Con ocasión de la Vigésimo Primera Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre Cambio Climático, muchos se preguntan si tendremos acuerdo o repetiremos el fracaso y la frustración de Copenhague en el 2009. El ministro francés y presidente de la COP21, Laurent Fabius, ha instado a los estados parte a discutir el borrador de acuerdo durante esta semana y aprobarlo hasta este jueves 10.
Para el Perú, la firma de un acuerdo global vinculante es un tema central, pues somos uno de los países más vulnerables al cambio climático. Pero es importante recordar que el interés por la COP 21 no se limita solo a este punto. Esta reunión es un espacio que nos permite aprender de otros países, evaluar cuánto hemos avanzado y debatir qué cambios debemos implementar como país para enfrentar el cambio climático de manera eficiente y efectiva.
Al terminar la COP 21, los actores peruanos –Gobierno, sociedad civil, sector privado– deben encontrarse en capacidad de reconocer y aportar a una hoja de ruta clara que plantee acciones transformativas y que nos permita cumplir con la gran meta final de enfrentar el cambio climático.
¿Cuánto hemos avanzado hasta el momento? El Perú está participando activamente en diversos espacios y debates vinculados a la negociación climática. A su vez, se han resaltado avances dados por nuestro país, por ejemplo, los esfuerzos del Perú para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero procedentes de la deforestación, degradación y cambio de uso del suelo con cobertura boscosa.
Debemos considerar que, en el caso peruano, aproximadamente el 35% de las emisiones provienen de la deforestación. Fruto del esfuerzo de actores estatales y no estatales, el Perú ha recibido el primer desembolso de US$5 millones en el marco de la Declaración de Intención que el Gobierno Peruano suscribió con Noruega y Alemania en setiembre del 2014. Esta declaración compromete un total de recursos por US$300 millones sujeto al cumplimiento de metas que permitan asegurar la reducción de la tasa de deforestación, lo que a su vez permitirá la ejecución de iniciativas que contribuirán a continuar con nuestras acciones para el manejo forestal sostenible.
Las noticias para el Perú hasta el momento son buenas y parecen ir encaminadas a reconocer los caminos que como país debemos seguir. No obstante, hay puntos que aún no han aparecido en la agenda peruana. Queda pendiente conocer con mayor precisión cómo enfrentaremos los riesgos que representa el cambio de temperatura en los océanos para actividades como la pesca, o cómo enfrentaremos desde la perspectiva agrícola o de acceso al agua el retroceso de los glaciares. Tampoco debemos olvidar las consecuencias del cambio climático en la salud, generadas principalmente por la migración de nuevos vectores que las originan. Estos temas deben ser priorizados en la hoja de ruta que el Perú debe seguir pos-COP 21 y confiamos en que serán discutidos en los días siguientes.
La COP 21 debe representar no solo una ocasión para incrementar el nivel de conciencia sobre las consecuencias del cambio climático, sino para debatir sobre las necesarias políticas públicas requeridas para enfrentarlas, más aun en tiempos de campaña política en que los ciudadanos requerimos saber hacia dónde avanzamos, por el beneficio de todos y su bienestar.