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“¿Qué hacemos con Walter?” teatro

Camina lento y encorvado, y aunque se cansa con mucha facilidad, nunca pierde el buen humor. A sus 71 años, la voz rasgada de Walter (Gustavo Bueno) y la tos que no lo abandona son el aviso de un cuerpo que pide descanso, pero el retiro todavía no está en sus planes.

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De un tiempo a esta parte es difícil toparse con Walter y esa es, justamente, una de las quejas que se tienen sobre su trabajo. Él es el conserje de un edificio y los vecinos están hartos de su bajo rendimiento. No hay nadie que les abra la puerta y los pasillos están siempre sucios. Para colmo de males, el ascensor del edificio y el tanque de agua siguen fallando.

Para resolver la situación, se convoca a una junta de propietarios del edificio. El asunto a tratar: ¿Walter debe seguir trabajando con ellos o es tiempo de despedirlo? Hay argumentos a favor de las dos posturas: algunos resaltan su lealtad, sus 15 años de servicio y su avanzada edad, mientras que otros encuentran intolerable su baja productividad. La falta de consenso hará que los vecinos pierdan los papeles y revelen sus verdaderas motivaciones. La discriminación en varias de sus formas se convertirá en una de las protagonistas.

Con esa alborotada discusión inicia "¿Qué hacemos con Walter?", obra de teatro escrita por el cineasta argentino Juan José Campanella que se estrenará este jueves en el teatro Pirandello. Su director, Juan Carlos Fisher, comenta: "Aquí se habla de las desigualdades que hay en nuestro país, de la absoluta falta del respeto por el otro, la forma en que nuestro sentido de unión se hace evidente durante las catástrofes y cómo, cuando estas pasan, cada uno baila con su pañuelo".

En la obra de Los Productores se ve a la junta de vecinos tratar de encontrar la mejor solución para el futuro de Walter, pero a nadie se le ocurre preguntarle qué quiere. "El paternalismo es otro de los temas que se tocan. Lo que me gusta de esta obra es que por momentos nos muestra a nosotros mismos y nos invita a preguntarnos si realmente somos así, si podemos llegar a ese nivel de descontrol –dice Fisher–. Pero si nadie escucha lo que él tiene que decir es porque lo único que les interesa es salvar su pellejo y sentir que están encima del resto, que es algo que nos pasa todos los días. Por ejemplo, con tal de llegar a una reunión, no tenemos problemas en bloquear calles y tratar de ganarle al semáforo. Allí se ve la incapacidad de ver a las otras personas como iguales".

Gustavo Bueno en “¿Qué hacemos con Walter?” (Foto: Hugo Pérez)
Gustavo Bueno en “¿Qué hacemos con Walter?” (Foto: Hugo Pérez)

A DETALLE
El cineasta Juan José Campanella debutó en la dramaturgia con "¿Qué hacemos con Walter?". Gran parte de la acción de la puesta en escena gira en torno al hall del edificio, un lugar en el que las personas –sin importar cuál sea su condición social u oficio– se tienen que encontrar e interactuar, recurso que utiliza frecuentemente en sus creaciones. Ahí está el restaurante en el "El hijo de la novia" (2001), los pasillos de los tribunales en "El secreto de sus ojos" (2009) y el bar de "Metegol" (2013).

Al respecto, Campanella ha comentado: "Me encantan los lugares en los que se forman las familias que no son de sangre, los trabajos, los clubes. Pero los edificios de vivienda tienen una ventaja sobre esos lugares: la gente que está ahí sabe cosas tuyas, te han visto entrar y salir, conocen tu vida, si pagaste la mensualidad. Hay manipulación, extorsión. Es muy interesante juntar a más de cinco personas en un mismo lugar porque, sin importar si son amigos o no, siempre habrá diferencias. Cómo se negocian estas es el arte de la política. En este caso, la reunión hace que empiecen a aflorar las ideologías, las emociones y las miserias".

Rómulo Assereto, quien actúa en la adaptación limeña de "¿Qué hacemos con Walter?", añade con contundencia: "Si bien la obra es argentina, se relaciona bastante con los peruanos. Se ve cómo discriminamos, cómo somos egoístas en vez de pensar en el beneficio común. En ese sentido, la obra refleja lo peor de la sociedad en esa reunión de vecinos. Campanella decía que el principal problema de Argentina eran los argentinos y creo que es una frase que se podría aplicar también a nuestra realidad, porque incluso los impulsos para hacer algo bueno por el otro no parten del deseo de hacer el bien sino de quedar bien".

Fisher, por su lado, destaca un recurso que Campanella utiliza en "¿Qué hacemos con Walter?": solo hay un personaje que es honesto desde el inicio, aunque para que esto sea posible, el autor le quitó la cordura. Solo ella, una mujer loca, puede ser sincera y expresar su racismo. Assereto coincide: "Solamente esa vecina puede decir la verdad, aunque sea terrible, porque es la única que no vive pendiente del qué dirán, que no trata de ser la buena de la obra".

MÁS INFORMACIÓN
Lugar: Teatro Pirandello.
Dirección: Alejandro Tirado 274, Lima.
Estreno: jueves, 8:30 p.m.
Entradas: Teleticket.

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