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Juegos Bolivarianos 1938: la histórica coronación del Perú como primer campeón continental | FOTOS EXCLUSIVAS
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Este sábado 22 de noviembre se inaugurarán los Juegos Bolivarianos Ayacucho–Lima 2025 y, aunque el camino ha estado marcado por dificultades y desorganización, vale recordar que este certamen deportivo tiene una historia profunda y significativa para el Perú. En esta ocasión volvemos a la primera edición de los Juegos, celebrada desde el 6 de agosto de 1938, día del cuarto centenario de Bogotá. En aquellas jornadas fundacionales, el equipo peruano brilló con luz propia en un evento que marcaría el inicio de la tradición deportiva bolivariana.
En 1938, Bogotá se convirtió en la cuna de un nuevo sueño deportivo: los primeros Juegos Bolivarianos. La propuesta, impulsada por Colombia durante los Juegos Olímpicos de Berlín en 1936, buscaba reunir en una competencia fraterna a las naciones libertadas por Simón Bolívar —Bolivia, Colombia, Ecuador, Panamá, Perú y Venezuela— para celebrar, a través del deporte, una historia común marcada por ideales compartidos y un profundo sentido de identidad regional.
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El entusiasmo que generó la propuesta permitió que, dos años después, en agosto de 1938, Bogotá inaugurara la primera edición de los Juegos Bolivarianos en medio de las celebraciones por el IV centenario de su fundación.
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El megaevento deportivo no solo movilizó a las autoridades municipales y políticas sino también despertó un vivo interés en la ciudadanía, que siguió con fervor las competencias desde la jornada inaugural hasta el último día.
JUEGOS BOLIVARIANOS 1938: CEREMONIA INAUGURAL Y SELLO DE LA UNIDAD
Los primeros Juegos Deportivos Bolivarianos se desarrollaron en el recién estrenado Estadio Municipal del barrio de El Campín (luego llamado Nemesio Camacho), abierto a los juegos desde el 10 de agosto, e inaugurado el 15 ante unas 50 mil personas, pese a la densa niebla que cubrió la capital bogotana, relataron los cronistas de la época.

La ceremonia, que reunió a delegaciones de seis naciones, con 644 deportistas en total y 16 disciplinas en competencia, fue presidida por el abogado y periodista Eduardo Santos Montejo (1938–1942), quien el 7 de agosto de 1938 había asumido el cargo de presidente de la República de Colombia.
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Pero el acto más simbólico de aquellos primeros Juegos Bolivarianos fue la entrega de una urna con tierra por cada país participante, proveniente de los lugares históricos de cada uno de estos. Este ritual con la tierra o mamapacha selló la intención de los Juegos Bolivarianos: honrar la visión unificadora de Simón Bolívar, cuyo retrato estuvo presente en todas las celebraciones deportivas.
El Perú, con una delegación de 112 atletas, fue el protagonista indiscutible en la tabla general. Los recuentos finales del evento confirmaron que el equipo peruano se coronó como el “primer campeón bolivariano”, obteniendo un total de 65 medallas (26 de oro, 22 de plata y 17 de bronce), seguida por Ecuador (58) y Colombia (66 totales, pero con 19 de oro).

Este logro representó un salto histórico para el deporte peruano, especialmente si se recuerda que, apenas una década antes, en 1928, nuestro país había ocupado el último lugar en las competencias sudamericanas.
JUEGOS BOLIVARIANOS 1938: GESTA SOCIAL, DIPLOMACIA Y AGASAJO
La camaradería entre las delegaciones trascendió ampliamente el ámbito deportivo. La Concentración de La Merced, en pleno corazón de Bogotá, se convirtió en el centro de la vida compartida entre los diversos atletas.
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El momento culminante de esa convivencia fue el almuerzo ofrecido por la delegación peruana, en nombre de la Municipalidad de Lima, al que asistieron cerca de 700 invitados, consolidando un clima de fraternidad que marcaría el espíritu de aquellos primeros Juegos Bolivarianos.
El encuentro fue descrito por Juan Sedó, corresponsal de Radio Nacional, como una “verdadera fiesta de confraternidad americana”, subrayando la “estrecha compenetración espiritual” que se vivió entre los asistentes, donde los brindis por la fraternidad reemplazaron a los discursos formales.


La delegación peruana destacó más allá de las medallas. El mayor logro de aquellos días había sido sembrar una semilla de afecto y sinceridad entre las repúblicas hermanas. Y eso se logró con creces.
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JUEGOS BOLIVARIANOS 1938: EL DOMINIO PERUANO EN PISTA, CANCHA, TIRO Y ESGRIMA
El liderazgo peruano se cimentó en actuaciones sólidas en distintas disciplinas, con un avance particularmente notable en atletismo. En las pruebas de velocidad, Manuel Valega se consagró como figura central al ganar tanto los 100 como los 200 metros planos.
En la final de los 100 metros, el dominio peruano fue absoluto: el podio se completó con Luis Derteana y Roberto Temple en el segundo y tercer lugar, respectivamente. La supremacía también se reflejó en el pentatlón, donde Vicente Acevedo se llevó el primer puesto con 2,775 puntos, seguido por Abraham Woll, que obtuvo el segundo lugar con 2,546 puntos.

