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Dibujar y escribir para soñar en ciudadela Pachacútec - 1
Redacción EC

NELLY LUNA AMANCIO
Nluna@comercio.com.pe /

La imagen de un sueño
Observe el dibujo que acompaña este texto. Repare en sus detalles, sus formas, la intensidad de sus colores, el firme trazo de un sueño. Es la visión que Bryan –estudiante de 5° año de secundaria del , de Pachacútec, en Ventanilla– tiene de su barrio en 30 años: una localidad limpia, con parques, teleférico, observatorio astronómico, túneles, una losa deportiva sobre el mar y una gran biblioteca. No hay más casitas de madera sobre el arenal en su dibujo. Bryan tiene 16 años y un sueño feliz.

Habla con timidez y siempre piensa unos segundos antes de responder alguna pregunta. Dice que quiere seguir dibujando y que por eso quiere estudiar  –“estudiaré”, corrige– arquitectura. Por momentos el intenso viento que golpea esta loma donde se encuentra su escuela, frente al mar, lo despeina. está a hora y media del Centro de Lima, en el Callao, pero ese tiempo oculta la verdadera distancia en infraestructura y oportunidades: la desnutrición está por encima de la media nacional y menos del 10% de las casas está conectada a la red de agua potable. El dibujo de Bryan es una expresión de rebeldía contra el presente. 

Dibujo: Bryan Ríos

Un cómic del desquite
Luis Ángel lleva una nariz roja y un atuendo amarillo y azul. Colores intensos. Colores que quiebran con el pálido y monótono reflejo del arenal de Pachacútec. Siempre lleva un portafolio negro en sus manos y dentro, decenas de páginas dibujadas con lápiz. “No me vayas a grabar. Me pongo nervioso y me vuelvo tartamudo y no me gusta”. Tiene 14 años, toca y enseña a tocar la guitarra, cursa el tercer año de secundaria también en el .

Luis Ángel ha dibujado un cómic que puede resumir la mala relación que algunos profesores mantienen con sus alumnos: “Es la historia de un profesor que tiene muy mal humor y siempre está molestando a los alumnos, hasta que un día despierta en el cuerpo de un alumno y ese  alumno en el cuerpo del profesor. Cuando va a clase, el profesor recibirá su lección...”. 

Dibujo: Luis Ángel Barahona

El talento de Bryan y Luis Ángel fue descubierto e impulsado por su maestro de escuela Miguel Ángel Farfán, y desde entonces no han parado de soñar. Ni ellos ni Miguel Ángel ni ninguno de los otros 15 escolares que forman parte de un proyecto denominado , una organización que busca desarrollar contenidos editoriales escritos, dibujados y pensados por adolescentes. El sueño sobre el futuro de Pachacútec ilustrará la portada de la revista y el cómic será parte del contenido.

“La creatividad –ha dicho– debería ser en este momento tan importante como la alfabetización y deberíamos darle el mismo estatus”.  
 
Una propuesta
Hace más de un año Miguel Ángel Farfán renunció a su empleo seguro y decidió aplicar al programa de , una ONG que compromete a profesionales de diferentes carreras para que enseñen durante dos años en colegios públicos de zonas pobres y puedan ayudar a reducir la brecha educativa. Miguel Ángel lo dejó todo y desde entonces se traslada cada día de Magdalena a Ventanilla para enseñar literatura y lenguaje en el colegio Luisa Astrain, un colegio de la de modelo mixto: los padres hacen un enorme esfuerzo y pagan mensualmente 60 soles. Tiene 27 años, pero parece de mucho menos: mototaxistas y uno que otro padre de familia lo han confundido alguna vez con un escolar. 

“Al inicio fue un poco frustrante, porque uno se prepara mucho para las clases y tal vez los alumnos no siempre hacen caso, pero hay que entender que un montón de cosas pasan en la vida de estos chicos”, dice el profesor. Él pronto comenzó a desarrollar nuevos métodos para llegar a sus alumnos de tercero, cuarto y quinto de secundaria. Asistieron a ver obras de teatro, llevó escritores a las clases, visitaron exposiciones de pintura, recorrieron otros espacios de Lima. Amplió la perspectiva de sus 105 estudiantes. Las relaciones y el rendimiento en clase mejoraron notablemente. 

Luis Ángel Barahona

Pachayoung, la revista

El año pasado Miguel Ángel se propuso impulsar un proyecto que fomentara la creatividad y el talento de escolares en colegios como el suyo, con escasos recursos. Sus alumnos tenían enormes ganas de escribir, pintar y dibujar. Querían hacer más de lo que tradicionalmente un aula de clase exige y permite (y a veces frena y aplasta). Convocó a varios amigos y profesionales y así nació , la revista y organización.

“Todos sabemos que el principal problema del Perú es la educación y siempre esperamos que entidades más grandes hagan algo, olvidamos que nosotros, desde donde estemos y desde la profesión que tengamos, podemos cambiar las cosas”, dice Ximena Gil, integrante de Pachayoung, que también renunció a su empleo para apostar por el proyecto. 
El primer número de la revista contiene los dibujos y textos de 15 escolares y se presentará en marzo. “Nuestra propuesta es acompañar el talento de los escolares a través de un sistema de asesoría entre un coach y el adolescente. Eso los ayuda a desarrollar sus habilidades y técnicas, y, lo más importante, fortalece su seguridad y autoestima”, dice Ximena.

Las malas noticias sobre la educación en el Perú ocultan las historias y talentos de estudiantes como Bryan, Luis Ángel, Vanesa – la talentosa directora de la revista– o la de los otros hábiles escolares de Pachacútec. Ignoran los deseos y sueños de los alumnos con menos oportunidades. Pachayoung apuesta por esos sueños.

Vanesa Enriquez

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