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Vanessa Saba
romina herrán

Pequeños placeres. Ir a comprar casettes con su papá todos los domingos, encerrarse en su cuarto a cantar Bon Jovi, Hombres G o Celine Dion y lanzar su propio disco de rock y pop “Hasta el Sol”. El primer amor de , por si no lo sabías, fue la música. “El canto hace bien, te conecta contigo misma y tus emociones, mueve algo en tu interior que te lleva a la felicidad”. Por eso, este 13 de marzo realizará un recital en Microteatro. Cuando estás sobre el escenario, asegura Vanessa, eres completamente vulnerable.

Tras graduarse en Ciencias Publicitarias en el IPP y ser la representante de Madre de Dios en el Miss Perú 1996, conoció la actuación, y la plenitud. Se convirtió, entre otros roles protagonistas y papeles antagónicos, en Maritza Garrido Lecca de la miniserie “La captura del siglo”, en Rebeca Montenegro de la novela “Pobre Diabla”, en Emma de la obra de teatro “Traición” y en Silvia de la película “El Vientre”. Entre reflexiones, cuestionamientos y convicciones, Vanessa Saba cuenta (y vive) su propia historia.

También eres guionista.
Lo primero que hice fue el guión de la cinta “Ella y Él”, que se estrenó en el 2015. Lo hice con Frank (Pérez Garland, su esposo). Lo último que he escrito ha sido “Rapto”, una película de coproducción peruano-argentina que se estrenará este 7 de marzo. Es la historia de un chico, huérfano de papá y mamá, cuyo abuelo ha sido secuestrado.

¿Cuáles son las historias que te interesa contar?
Me gusta explorar a los seres humanos, siempre quiero ir más allá. Verlos en situaciones divertidas, conmovedoras, complicadas, extremas y retratar la vida tal y como es. Me encantan las historias que indagan. “Rapto” explora la justicia, venganza y corrupción. “Margarita: ese dulce caos” (escrita por ella) y “Margarita y la banda de los hermanos mayores” (coescrita con el guionista argentino Alberto Rojas Apel), estrenadas en el 2016 y 2018 respectivamente, se adentra en las relaciones familiares.

Estás casada desde el 2009 con el director de cine Frank Pérez Garland, quien tiene una hija adolescente. ¿Cómo es su dinámica familiar?
Conozco a Lucía desde que tiene tres años, todo era juego entonces y desarrolló mi lado lúdico. Siempre fue una niña muy buena, generosa en sus afectos, nos acomodamos muy bien y hoy somos amigas. La familia es tu raíz, tu origen, pero también son las personas que eliges. Es el amor más grande y una radiografía de quién eres. Frank siempre tuvo la inteligencia emocional para darme un espacio a mí, otro a ella y uno para las dos juntas. Somos una familia, quizá distinta, pero una familia al fin y al cabo.

Tú y Frank son una dupla creativa. ¿Cómo es trabajar en pareja y compartir la misma pasión?
Lo admiro, como actriz siento que estoy en un entrenamiento constante y aprendo mucho de él. Sí, compartimos la misma pasión, nos encanta hablar del tema, crear una historia y volverla realidad. Nos acompañamos, nos reímos, nos apoyamos, confiamos uno en el otro y respetamos nuestro espacio personal. Seguimos siendo dos individuos, respetar la individualidad del otro es vital en una relación de pareja. Soy una persona a la que le cuesta tomar decisiones, pero cuando él me dijo para casarnos, no lo dudé.

¿Dirías que tú te amas tal y como eres?
Algunos días sí, otros no tanto. Pero es que soy así, soy una inconforme y siempre lo seré. Hay días en que estoy muy contenta de ser yo, otros en los que no me gusto tanto. No se trata de que me odio, pero no estoy conforme. Para mí, eso es un motor para siempre buscar más y tratar de ser mejor.

Tienes 43 años, ¿cómo lidias con los cambios físicos?
Antes fumaba y empecé a sentir cómo afectaba mi piel. En la vida, llega un momento en el que ya no puedes hacerte la tonta y ser inconsciente, tienes que cuidarte. He dejado el cigarro hace unos siete meses y siempre me he ejercitado. Con el tiempo, el rostro va cambiando y es extraño, porque te sientes igual por dentro, pero te das cuenta de que no eres la misma cuando te miras al espejo. Por lo mismo, el físico no puede ser lo más valioso. Es parte de lo que somos, pero no lo más importante.

