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El asesinato de Charlie Kirk estremece EE.UU.: “Ya no hay espacios seguros para dialogar” y crece el temor al desborde político
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El comentarista y activista conservador Charlie Kirk, una de las caras jóvenes del movimiento “Make America Great Again” (MAGA) y aliado cercano del presidente Donald Trump, fue asesinado el pasado miércoles 10 de setiembre de un disparo en el cuello durante una presentación en la Universidad Utah Valley (UVU), en Utah, EE.UU.
El ataque, ocurrido frente a centenares de estudiantes y registrado en videos que se viralizaron en redes sociales, desató el pánico en el campus universitario y reavivó las alarmas sobre la violencia política en Estados Unidos. Kirk, de 31 años, fue trasladado en estado crítico a un hospital cercano, donde falleció poco después.
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En entrevista con el programa de El Comercio “Tenemos que hablar”, Nicolás Terradas, internacionalista y docente de la Pontificia Universidad Católica del Perú (PUCP), señaló que aún es temprano para sacar conclusiones, ya que las investigaciones siguen en curso y todavía no se identifica al autor del atentado ni su motivación.
“Podemos, en términos generales, decir que esto es parte de un contexto de violencia política. Aunque la motivación específica del atacante aún no se conoce”, expresó.
Trump confirmó la muerte de Kirk en su red Truth Social, donde lo describió como “el gran, e incluso legendario, Charlie Kirk”. El expresidente envió condolencias a su esposa e hijos y destacó que “nadie comprendió mejor a la juventud en Estados Unidos”.
El asesinato fue calificado de “día oscuro” para Estados Unidos por el mandatario, que estuvo a punto de morir en otro atentado similar hace poco más de un año, en plena campaña electoral.

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El expresidente demócrata Joe Biden y la excandidata a la presidencia Kamala Harris, derrotada por Trump, también condenaron el asesinato.
Fundador en el 2012 de la organización Turning Point USA, Kirk construyó su figura política a partir de debates en centros universitarios con estudiantes liberales y progresistas. Su estilo combativo lo convirtió en un referente juvenil del movimiento conservador, con un papel visible en mítines de Trump y en la movilización de voluntarios republicanos en todo el país.
El activista también era conocido por sus posturas polémicas en torno al derecho a portar armas, la migración y el feminismo. En abril del 2023, tras un tiroteo escolar en Nashville, afirmó que las muertes por arma de fuego eran “desafortunadamente un precio que valía la pena pagar” para preservar la Segunda Enmienda de la Constitución, aquella que permite a los ciudadanos estadounidenses portar armas.
País dividido
El fatal suceso corre el riesgo de enfrentar aún más a la ya dividida y polarizada sociedad estadounidense. Voces políticas han empezado a señalar responsables, aun cuando falta determinar al asesino y sus motivaciones.
“Esto aviva los fuegos de la polarización y no resuelve nada”, comentó Terradas. “Es una gran irresponsabilidad politizar de inmediato el crimen cuando ni siquiera sabemos quién disparó”.
El docente pidió leer el fenómeno como parte de un patrón amplio, no exclusivo de un solo bando. “Tanto líderes como personajes de derecha como de izquierda han sido blanco de ataques; el clima es de confrontación generalizada”, señaló.

En esa misma línea, el internacionalista Francisco Belaunde advierte que Donald Trump no solo refleja la polarización en EE.UU., sino que la profundiza. “Trump es una manifestación de la división, pero también un acelerador de esa polarización”, dice.
Belaunde también cuestionó los mensajes que culpan directamente a la izquierda sin pruebas. “Ya están diciendo de frente que los responsables son de izquierda, cuando aún no se sabe quién disparó. Eso solo alimenta más la violencia y puede llevar a un clima más caótico”, afirma.
Tras conocerse el ataque y la muerte de Kirk, el presidente Trump ordenó izar las banderas del país a media asta hasta la tarde del domingo, según reportó la agencia de noticias EFE. Para Terradas, se trataría de un gesto desmedido teniendo en cuenta que la víctima, si bien era cercana a Trump y al movimiento MAGA, no ostentaba cargo público alguno. La medida contrasta con la pasividad del Gobierno ante el asesinato de la legisladora demócrata Melissa Hortman, ocurrido algunos meses atrás.
Horas después del atentado, la Cámara de Representantes no logró celebrar una corta plegaria en memoria de Kirk.
Legisladores demócratas protestaron y republicanos replicaron con gritos, hasta que el presidente de la Cámara, el republicano Mike Johnson, puso orden, de acuerdo con AFP.
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En redes el debate ha sido enconado, como ya ocurre regularmente en comisiones legislativas en el Congreso, o en reuniones municipales, o en los campus universitarios, donde el clima de enfrentamiento en torno a la guerra en Gaza provoca graves incidentes desde hace casi dos años.
No hay sitio seguro

El especialista de la PUCP también subrayó lo simbólico de que el crimen se haya producido en un campus universitario, frente a centenares de personas.
“Que ocurra en un campus es doblemente traumático: debería ser un lugar seguro para el intercambio de ideas”, dijo. “Aplaudo que la universidad permitiera el evento [pese al intento de censura], pero esto deja la sensación de que ya no hay espacios seguros para dialogar”.
Por su parte, Belaunde descarta que este crimen abra un debate serio sobre las armas en EE.UU. “Es muy difícil que haya cambios. El lobby armamentístico tiene un enorme poder económico y político”, sostiene. Y remarca la paradoja del caso: “La víctima era justamente alguien que defendía el derecho a portar armas, por lo que difícilmente este crimen servirá para impulsar reformas en ese tema”.
Terradas concluyó que el hecho “abre una caja de Pandora: no sabemos qué otra persona, con qué problemas mentales, podría animarse a tomar represalias”.
“Es un panorama muy oscuro”, señaló.










