El 15 de noviembre de 1971, a las 6 y 15 de la mañana, se había escuchado un grito en el pozo Corrientes X1, en el distrito de Trompeteros, provincia de Loreto, en el Departamento del mismo nombre: “¡Petróleo, petróleo!”, exclamaron los trabajadores. Del pozo explotado por Petro-Perú surgió entonces un líquido marrón-oscuro, demasiado negro para que no sea petróleo. Se debió empezar a concretar la idea de trasladar ese material de la selva a la costa, a Talara (Piura), para allí explotar el hidrocarburo.
Por ese motivo, era vital la construcción del llamado “Oleoducto Nor Peruano”, que se inició bajo la supervisión de numerosos operarios del Bechtel International, William Sedco Horn, Techint y Wimpey International.
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Esto se llevó adelante, al mismo tiempo que se capacitaban en el extranjero los grupos de ingenieros peruanos que aprenderían y asumirían el manejo y la explotación en los siguientes años, cuando ya funcionaría este canal de traslado del crudo que fue el Oleoducto.
Pero el “Oleoducto Nor Peruano” no estaba acabado para el 17 de octubre de 1975. Ese día se puso a flote el primer buque-petrolero peruano, bautizado con el nombre de ‘Trompeteros’. El Servicio Industrial de la Marina (SIMA) había hecho un gran trabajo construyendo en pocos años, de la nada, un carguero petrolero de 25 toneladas de peso.
TROMPETEROS: LA AVENTURA EN EL CALLAO DEL FAMOSO BUQUE-TANQUE
En medio de los avances para un acuerdo de coordinación en asuntos militares entre los gobiernos del Perú, Chile y Bolivia, que el régimen militar del general Francisco Morales-Bermúdez se empeñó en llevar adelante, el poderoso buque-carguero ‘Trompeteros’ fue lanzado a las frías aguas de la bahía del Callao, esa tarde del viernes 17 de octubre del ‘75.
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En la ceremonia estuvo presente, como no podía ser de otra manera, el entonces presidente Morales-Bermúdez, quien había asumido el poder recién el 30 de agosto de ese año, tras la caída del general golpista Juan Velasco Alvarado. La cita en el Callao fue netamente castrense. Además del presidente-general, estaban los miembros de la Junta Militar y los ministros de Estado, así como los jefes y oficiales de las Fuerzas Amadas.
Eran las 4 de la tarde, cuando la cita empezó con el canto del himno nacional y las palabras de un miembro del gobierno, el ministro de Marina, vicealmirante Jorge Parodi Galliani. La madrina del buque petrolero fue nada menos que la esposa del presidente, Rosa Pedraglio de Morales-Bermúdez.
Luego de la tradicional bendición del buque, la señora Pedraglio cumplió con el rito de esos tiempos de reventar en la proa del barco una botella de pisco. De esta manera, el buque ‘Trompeteros’ estaba listo para ser lanzando al mar chalaco, en medio de la algarabía popular, más allá del evidente protocolo castrense que rigió la tarde.
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El buque ‘Trompeteros’ se deslizó suavemente por el océano Pacífico. La construcción en el SIMA implicó el esfuerzo de trabajadores peruanos, la planificación de los ingenieros y el uso de toneladas de “acero transformado”. Se requirió de una maquinaria muy sofisticada para cumplir la meta de construir, por primera vez, un buque de estas características en el país.
Si bien ‘Trompeteros’ fue el primer buque petrolero construido en el SIMA, no fue ciertamente la primera embarcación que este servicio había lanzado al mar desde sus propias gradas. Desde 1958, en que se creó el SIMA, este había lanzado nueve naves. ‘Trompeteros’ era la décima nave que se construía en ese centro de producción industrial del país, pero el primer petrolero. El primer “buque de alto bordo” hecho en el Perú fue el BAP ‘Zorritos’.
¿CUÁL ERA LA CAPACIDAD REAL DEL BUQUE PETROLERO ‘TROMPETEROS’?
Luego de la ceremonia naval, el director ejecutivo del SIMA-Perú, contralmirante AP Arturo Calisto Morey, dio a los medios una valiosa información: ‘Trompeteros’ tenía un 55% de material nacional usado en su construcción y, claro, una exclusiva mano de obra peruana en la mayoría de los puestos; por eso el orgullo que se sentía en la esfera de la Marina peruana.
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Fue un esfuerzo en la integración de capacidades de planeamiento, gestión y ejecución. “Trabajadores, tanto oficiales de la Marina de Guerra del Perú, como ingenieros, técnicos y operarios, son los autores de esta excelente obra de ingeniería”, indicaba El Comercio. El buque-carga de petróleo era, sin duda, una muestra del desarrollo de la industria naval nacional de esos años.
El encargo de la construcción fue, por supuesto, de la empresa de Petróleos del Perú (Petro-Perú), y tuvo un costo de 900 millones de soles (de esos años). Ya para ese mismo día de su bautizo se estimaba que la poderosa embarcación petrolera entraría en funcionamiento en el verano del año siguiente (1976).
Aquella tarde del 17 de octubre de 1975, más datos del ‘Trompeteros’ se revelaron a la opinión pública. La nave podía desarrollar una velocidad máxima de 15.5 nudos, y disponía de seis tanques centrales y 16 tanques laterales. Asimismo, señalaba el diario decano, contaba con la calificación de la American Bureau of Shipping A.I. E. Oil Carrier, de los Estados Unidos, la cual era “una de las más altas en la escala internacional”.
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El director ejecutivo del SIMA-Perú, contralmirante Calisto, precisó que el buque-tanque podía trasladar “hasta seis tipos de productos derivados del petróleo, soluciones químicas, entre otros, puesto que su diseño satisface estos requerimientos”, dijo, tras afirmar que, al poseer una gran funcionalidad, el nuevo buque petrolero estaba en capacidad de descargar las 25 mil toneladas de carga que transportaba en un periodo de 6 a 10 horas.
Durante los meses finales de 1976, los ingenieros peruanos mejor capacitados estaban listos para estar a la cabeza de las operaciones del “Oleoducto Nor Peruano”, que se había terminado de construir en diciembre de 1976. El 26 de ese mes, un día después de Navidad, se inició el bombeo de crudo desde la zona loretana de Trompeteros a la Estación 1, cerca de San José de Saramuro, a orillas del río Marañón.
En la costa norteña, a su vez, el buque petrolero ‘Trompeteros’ aguardaba para ser abastecido y transportar el “oro negro” a la refinería La Pampilla, en Lima. Desde 1977, la responsabilidad del Oleoducto y del buque-tanque del SIMA recayó totalmente en los ingenieros peruanos, capacitados, pero aún acostumbrados a trabajar al lado de sus colegas extranjeros. Entonces, la vida se hizo más agitada entre Bayóvar, Talara y La Pampilla.
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