El alemán Federico Bindels nunca imaginó que la creación de su cerveza Pilsen Callao sería el punto de inicio de una de las industrias más importantes de nuestro país. El 15 de octubre de 1863, el cervecero artesanal fundó la Cervecería Pilsen en lo que hoy es la avenida Sáenz Peña.
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Su nombre lo debía a la variedad checa Pilsner: una cerveza ligera, de suave aroma y color dorado. En 1904 el empresario italiano Faustino Piaggio adquiere la compañía. A cargo del ejecutivo, Pilsen Callao refuerza su éxito en el mercado y la empresa pasaría a llamarse Compañía Nacional de Cerveza (CNC). Pero, en 1922 llegaría su principal competidor: Cristal.
Hacía 46 años atrás, en 1879, los estadounidenses Jacobo Backus y Howard Johnston habían fundado una fábrica de hielo en el Rímac que, tres años después, se convertiría en Backus & Johnston Brewery Ltd.
Pero Pilsen y Cristal no eran las únicas marcas de la época. En el interior del país también había un amplio mercado cervecero. Antes de finalizar el siglo XIX, estaban en el Cusco las cervecerías de Ernesto Gunther, la alemana de Gustavo Mangelsdorff y la 'francesa' (de Leoncio Vignes y Julio Ariansen).
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Estas dos últimas se unieron en 1898 y formaron Cervesur en Arequipa. En 1918 se funda la fábrica de Cerveza Trujillo en la ciudad del mismo nombre. Esta empresa elabora las marcas Pilsen Trujillo y Pilsen Callao.
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En 1954 se marca un nuevo hito en la historia del mercado cervecero peruano. Un grupo de empresarios peruanos, liderados por Ricardo Bentín Mujica, adquiere Backus & Johnston. Esta es la primera vez que una empresa cervecera es dirigida por nacionales.
Con la llegada del gobierno militar, en los setenta, se lanzan incentivos tributarios para la instalación de fábricas en provincias. Backus & Johnston aprovecha esta oportunidad para organizar la Cervecería San Juan en Pucallpa y la Cervecería del Norte en Motupe (Lambayeque), las que comienzan a operar en 1971 y 1972, respectivamente. Con la puesta en marcha de estas firmas llegan las cervezas regionales San Juan y Real.
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LA GUERRA POR EL MERCADOA finales de la década de los ochenta comienza la guerra entre las tres principales empresas del mercado: Backus & Johnston, CNC y Cervesur. La batalla primero se dio en el campo de la publicidad (donde comienza a aparecer mujeres voluptuosas con prendas diminutas junto con las cervezas).
Para los noventa la guerra se intensifica. Se hacen grandes inversiones en publicidad, se lanzan promociones y se 'jalan' ejecutivos de la competencia. En medio de esta competencia, se establecieron nuevas medidas económicas que impactaron -principalmente- a CNC. Según rumores de la época, gran parte de la caída de Pilsen (que se dio en el 94) se debió a una mala jugada de Backus quien habría distribuído productos de esta marca en mal estado.
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Aunque nunca se comprobó que esto fuera cierto, la situación fue aprovechada por la empresa de la familia Bentín, quien se hizo del 62% de la CNC en una transacción que fluctuó entre los US$125 millones y US$135 millones. En la carrera quedaron la argentina Cervecería Quilmes y el grupo Santo Domingo de Colombia.
Esa misma época, Backus adquiere el control de Sociedad Cervecera de Trujillo. Con la adquisición de estas empresas, la familia Bentín concentró el 90% del mercado. En 1996 se forma la Unión de Cervecerías Backus & Johnston (UCBJ).
Hasta 1994 la competencia entre Cervesur y la compañía de la familia Bentín se había llevado en relativa paz. Pero todo cambió cuando la firma de provincia lanzaría en Lima su cerveza Cusqueña. Con esta movida, su producto estrella pasa de una participación de 14% al 21%. Backus respondió con su 'Cristal light' y enfocó sus iniciativas al sur del país, el bastión de Cervesur.
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NUEVOS JUGADORESPese a la lucha que le dió en los años siguientes, la empresa sureña terminó siendo adquirida por Backus en el 2000 tras aceptar una tentadora oferta de US$164 millones. Dos años después, UCBJ sería adquirida por la colombiana Bavaria, propiedad del Grupo Santo Domingo. En el 2005, la sudafricana Sab Miller -una de las más grandes empresas cerveceras del mundo- se hace de la firma colombiana y, a su vez, de UCBJ.
Ese mismo año ingresaría al Perú otro gigante cervecero mundial: Ambev. La compañía de capitales brasileños y belgas apostaría en el mercado local con su marca Brahma.
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Pero no serían los únicos en tentar suerte en la categoría. A finales del 2007, Aje Group da el salto de las gaseosas y aguas a las cervezas con Franca. La familia Torvisco hace lo propio con Anpay en el 2009.
Actualmente, Backus sigue siendo la empresa cervecera más grande del país, con una participación mayor al 90%. Sin embargo, no puede dormirse en sus laureles, ya que los demás competidores están afinando su artillería para robarle participación de mercado en algunos nichos. ¿Cómo continuará esta historia?