"Chabuca viajaba mucho, pero acá no le hicieron mucho caso"
"Chabuca viajaba mucho, pero acá no le hicieron mucho caso"
Maribel De Paz

Escuchar a Rubén Blades cantando “La Flor de la Canela” es restaurar un poquito el alma, es recordar todo lo bueno que se niega a desaparecer, es regalarse unos minutos de emoción honda en medio del tráfago cotidiano. Junto al uruguayo Jorge Drexler con “El surco”, Blades compite a mejor grabación del año por el Grammy Latino con el disco homenaje a publicado el año pasado. El álbum cuenta además con la participación de otras destacadas figuras de la música hispana, como Joaquín Sabina, Ana Belén y Pedro Guerra. Con la producción musical a cargo de Manuel Garrido-Lecca, el disco muestra el idioma y fruto de una vida que conoció el sufrimiento, domado de la mano de un arte que supo legarnos letras con conocimiento de causa como esta: “En una hora triste quise cantar / y dentro de mi canto quise gritar / y dentro de mi grito quise llorar / pero tan solo canto para callar”.

— ¿Qué hace revolucionaria la propuesta de Chabuca?
Chabuca era una mujer de avanzada, una mujer que no quería cantar canciones que se grabaron en los años 40. Ella grabó sus sentimientos, su entorno, a Lima, nunca le cantó al desamor o a la tristeza. Totalmente diferente a todo lo que se grababa en el Perú en esa época. Chabuca tuvo diferentes etapas. Primeramente, descubrió su vena musical el día que se divorció, porque parece que el marido no la dejaba, es decir, no han cambiado las épocas… y empezó a componer. La primera canción que hizo fue “Lima de veras”. Imagínate, le cantaba a la Lima de antaño, hizo “José Antonio”, “Zeñó Manué”, “El Puente de los Suspiros”, “Gallo camarón”, todo lo que veía, sentía y le llamaba la atención. Después la segunda etapa está influenciada por poetas, e influenció en ella Pablo Milanés, a quien Chabuca admiraba, y anduvo con César Calvo, quien le habló de Javier Heraud, a quien ella le escribió diez canciones sin haberlo conocido. Su música cambió, sin abandonar el vals empezó a cantar cosas diferentes, pero si lees sus letras, en realidad era poesía, eran letras sofisticadas, y le quitó el tundete al vals, como ella misma decía. La criticaban porque era diferente. Y cuando la Municipalidad de Lima la premió por su obra y le dieron un diploma, ella se lo regaló a Victoria Angulo, quien le había inspirado “La Flor de la Canela”, y le dijo: “Yo soy popular, pero tú eres la importante”. “La Flor de la Canela” es casi casi el segundo himno del Perú.

— ¿Y cuál fue tu primer contacto con su música?
A mí me gusta la música criolla desde que me acuerdo. No vengo de familia de criollos, pero desde los 16 años me iba al Karamanduka. Me dejaban ir con mi hermano, y cuando él me dijo que estaba tocando cajón en el grupo que ensayaba la misa criolla de Chabuca, le dije que me la presentara, y ahí la conocí, y nos hicimos amigas. Para mí eso es un privilegio, haberme sentado a su mesa, haber comido con ella, haber ido a la playa con ella. Entonces quizá no era muy consciente de todo eso, pero ahora me doy cuenta de que fue un privilegio haber estado cerca de ella, haberla visto cantar, y el entorno, los poetas, haber conocido a Juan Gonzalo Rose, a César Calvo… Chabuca era conocida pero no popular en el Perú. Viajaba mucho a Argentina, Venezuela y Madrid, porque ahí era famosísima, llenaba los locales, hay plazas y avenidas que tienen su nombre. Acá no le hicieron mucho caso. Qué pena, ¿no? Cuando lees sobre ella y piensas lo que fue… qué lástima, qué lástima. Tenía un sitio, Zeñó Manué, en la avenida Benavides, donde se presentaba, y cerró porque la gente no iba. ¿Qué te parece?

— Y más allá del tema musical, ¿como persona qué es lo que más admirabas en ella?
Su sencillez. Totalmente. Una mujer sencilla, inteligente, culta, parlanchina, encantadora. Jamás habló de su vida personal, sobre sus amores, nunca, no le interesaba, no se acordaba del marido. Se casó, le fue mal, se acabó. Se divorció con tres hijos. Y en esa época, divorciada y cantante, imagínate tú, pero siguió adelante. No le cantaba tampoco al desamor. Generalmente nuestros valses son una tragedia y los bailamos con una alegría tremenda, las polquitas, “El tísico”, todas estas cosas. Lo de Chabuca era pura poesía musicalizada.

