Recientemente, se ha generado un debate sobre qué factores explican el aumento en el precio de los combustibles. La principal causa de ello es el incremento significativo en la cotización internacional de los combustibles refinados, los cuales el Perú importa para cubrir la demanda interna. Por ello, las alternativas planteadas por el gobierno con el fin de reducir el precio han tenido un impacto limitado.
Perú, país importador de combustibles
Entre enero y mayo, los peruanos demandaron en promedio 179 mil barriles diarios de diésel, gasolinas y gasoholes. De estos, solo el 46% fue cubierto por la producción nacional, mientras que el resto tuvo que ser importado. Debido a ello, los precios de los combustibles en el Perú dependen principalmente de factores externos. Por ejemplo, a inicios de julio, el 60% del precio del gasohol 90 se explica por la cotización internacional del crudo de petróleo, su proceso de refinación en el extranjero y los costos de importación (fletes, seguros e impuestos de aduanas), sobre los cuales se tiene poco o ningún control.
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Así, el incremento en los precios de los combustibles en el Perú es un reflejo de lo que sucede a nivel mundial. El precio internacional del crudo corregido por tipo de cambio se incrementó en 37% en lo que va del año y superó su valor máximo observado durante la crisis financiera del 2008. Sin embargo, lo relevante para el mercado interno es la cotización internacional de las gasolinas, pues es lo que se importa para cubrir la demanda no atendida por la producción nacional. En junio del 2022, esta alcanzó los S/15,3 por galón, 64% más que lo observado a inicios de año y superando el precio internacional del galón de crudo en S/4,3, un máximo histórico. Esto significa que el aumento en el precio internacional corregido por tipo de cambio de la gasolina ha sido 1,7 veces mayor que el del petróleo.
La diferencia entre ambas cotizaciones se explica por una saturación de las refinerías a nivel mundial. Pese a que la demanda por combustibles se recuperó tras la pandemia, la capacidad de refino mundial se redujo por primera vez en 30 años en el 2021 en 1%, según la Agencia Internacional de Energía (IEA). Además, las sanciones comerciales a Rusia, el segundo exportador de combustibles refinados a nivel mundial, habrían agravado el problema y elevado considerablemente el costo de refino en los últimos meses. Pese a la incertidumbre por la duración de las sanciones a Rusia, se espera que la capacidad de refino se incremente en 3% hacia el 2023 según la IEA, lo que podría aliviar este problema en el mediano plazo.
¿Efecto local?
En las últimas semanas se especuló acerca de que parte del aumento en precios se debía al mayor margen cobrado por PetroPerú para cubrir el costo de la modernización de la refinería de Talara. Sin embargo, Carlos Paredes, expresidente de dicha institución, indica que ese no sería el caso ya que la competencia con los importadores de combustibles pone un límite al margen de refino de la petrolera estatal. Si PetroPerú elevase significativamente sus precios, los distribuidores mayoristas nacionales optarían por adquirir diésel y gasolinas en el extranjero, lo que mantendría los precios de venta a mayoristas muy similares a las cotizaciones internacionales. En ese sentido, los altos precios internacionales de los combustibles refinados podrían brindar un mayor margen a la petrolera estatal, y no al revés.
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También se ha discutido sobre la importancia de contar con más refinerías en el Perú y el hecho de que Talara podría contribuir a mantener precios bajos. Sin embargo, ello solo sería posible si las refinerías vendiesen por debajo del precio internacional, lo que impediría recuperar los costos de inversión, los cuales tendrían que ser cubiertos por todos los peruanos. Al respecto, Paredes destaca que, mientras que el problema actual de precios es algo transitorio, la decisión de invertir en una refinería considera un horizonte de planeación de 30 años. Así, destinar recursos públicos a plantas de refinación solo para mitigar el problema actual no sería una decisión razonable.
Alternativas de solución
A fines de marzo, el Estado exoneró a algunos combustibles del ISC y amplió el alcance del Fondo de Estabilización de Precios de Combustibles (FEPC), lo que logró frenar parcialmente el alza en el precio del diésel y de algunas gasolinas. Sin embargo, dichas medidas han costado S/2,4 mil millones en los últimos tres meses, una cifra que duplica los recursos del Fondo de Inclusión Social Energético (FISE) destinados a ampliar el acceso al suministro de energía y la energización rural en el 2022, lo que las hacen insostenibles en el largo plazo.
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Una alternativa sería incentivar una mayor competencia entre las estaciones de servicio para reducir parcialmente el componente asociado con la comercialización, que explica el 15% del precio, a lo que también se suman impuestos como el IGV e ISC. Al respecto, Paredes menciona que es necesario que Osinergmin mejore y difunda el uso de aplicativos como Facilito, que indica el precio de las gasolinas con actualización diaria, con el fin de que los ciudadanos puedan tomar la mejor decisión posible al momento de elegir dónde comprar. De igual forma, Arturo Vásquez, exviceministro de Energía, resalta la necesidad de aumentar los esfuerzos de promoción de libre competencia que realiza Indecopi a fin de lograr los mejores precios para los consumidores.
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