poco agraciados edificios multifamiliares, emblemas del caótico ‘boom’ inmobiliario que sigue acaparando a Lima. Ese contraste es el que explica por qué, a pesar de un crecimiento urbano desmesurado y poco consciente, la arquitectura peruana también da algunas muestras recientes de madurez, que conviene destacar.
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Eso es lo que se observa en el recientemente publicado “Ideas de hábitat. Arquitectura en Perú 2010-2020″ (Arcadia Mediática/Arkinka, 2021), ambicioso libro que reúne 52 de los más solventes proyectos arquitectónicos desarrollados en la última década en nuestro país, y que motivan al británico Kenneth Frampton –uno de los teóricos de la arquitectura moderna más destacados del mundo– a hablar incluso de un “renacimiento peruano”, como titula al breve prólogo escrito para este volumen.
¿Es realmente posible considerar la producción reciente como parte de un “renacimiento”? Para Edgar Bravo, arquitecto y uno de los editores de “Ideas de hábitat”, existe en efecto una saludable proyección de cara al futuro, aunque también una condición adversa: que la gran mayoría de los proyectos incluidos en el libro surgen de iniciativas privadas, con escaso o nulo respaldo por parte de las instancias gubernamentales.
“Son los propios estudios de arquitectura los que han tenido que acercarse a las autoridades o tratado de gestionar un concurso privado para meterse de lleno en los proyectos. Y esto debido a que no hay una política clara como la que sí se ve, por poner un ejemplo, en Colombia; y ni qué decir en países de Europa, donde este tipo de edificios de alta calidad son producto de concursos gestionados tanto por instituciones públicas como privadas”, explica Bravo.
Es ese uno de los puntos saltantes del libro: lejos de ser únicamente celebratorio, hace un llamado de atención sobre las serias carencias en política pública relacionadas a la arquitectura en nuestro país. “[Dentro del conjunto] no hemos encontrado ninguna opción de proyectos de planeamiento urbano ni de restauración de patrimonio que valgan la pena publicarse, o que sean ejemplos de buenas prácticas profesionales”, agrega el arquitecto y editor.
CALIDAD DIVERSA
“Ideas de hábitat” divide a los 52 proyectos en 6 capítulos diferenciados: 1) casas; 2) oficinas, hoteles y restaurantes; 3) entornos culturales; 4) escenarios cívicos; 5) colegios, universidades e institutos; y 6) vivienda multifamiliar. “Todos ellos denotan un rigor estructural, una competencia constructiva, una corrección tecnológica y una deferencia urbanística que los sitúa en un alto rango profesional”, señala el arquitecto Frederick Cooper en el prólogo de la publicación.
Pero a pesar de su uniforme calidad, no son recintos homogéneos. Por un lado están las construcciones monumentales como la ya mencionada UTEC, anclada en un escenario urbano, o el Museo Nacional del Perú (MUNA), con su emplazamiento en la zona arqueológica de Pachacamac; en menor envergadura, figuran también casas de playa privadas en Pucusana o Punta Hermosa, así como el caso del Centro Cultural Comedor San Martín del Once, del Proyecto Fitekantropus en La Balanza, Comas: una notable excepción en el rubro de la autoconstrucción (“el género con toda seguridad más copioso y transcendente de la arquitectura del período”, como lo describe Cooper).
Mención especial merecen aquellos proyectos realizados en regiones distintas a Lima, valiosos oasis dentro de un país en el que el centralismo es un problema generalizado. Destacan el complejo de aulas de la Universidad de Piura (en la región norteña) y la sede del Gobierno Regional de Moquegua, ambos diseñados por el estudio Barclay & Crousse; y en Pangoa, Junín, la Escuela Inicial y Primaria Unión Alto Sanibeni, así como la Escuela Secundaria de Chuquibambilla, paradigmas de desarrollo en comunidades vulnerables y poco favorecidas.
ESPACIOS HABITABLES
En “Ideas de hábitat” se incluyen solo nueve proyectos en el capítulo dedicado a las viviendas multifamiliares. Una escasez que no debería sorprender si tenemos en cuenta que casi la totalidad de la actividad inmobiliaria última se ha centrado en fines meramente comerciales, con la búsqueda desesperada de réditos económicos. El resultado: edificios diseñados sin un programa arquitectónico que tenga en cuenta la calidad de vida de quienes los habitan.
“Definitivamente influye la falta de visión de las inmobiliarias. Se ha perdido la generosidad en las áreas sociales y comunes. Los únicos que podrían disponer de otra visión, con una política más clara y generosa en el tema de viviendas, podrían ser los organismos públicos. Pero es claro que han renunciado a ese propósito”, afirma Edgar Bravo, para quien el último proyecto destacable de ese tipo realizado por una iniciativa pública fue el conjunto habitacional La Muralla.
“Ese fue un proyecto de Emilima, que quedó bastante bien. Yo diría que es un ejemplo a seguir pues no solo desarrolló un barrio en sí mismo, con calles internas y un bonito parque al lado, sino que también dotó de espacios generosos y seguros a un entorno complicado como es el Centro de Lima”, explica Bravo sobre esta residencial que se concluyó en el 2007 y por lo tanto no entraba en la década que cubre el libro.
EL IMPULSO ADECUADO
¿Cuáles han sido las razones para este resurgimiento de la arquitectura peruana, quizá excepcional pero positivo al fin y al cabo? Para Bravo, un primer factor es la estabilidad económica que, afortunadamente, ha conseguido mantenerse en el país, incluso en momentos de turbulencia política como el del último lustro.
“Otro punto importante es la solvencia de las escuelas de arquitectura –advierte–, que han producido generaciones de muy buenos arquitectos. Todo un ecosistema académico que arrancó con la UNI en los años 50 del siglo pasado y que ha continuado con otras instituciones que, en su mayoría, han aprovechado el bagaje cultural que tiene nuestro país”.
Por último, y como tercer factor, Bravo destaca el contacto con referentes externos, con estudios arquitectónicos que han empezado a figurar en el escenario internacional, asistiendo a eventos o bienales, y ganando premios. “Y es por eso que esta publicación también busca poner frente a los ojos del mundo a la arquitectura peruana como un colectivo, para poder demostrar su potencia”, finaliza. Una tendencia que, esperamos todos, siga su curso y mejore aquellos aspectos en los que aún queda mucho por bregar.
“Ideas de hábitat”
Editorial: Arcadia Mediática/Arkinka
Páginas: 380
El libro se realizó con el apoyo de los Estímulos Económicos del Ministerio de Cultura
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