Asimismo, el equipo de fútbol nacional, dirigido por el británico Jack Greenwell, protagonizó una campaña invicta considerada la más brillante del torneo, lo que le valió la medalla de oro. El certamen reunió a cinco selecciones, y el Perú ganó sus cuatro encuentros: venció 4–2 a Colombia, 3–0 a Bolivia, 9–1 a Ecuador y 2–1 a Venezuela.
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Figuras como Arturo Fernández, Segundo Castillo, Alejandro Villanueva y Víctor Bielich —autor de dos goles ante Ecuador y uno de penal frente a Venezuela— lideraron a un combinado bicolor que cerró su participación con puntaje perfecto (8 puntos) y una contundente diferencia de goles de +14. Ese mismo equipo fue el que ganaría en Lima, al año siguiente, en 1939, la Campeonato Sudamericano.
En tiro al blanco, la superioridad peruana fue categórica: los deportistas nacionales ocuparon los cuatro primeros puestos en el cómputo general de puntos durante los tres días de competencia, con actuaciones sobresalientes del alférez Luis Albornoz y los grandes Prieto, E. Baldwin y G. Baldwin.


En esgrima, Perú también impuso su dominio al sumar 14 puntos frente a los 11 del segundo lugar. El capitán Víctor Flores obtuvo la medalla de oro en el campeonato individual de espada, mientras que el equipo nacional se adjudicó además los títulos de florete y sable, completando una actuación memorable.
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JUEGOS BOLIVARIANOS 1938: DRAMAS, POLÉMICAS Y ADVERSIDAD
En natación, las pruebas acuáticas alcanzaron un notable nivel técnico. Ecuador se impuso en la posta de 4 x 200 metros con el equipo conformado por los hermanos Gilbert, Planas y Alcívar. Colombia, en cambio, dominó el water polo al vencer 6–2 a Ecuador y 7–5 a Panamá, asegurando el campeonato.
En ciclismo, aunque Venezuela se quedó con el título general, los peruanos Bermejo, Masías, Peñaranda y Tenaud destacaron por su entrega. El episodio más recordado fue el de Masías, quien protagonizó una auténtica “hazaña” al pedalear varios kilómetros de pie durante la prueba de 100 kilómetros debido a las “máquinas deficientes” que recibió su equipo, en contraste con los “modelos modernos” utilizados por sus rivales.


Por otro lado, el boxeo en el Coliseo de Santa María fue escenario de un escándalo que sacudió el torneo. El delegado ecuatoriano, el doctor Galo Plaza, denunció formalmente a cinco pugilistas colombianos —Albarracín, García, Vellojín, Barreto y Rozo— por tener “condición de profesionales”. Tras la investigación, el Comité Organizador determinó su descalificación. Como consecuencia, Ecuador obtuvo los campeonatos de peso ligero y wélter, mientras que Venezuela se quedó con otro de los títulos en disputa.
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JUEGOS BOLIVARIANOS 1938: EXTINCIÓN DEL FUEGO Y FUTURO DE LOS JUEGOS
Los primeros Juegos Bolivarianos concluyeron el 22 de agosto de 1938, con la presencia de 20 mil espectadores y del presidente colombiano Eduardo Santos, quien declaró la clausura y procedió a la extinción del “Fuego Bolivariano” utilizando la tierra simbólica entregada por cada país participante. Más de 10 mil espectadores presenciaron una ceremonia cargada de emoción y solemnidad.
A pesar de las deficiencias organizativas señaladas, los Juegos de Bogotá del 38 consolidaron su continuidad. Los representantes de los seis países acordaron realizar futuras ediciones de los “Juegos Deportivos Bolivarianos” y, además, instituyeron un torneo anual de tenis —la solemne “Copa del Libertador”— cuya primera edición se programó para 1939 en Quito, Ecuador.


El Perú, bajo la jefatura del doctor Alfredo Hohagen, regresó a casa como el primer campeón bolivariano, habiendo defendido sus colores con disciplina y coraje, y sellando así una de las actuaciones más sólidas y recordadas de su historia deportiva.
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A casi nueve décadas de aquella jornada fundacional en Bogotá, la llama simbólica que nació en 1938 vuelve a encenderse este sábado 22 de noviembre con los Juegos Bolivarianos Ayacucho–Lima 2025.
Más allá de los retos organizativos y de las tensiones propias de cada edición, este certamen continental sigue siendo un puente entre naciones hermanas y un recordatorio del legado deportivo que el Perú dejó desde el primer día.











