El mes que queda para que el país enfrente la inexorable segunda vuelta se anuncia intenso y cargado.. (Foto: Hugo Pérez / GEC)
El mes que queda para que el país enfrente la inexorable segunda vuelta se anuncia intenso y cargado.. (Foto: Hugo Pérez / GEC)
José Carlos Requena

Han pasado ya varias cosas en la intensa segunda vuelta. Dos eventos recientes, en días seguidos, han causado cierto impacto, aunque dejando todavía el final abierto. El primero de ellos fue la realización del encuentro que Gonzalo Banda describía con precisión como “una especie de takanakuy” (El Comercio, 5/5/2021), una celebración andina, que tiene como eje la superación de rencillas con base en la lucha física. (La traducción literal del quechua es “golpearse entre sí”, según precisa Norka Peralta, BBC, 25/12/2015).

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No es la primera vez que un intercambio se da en regiones. En el 2016, apabulló a un dubitativo Pedro Pablo Kuczynski en Piura, el 22 de mayo, mientras sus respectivos equipos técnicos debatieron en Cusco una semana antes. Lo que sí resultó novedoso fue el formato casi de mitin dual que se impuso. También fue llamativo que la preocupación sanitaria por las aglomeraciones diera paso a una tolerancia comprensiva, cuando no una entusiasta celebración. Chota era una fiesta.

El segundo acontecimiento fue la difusión de la reciente encuesta de Ipsos (“Cuarto poder”, 2/5/2021). Si bien la evolución general exhibe poco movimiento (la distancia se reduce de 9 a 11, con liderando), es en la revisión de conglomerados electorales donde pueden hallarse cambios que, como bien decía Juan Carlos Tafur, anuncian una “final ajustada” (Sudaca, 3/5/2021).

Entre los movimientos, deben destacarse aquellos dados en niveles socioeconómicos (NSE). Fujimori ve incrementos en cuatro de los cinco NSE: A (+29), B (+6), C y D (+3); decrece, aunque sin superar el margen de error (+/- 2,82), en E (-2). Castillo, por su parte, pierde puntos en A (-6) y D (-4), y se mueve dentro del margen de error en B (-1), mientras gana puntos en C (+4, aunque Fujimori permanece en ventaja: 41-34) y E (+4). De esta revisión puede colegirse que la mayoría de los que dejaron la indecisión parecen haber migrado hacia Fujimori.

En los próximos días seguramente continuarán evoluciones dentro y fuera de los camerinos políticos. Dentro de ellos, debe prestarse atención a los endoses que reciban ambas candidaturas. La más sonada de las últimas horas es el salvavidas técnico que significa el aporte de Juntos por el Perú a la tienda de Castillo, coherente con el anuncio cuando recién se terminó la primera vuelta (“con el fujimorismo ni a la esquina”), aunque distante de los reparos expresados cuando, en octubre del 2019, abortó la alianza de Nuevo Perú con Perú Libre, entonces (como ahora) bajo el liderazgo de Vladimir Cerrón.

El mes que queda para que el país enfrente la inexorable segunda vuelta se anuncia intenso y cargado. Algunos actores seguramente terminarán desempeñando distintos roles –insospechados en momentos previos–, dejando en segundo plano reparos que antes se creyeron insuperables. Será también ocasión para probar de qué están hechas las convicciones que antes se creyeron sólidas y hoy aparecen como lejanos componentes de una retórica momentánea.

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