Un bombardeo ruso mató este viernes a un niño de 10 años y a su abuela en Járkov, en el noreste de Ucrania, al día siguiente de que la misma región sufriera uno de los ataques más mortíferos contra civiles desde que empezó la invasión.
“El cuerpo de un niño de 10 años fue encontrado entre los escombros”, indicó en Telegram el ministro ucraniano del Interior, Igor Klymenko, que agregó que su abuela también había muerto.
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El gobernador regional, Oleg Synegubov, dio cuenta por su parte de al menos 28 heridos, incluyendo un bebé de once meses que es familia de las dos víctimas mortales.
Dos edificios de viviendas resultaron dañados y un inmueble residencial de tres pisos fue destruido. Según la policía, ambas construcciones fueron alcanzadas por dos misiles balísticos Iskander.
Un fotógrafo de la AFP vio lo que parecía el fragmento de uno de los misiles en el fondo de un gran cráter en una de las calles del centro de la ciudad, que quedó lleno de escombros y de vehículos de civiles volcados o calcinados.
La víspera, al menos 52 personas, entre ellas un niño de seis años, murieron en un bombardeo en Groza, también en la región de Járkov, donde los habitantes se habían reunido para el velatorio de un soldado, según el último balance ofrecido por el gobernador.
El ataque se produjo en pleno día y alcanzó una tienda y una cafetería situadas en el mismo edificio, donde se encontraban unas sesenta personas.
En ese momento, Serguii Pletinka, un soldado de 34 años que estaba de permiso, se encontraba en casa de sus padres, en frente de la cafetería.
“Corrí y llegué el primero (...) Oí a una mujer gritando. Estaba atrapada entre un refrigerador y una pared que se había derrumbado”, contó.
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Hipótesis
Este viernes temprano, los bomberos, equipados con palas y grúas, retiraban escombros.
Oleksii, un vecino, acudió junto a su familia al cementerio, situado a la entrada del pueblo, para delimitar la zona en la que serán enterrados su hermano y su cuñada, muertos en el bombardeo.
“No sé cuándo podremos enterrarlos. El cuerpo de mi hermano estaba entero pero al de su mujer le faltaba la cabeza”, dijo a la AFP.
En una de las calles del cementerio, la tumba del soldado Andrii Kozyr estaba cubierta de flores y de una bandera ucraniana. Los habitantes que habían participado en su funeral se habían reunido en la cafetería impactada por el bombardeo.
“Todos los que estaban en el funeral han muerto. Esto pasó justo después de que la gente entrara en la cafetería”, contó Valentina Koziienko, de 73 años. Ella vive justo en frente.
“¿Cómo sabían los rusos que habría tanta gente ahí? Quizá alguien se lo dijo”, apuntó.
La víspera, el policía encargado de la investigación, Serguii Bolvinov, dijo a la AFP que una de las hipótesis que baraja su equipo es “que alguien hubiera dado las coordenadas [de la cafetería] a los rusos”.
“Nuestro trabajo es averiguar si alguien pudo dar estas coorenadas sabiendo que en ese momento había una reunión” en ese lugar, añadió.
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Apoyo a Ucrania
El bombardeo en Groza fue denunciado por la comunidad internacional, que pidió que cesen los ataques contra los civiles.
Según la ONU, “todo hace pensar” que fue un misil ruso el que golpeó la localidad, donde antes de la tragedia vivían 330 personas.
Pero, al ser preguntado por el bombardeo, el Kremlin afirmó que solo ataca “objetivos militares” y no civiles.
“Estas dos atrocidades prueban que el apoyo mundial a Ucrania debe mantenerse y reforzarse. Debilitarlo solo comportaría más crímenes de guerra de este tipo”, defendió el viernes el jefe de la diplomacia ucraniana, Dmytro Kuleba.
El llamado coincide con un momento de crisis política en Estados Unidos, que podría conllevar una reducción de las ayudas a la exrepública soviética, lo cual preocupa a Kiev y a sus aliados occidentales.
Por otro lado, este viernes de madrugada se reportaron ataques con drones en el centro, el noreste y el sur de Ucrania.
Las autoridades ucranianas afirmaron haber derribado durante la noche 25 de los 33 drones Shahed de fabricación iraní enviados a su territorio desde Rusia.
El gobernador de la región de Odesa, en el sur, Oleg Kiper, afirmó que un almacén de granos de la ciudad portuaria de Izmail fue dañado por drones, y que nueve camiones fueron incendiados.
El puerto de Izmail, a orillas del Danubio, suele ser objeto de ataques rusos. Ucrania lo utiliza para exportar sus productos agrícolas, sobre todo trigo.
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