¿Te da miedo envejecer?
Temo perder mis facultades cognitivas y condiciones físicas. Además, no soy muy espiritual. Meditar es una acción poderosa y probablemente sea una negligencia mía no hacerlo. Sin embargo, encuentro la paz interior después de un proceso creativo, de una función de teatro donde me sentí muy conectada, de una escena que me quedó bien, de una caminata larga con mi perro y luego de una buena conversación con mi esposo. Todas estas vivencias, que pueden sentirse pequeñas, son realmente extraordinarias. Quizá por eso le tengo miedo a la muerte, estoy aferrada a la vida, no quiero que se acabe.

Y en esta vida, ¿qué es lo que te empodera?
Son los logros intelectuales y profesionales los que me hacen sentir más empoderada. Y los días en los que estoy más contenta, satisfecha, ilusionada y orgullosa de mí misma, eso se expresa en mi físico. Creo que el bienestar interno se ve. Tenemos que hacer cosas para estar orgullosas de nosotras mismas, procurarnos bienestar y felicidad. Esa satisfacción, esas pequeñas victorias, como dejar de fumar o escribir un guion, son muy importantes. Y deben celebrarse.

Hablando de empoderamiento, el movimiento #Metoo destapó un debate importante : el acoso en la industria del cine y la televisión. ¿Lo has experimentado de cerca?
Me han metido la mano y me han enseñado los genitales en la calle, pero en la industria no me ha pasado. He tenido suerte. Este movimiento es valioso, porque sirve para que las mujeres afectadas sepan que no están solas y que tienen una red de apoyo. En algunas ocasiones quisieron denunciarlo y ni las autoridades las escucharon. Lo que no debe hacerse es utilizarlo para denuncias falsas, porque pierde el movimiento, lo desvirtúa y hay mujeres que realmente necesitan este soporte.

Tienes 20 años dedicada a la actuación. ¿Te imaginas un mundo sin arte?
Un mundo sin arte sería más violento. El arte es una catarsis, no solo para el que lo hace, también para el público. El educador Constantino Carvallo me dijo en una reunión: ‘ser un adulto las 24 horas del día es agotador, tomas decisiones todo el tiempo, asumes las consecuencias buenas y malas y lidias con el estrés. Por eso, el ser humano busca escapar y hay dos vías para hacerlo. La negativa son las drogas y la violencia, la positiva son el arte y el deporte’. Esta es la razón por la que el Estado tiene que favorecer la educación y el arte, con leyes y presupuesto. Tener esta vía de escape es un derecho del pueblo, no un favor.

¿Crees que las actrices y los actores tienen una responsabilidad política?
Todas las personas podemos hacer política desde nuestra ciudadanía. Pero tenemos que informarnos. Para tener una postura y salir a manifestarnos, debe haber una reflexión profunda. Debes haberte cuestionado y estar abierto a seguir cuestionándote. Y, si te consideras demócrata, estar dispuesto a escuchar al otro. No podemos pedirle a alguien que se calle porque no piensa como nosotros.

¿Dirías que es difícil ser artista en el Perú?
Es difícil, pero menos difícil que cuando empecé. Me gusta mucho hacer novelas, lo disfruto, pero me gustaría que haya apertura a otras temáticas, como policiales, de suspenso, terror o comedia negra. En el teatro y el cine sí hay de todo, la oferta es más variada. Pero siempre falta presupuesto. Lo bueno es que hay mucho por hacer y estamos en ese camino.

¿Con qué sueñas ahora?
Sueño con seguir creando historias y seguir viajando. Es importante soñar porque la vida real a veces es insufrible, basta con ver un noticiero. Hay mucha maldad y es bueno enfocarse en lo positivo, fantasear. La vida es corta y hay tanto por hacer. Los sueños son los que te permiten avanzar, ir más allá, seguir dando pasos. Está bien tener varios, no todos se cumplirán, algunos saldrán mejor, otros de una forma distinta, pero el proceso de intentarlo es una aventura que vale la pena.

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