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Yo renuncio. Una crónica de Fernando Vivas sobre las autoridades que podrían dejar sus cargos para postular en el 2026
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No quisiera estar en sus pellejos. Han dudado hasta de sus ancestros, se han trompeado con la almohada, han recibido miradas heladas de parejas e hijos, han hecho cálculos financieros ad nauseam; pero quieren ser presidentes o congresistas. El plazo de renuncia a sus cargos públicos para que su nombre figure en la cédula/sábana de las elecciones generales, se cerrará el próximo lunes 13 de octubre y quedarán a expensas de nuestros (malos) humores. (El plazo de renuncia para participar en las elecciones regionales y municipales se cierra alrededor del 4 de abril del 2026, según el cronograma aún no aprobado por el JNE).
El favorito en las encuestas de intención de voto presidencial rodea su renuncia a la alcaldía metropolitana de un halo místico y a la vez épico. ‘Porky’ López Aliaga había dicho meses atrás que tomaría tamaña decisión tras un retiro espiritual. El domingo pasado contó que ese retiro ya ocurrió fuera del Perú, durante su viaje a Madrid, Roma y EE.UU. Pero aún se guarda el sí definitivo. O sea, lo meditó lejos del partido y del pueblo; pero cerca de Dios y de su intermediario, León XIV. En buena hora no se produjo la cita que en principio RLA buscaba con él -el alcalde desistió alegando una emboscada de intermediarios para dejarlo mal parado- pues hubiera sido grotesco meter al papa peruano en la contienda. RLA tiene límites. La decisión será puramente celeste, el color de Renovación Popular. No será un mero hito electoral, sino una estación en el via crucis del candidato peruano al 2026. En narrativas hacia el 2026, ‘Porky’ también lleva la delantera.
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En cambio, otros deciden en secreto. Son otros sus cálculos y otras sus circunstancias. Quizá porque lo que dejan es mucho más que lo que pueden ganar; tanto que, al cierre de esta crónica, no puedo asegurar de que se haya producido la decisión en el caso que les voy a contar. El ministro de Energía y Minas, Jorge Luis Montero, está afiliado a Acción Popular desde el 2004. Una fuente acciopopulista me contó que el ministro ha indagado ante el partido si este tiene interés en su postulación al senado. La dirigencia se ha quedado pensando. La decisión no es simple, pues aún no saben si el candidato será Alfredo Barnechea, Víctor Andrés García Belaúnde o el propio presidente acciopopulista, Julio Chávez. Ninguno de los tres, hoy ajenos al Congreso y al gobierno, vería con buenos ojos llevar a un ex ministro de Dina. Pero Montero tiene una peculiaridad que le da un especial interés: tiene buenos contactos y buena llegada con la minería informal, no así con la gran minería formal. En el panorama electoral nacional, los informales pesan más y AP lo está aquilatando. Si Montero cierra el trato con AP, su salida del Minem lo libraría del cargamontón que padecerá ese ministerio junto al Congreso, cuando se acerque el cierre del Reinfo a fines de diciembre. Metálico dilema.
![“[La renuncia] no será un mero hito electoral, sino una estación en el vía crucis del candidato peruano al 2026. Para narrativas hacia el 2026, ‘Porky’ López Aliaga también lleva la delantera”.](https://elcomercio.pe/resizer/v2/EFK2OXBFYVD2FGNCD2OI3BL5VM.jpg?auth=c8228f7a2c9b84a0259f17f6b68a5a7f45bdb7448bd0f6ce5825a12350b9af32&width=2047&height=1255&quality=75&smart=true)
Los condenados
“Estoy condenado a cargar esta cruz” decía Alan García durante su campaña del 2016, en la que saltó la valla raspando. Los que han conocido la miel del poder y la hiel de las campañas presidenciales, sienten esa carga. Con la fragmentación e impredictibilidad nacional, lanzarse parece un sinsentido. Sin embargo, el entorno, el aparato, el destino de lo que fundaron, los empuja a candidatear. César Acuña ya fracasó en dos ocasiones en las que no llegó a segunda vuelta. Pero el aparato de APP, grande y descentralizado, le permitió saltar la valla con holgura. Incluso la lista lo hizo solita, en el 2016, cuando su líder fue excluido tras contravenir una norma anti dádivas. Ahora debe dejar la gobernación de La Libertad, que ya se percibe a la deriva desde que él la asumió y fue sobrepasado por la crisis de inseguridad en Trujillo y en Pataz. Además, las denuncias de corrupción en el GORE, han escalado a cotas de espanto. Para remate, es difícil medir el impacto que tendrá en el voto acuñista, la percepción de que APP cogobierna con Dina. No sabemos si el castigo vendrá en forma de odio o de indiferencia, igualmente fatales en las elecciones.
