1. La Mamba y Eme
El hogar de La Mamba y Eme tiene vista al mar chorrillano. Temple, un pequeño gatito que les acompaña, suele pararse en el marco de la ventana sin miedo a caer. Aquí no solo abunda la valentía y la brisa, la música también hace parte de sus paisajes. Un órgano, un cajón, los LP del Zambo Cavero, Óscar Avilés y Lucila Campos se encuentran en la sala como señal de sus raíces musicales. La antigua guitarra que su papá le regaló a Eme a los 15 años continúa solemne e intacta para sus composiciones. A su voz se suma ahora la de La Mamba, cantautora que fuera la voz principal del grupo Bareto. La vimos en la competencia de talentos “La Voz” y hoy hechiza los escenarios con una propuesta musical que fusiona la música afroperuana con rap y sonidos contemporáneos.
Los días de semana levantan temprano a Luka, el hijo de La Mamba, para llevarlo al colegio. Preparan el desayuno, limpian la casa y generalmente Eme cocina el almuerzo. “A él le encanta cocinar. Nos organizamos muy bien”, dice La Mamba sobre su pareja. “Nos ayudamos bastante en el crecimiento de nuestras carreras”, continúa Eme. Como artistas independientes, la autogestión es parte de su trabajo diario. Además de las clases personalizadas y grupales que dicta Eme, también organizan sus famosas ‘lasañadas’, un encuentro con música, poesía y buenas amistades. La Mamba, además, tiene un emprendimiento de trenzas africanas y talleres de autotrenzado bautizado como Afromamboni. “Antes que el matrimonio igualitario, mis exigencias son más como persona afrodescendiente”, demanda La Mamba. “Las complicaciones a las que me enfrento por ser negra son fortísimas”.
Por su lado, Eme tampoco considera el matrimonio como una urgencia, como sí lo es salvar la vida de personas trans y mujeres trans trabajadoras sexuales. “La sociedad peruana está de acuerdo con que las personas trans no tengan un DNI que les permita acceder a un trabajo, educación y salud. Si acceden, no reciben una atención digna”, señala Eme. “Hay un pacto silencioso por aceptar todo esto, a pesar de que las personas trans existimos. La música ayuda a disolver los prejuicios”, añade. Eme está preparando su segundo disco, después de “Raíz/Es”, este será el primero como Eme; y La Mamba proyecta lanzar su primer EP de cuatro canciones en junio de 2024, por el mes de la cultura afroperuana. A amor y apoyo mutuo es que suena la banda sonora de sus vidas. (Diana Gonzales)
2. Juan Carlos Adrianzén y Franklin Dávalos
La fascinación por las artes escénicas, la cultura y la música creció en ambos desde la niñez. Fue gracias al destino –y a algunas amistades en común– que el productor teatral peruano Juan Carlos Adrianzén conoció a su ahora esposo, el actor, bailarín y coreógrafo de origen ecuatoriano Franklin Dávalos, quien vivió en Lima durante 15 años. Actualmente, residen en Bogotá donde desarrollan una vida profesional plena en el mundo teatral. En casa reciben a sus personas más queridas con frecuencia y les muestran su cariño de la mejor manera: cocinando platos peruanos. La nacionalidad española de Adrianzén les permitió casarse en el Viejo Continente y festejar su unión como manda la ley: “Hicimos una fiesta en España y otra simbólica en el Perú para los amigos. Fue un reconocimiento a la libertad de poder decir que queremos casarnos aunque no se pueda legalmente, aunque sea un desastre la idea de no poder”, nos dice Dávalos desde Colombia. “La idea de casarse –complementa Adrianzén– tiene dos componentes: uno romántico, por supuesto; y una cuestión práctica, reconocer quién nos cuida, quién nos protege, bajo qué marco estamos acompañados”, indica. Lo primero que hicieron al llegar a Colombia fue ir al notario para inscribirse como pareja de hecho: “En el Perú no somos nada, no hay nada que nos ampare”.
¿Qué es lo que demandan para la comunidad LGBT+? “Hay una necesidad de reparación. Se trata de derechos. Es una demanda de justicia para las poblaciones minoritarias”, resalta Dávalos. De todas las personas en el mundo, ambos se encontraron y se sienten agradecidos por ese regalo: “Doy gracias a la vida por haberme puesto en el momento correcto a Franklin, un hombre que admiro y con quien puedo compartir un camino”, dice Adrianzén a su esposo. “Son 12 años juntos, un privilegio que hemos podido reconocer con los amigos y familias”, responde el actor. “Soy migrante, pero él es mi hogar”. (Diana Gonzales)
3. Sheila Alvarado y Alejandra Vélez
Llevan siete años juntas y tres de ellos conviviendo. Gracias al mutuo apoyo que se prestan y al de sus familias, destacan que han podido construir su propio espacio y desarrollarse en sus respectivos oficios: Sheila es artista visual y escritora, y Ale es productora de campo en importantes ficciones del extranjero. “Tenemos el privilegio de trabajar en ambientes laborales aliados. Podemos decir que la pasamos mucho mejor que la mayoría de parejas y familias LGTBI en un país como Perú”, comenta Sheila. Ambas consideran que el mayor problema para su comunidad, hoy en día, es la falta de legislación que los respalde. “El Congreso patea y niega con descaro cualquier propuesta para proteger nuestra integridad como ciudadanos y a nuestras familias”, sostienen. “Yo tengo miedo a que algo le pase a Ale y no me dejen verla o estar con ella en el hospital. Tengo una amiga que tiene miedo a que no reconozcan a su familia ni pueda darles sus apellidos a sus hijos por tener dos madres. Tengo un amigo que tiene miedo a morir y que su familia que no los acepta le arrebate a su pareja el patrimonio que crearon en 20 años juntos”, complementa Sheila.
A pesar de lo complicado del contexto, coinciden en que el último tiempo se han dado importantes pasos para que sus voces sean escuchadas. “Definitivamente, he visto cambios positivos en la sociedad peruana con respecto a la comunidad. Lo principal que noto y valoro es que existe mayor visibilidad en medios de comunicación”, afirma Alejandra. “Las marchas del orgullo en todo el país son una prueba fehaciente de cómo ha cambiado la visibilidad de la comunidad LGTBI en el Perú”, concluye la artista. (Jorge Chávez Noriega)
Marcha del orgullo. Según las organizaciones civiles que velan por los derechos de esta comunidad, la marcha del orgullo LGBT+ 2023 se desarrollará el sábado 1 de julio a las 3:00 p.m. El punto de concentración será el Campo de Marte. Vale recordar que la primera manifestación en el Perú se llevó a cabo en 2002 y, desde entonces, su nivel de convocatoria ha crecido enormemente.
TE PUEDE INTERESAR
- “El futuro del tenis peruano me llena de esperanza”
- Jerusalén, Belén, el Mar Muerto y más: una guía para aprovechar al máximo tu próximo viaje a Israel
- Cafeterías saludables: 5 opciones para comer delicioso y nutritivo
- La Tarumba regresa con un nuevo espectáculo de circo inspirado en la magia de la cultura gitana
- El celo americano: ¿puede Ron DeSantis arrebatar a Donald Trump en el liderazgo republicano?
Contenido Sugerido
Contenido GEC