"Chabuca viajaba mucho, pero acá no le hicieron mucho caso"
"Chabuca viajaba mucho, pero acá no le hicieron mucho caso"

— ¿Cuántas canciones no grabadas de Chabuca existirán?
Cien o ciento cincuenta. ¿Por qué? No me explico.

—¿Qué representa Chabuca en el imaginario latinoamericano?
Muchísimo. En el mundo es nuestra representante. Ella se ganaba la vida actuando en Madrid, Buenos Aires o Chile. Iba, cantaba, la gente la apreciaba, y vivía de eso. Lucho González, su guitarrista, me contaba que una vez estaban en México, donde tenían un contrato de un mes, pero se organizó un concierto para Lima y se vinieron para este concierto al que asistieron 50 personas. La gente no la apreciaba. No estaba dentro de lo que es el vals criollo. La gente espera un poco el tundete, supongo… Un día me enteré de que Chabuca se había ido a Estados Unidos porque le iban a hacer un 'by-pass' y, de repente, se murió. Así de brusca fue la cosa. Fui al velorio que le hicieron en el Rímac. No voy a olvidarme nunca –y mira la cantidad de años que han pasado, más de 30– cómo Caitro Soto le cantó la misa criolla a capela. No sabes lo impactante que fue, se cantó toda la misa con gallos y llantos, porque no es que él la quisiera, la adoraba.

— ¿Este disco es un sueño cumplido?
Sí. Mabela Martínez, que tiene muy buenas ideas siempre, un día llegó y me dijo: “Oye, tengo una inquietud, me gustaría hacer canciones de Chabuca Granda interpretadas por artistas internacionales”. Me pareció sensacional la idea, y lo hicimos. Nos demoramos casi cuatro años en hacer el proyecto porque los tres primeros fueron tocando puertas para que nos dieran el auspicio. Yo a veces decía: “Voy a tirar la esponja”, y Mabela me decía: “No, yo sigo para adelante”. Al final lo conseguimos. Por supuesto que los cantantes que participan no fueron los únicos que buscamos, fueron más, algunos no podían, y otros no querían porque no todo el mundo apuesta.

— ¿Cómo lograron la participación de Blades?
En esto lo que entra es lanzarte. Mabela le escribió un correo y Blades aceptó, y dijo que para él esto era un reto porque nunca se había metido en un tipo de canción así, un vals, pero le pareció extraordinaria la idea y la grabó.

—En una sola tarde.
Sí, y se preocupó mucho en la vocalización. Él lo ha dicho: bien cantada tenía que estar; si lo hacía, lo hacía bien. Cuando recibimos la grabación, fuimos todos al estudio a escucharla, y sonaba maravilloso, diferente. Para mí todo esto me parece un lujo, una cosa sin precedentes: un disco donde hay once temas de Chabuca con once cantantes importantes. Y a Sabina yo lo había conocido hace años, cuando me invitaron a una comida en la que estaba él con su esposa, y yo le llevé de regalo la antología de Chabuca que yo había hecho para El Comercio. Él me dijo: “No sabes cómo he deseado tener esto, porque yo la admiro tanto, sus canciones me fascinan”. Pasaron siete años, le escribí un correo a su mujer y le dije que estábamos haciendo este disco y le pregunté si Joaquín podría participar. “Sí”, me contestó de frente, y le pregunté si podíamos sugerirle alguna canción. “No”, me dijo, “él quiere cantar José Antonio”. O sea, lo tenía clarísimo, y Ernesto Hermoza hizo este arreglo extraordinario, ligeramente aflamencado, con palmas flamencas y criollas. Todo empezó con Joaquín, porque al aceptar él, que fue el primero de todos, luego todos fueron aceptando. Y ninguno nos cobró por cantar. Si los cantantes hubieran cobrado no hubiéramos podido hacer el disco.

"Chabuca viajaba mucho, pero acá no le hicieron mucho caso"
"Chabuca viajaba mucho, pero acá no le hicieron mucho caso"

— ¿Y qué traerá el segundo volumen?
Ya lo estamos planeando, para el 2018. Aspiramos a cosas altísimas. Aparentemente hay promesa, por ejemplo, de que participará Joan Manuel Serrat. Y ahora nos vamos al Grammy. Nosotras deseábamos presentarlo, pero no solamente lo hemos presentado, sino que nos han nominado, y eso ya es increíble.

— Van a competir con “Despacito”.
Imagínate.

— Chabuca versus Luis Fonsi, digamos.
Y versus Shakira, versus Alejandro Fernández y Maluma. Y Rubén Blades con “La Flor de la Canela”… Dime tú, ¿no te parece espectacular?

Escucha la versión de "La flor de la canela" interpretada por Rubén Blades:

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