Hay fatalismo en la campaña apepista, aunque César se lo toma con humor y dice que “APP está de moda”. Richard Acuña, su hijo rumoreado como posible reemplazo del padre, me confirmó en una crónica pasada su decisión de no postular a nada y la decisión partidaria de que César sea el candidato. De esa forma, APP se la juega entera; más no la familia Acuña, que maneja su próspero emporio educativo en torno a la Universidad César Vallejo y a la Universidad Señor de Sipán. Parte de ese fatalismo, en tono agudo, envuelve la decisión de César Vásquez, el apepista ministro de Salud, cuya renuncia ha sido voceada desde hace meses para que postule al senado. Como la mayoría de los voceados, él dice que lo sigue pensando ¿Qué evocación, sino la de Dina y las brechas de médicos y medicinas, podría traer su nombre en la cédula?
En Somos Perú, el partido de mayor presencia en los GORES, se esperaba la renuncia de dos de los gobernadores voceados como precandidatos, Werner Salcedo del Cusco, y Jorge Pérez de Lambayeque. Pero Salcedo dijo el martes que ya tomó la decisión de no renunciar a su mandato; por lo tanto, deja la cancha libre para el lambayecano Pérez y para George Forsyth, que solo tendría que renunciar a su tranquilidad. Se clarifica el panorama en la primera fuerza municipalista nacional.

Juan José Santiváñez comunicó su renuncia al Minjus el miércoles. Hizo su propia narrativa, a través de una cuenta en X de los ´fans de Santi’, contando que se había despedido del gabinete en la reunión del Consejo de Ministros de ese día para postular. Dejó en ‘offside’ al primer ministro Eduardo Arana, que en la conferencia de prensa de ese día dijo no haber recibido ninguna carta de renuncia. La razón del apuro se reveló unas horas después cuando el Congreso confirmó que su censura se votaría el viernes. El cálculo de votos, según hicimos en una crónica pasada, iba contra él. Presumo que a Arana no le hubiera caído nada mal que viéramos la profilaxis del gabinete en manos del Congreso; pero Dina tenía otras presiones y cálculos como para exponerlo a la guillotina. Por eso, apresuró la juramentación de Juan Manuel Cavero, quien, hasta ese momento, era jefe del gabinete de asesores del Minjus. Lo más práctico hubiera sido esperar a los próximos días para hacer, en una sola ceremonia, el cambio de todos los ministros renunciantes.
El servicio de consulta de afiliación política arroja que ‘Juanjo’ no está habilitado para candidatear en las primarias para las elecciones nacionales ni para las subnacionales del 2026. Pero sí puede postular como invitado. Él estuvo afiliado a Progresemos, el partido con el que iba a postular Hernando de Soto. Renunció a la afiliación en el límite del plazo -23 de diciembre del 2024- para desafiliarse a un partido si se quiere ser designado por otro, sin pasar por elecciones primarias. Fuentes de APP que no son de la cúpula me dijeron que postularía con ellos; pero una fuente de la dirigencia me dijo que no me lo podía confirmar. Es un personaje demasiado controvertido como para ser acogido sin dilemas de por medio. La negociación para que lo acoja APP u otro será ardua. Podría, también, ser acogido por Ciudadanos Por el Perú, el único partido boluartista del Perú, que espera -como se ha voceado tiempo atrás- la renuncia de su afiliado ministro de Educación, Morgan Quero. Mal negocio sería para Quero, renunciar a un gabinete en el que hasta podría ser premier si cayera Arana; para una postulación presidencial o congresal en un partido sin chance e implicado en las investigaciones penales sobre ‘Los Waykis en la Sombra’. El viernes prácticamente descartó en público su renuncia.
En general, las autoridades que quieran postular, enriquecerán una campaña que estará saturada de improvisados. En el caso de los postulantes a listas parlamentarias, si sus partidos de acogida saltan la valla y el voto preferencial los favorece, el próximo Congreso podría ser ligeramente mejor que sin ellos. Menudo consuelo.










