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Macron, entre la espada y la pared tras renuncia de su primer ministro: “No tiene ningún peso en el Parlamento”
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Emmanuel Macron parece haber entrado a un callejón sin salida. La política de Francia pasa por uno de sus peores momentos tras la renuncia sorpresiva del primer ministro Sébastien Lecornu 27 días después de ser designado, lo que deja al presidente francés con algunas alternativas, aunque cada una es más complicada que la otra, con su propia dimisión como el desenlace salida más extremo.
El nuevo Gabinete se había terminando de configurar el domingo, tras una serie de negociaciones políticas, y Lecornu se preparaba para dar su Discurso de Política General el martes. Pero el panorama cambió muy rápido.
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Lecornu renunció el lunes tras asegurar que “las condiciones ya no estaban reunidas” y acusó “egos” y tácticas “partidistas” en la búsqueda de apoyo de la Asamblea Nacional.
Según la agencia AFP, el primer ministro había pedido a sus ministros nombrados el domingo que sean “negociadores” y que “encuentren compromisos con todos los parlamentarios”.
Sin embargo, la oposición calificó su proyecto como un nuevo gobierno continuista en el que se repetían varios nombres de otros gabinetes.
Macron inició en el 2022 su segundo mandato de cinco años. El de Lecornu fue el cuarto equipo que formaba el presidente en poco más de un año.
El mandatario francés todavía no da por muerto a su primer ministro. Horas después de aceptar su renuncia, le pidió a Lecornu que lleve a cabo “negociaciones finales” hasta el miércoles en pos de la “estabilidad del país”.
¿Por qué hay crisis política?
¿A qué se debe esta crisis política que golpea a Francia?
“La clave es sencilla, tenemos a un presidente de la República que no tiene ningún peso en el Parlamento”, dice a El Comercio Rodrigo Murillo, analista político radicado en París. Y es que en la Asamblea Nacional no hay una mayoría absoluta desde las elecciones legislativas del 2024.

“El presidente intenta formar un equipo de ministros, pero como no tiene ningún peso parlamentario, este equipo de ministros no puede sobrevivir, no puede funcionar, no puede hacer aprobar sus presupuestos y el sistema entra en esta parálisis permanente, algo que, por lo demás, los peruanos conocemos bastante”, explica Murillo.
Pero no solo se trata de un Parlamento fragmentado. Macron es un político que proviene del partido Renacimiento, considerado de centroderecha. Aunque tiene algunas alianzas, la convivencia política parece complicarse con los extremos.
El analista Jorge Chávez Mazuelos califica este caso como una “situación de inestabilidad crónica” y que se debe a que ninguna fuerza política “quiere dar su brazo a torcer”.
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“Cada una de las fuerzas políticas está tratando de posicionar sus propios intereses y están tratando de hacer imposible que Macron pueda tener un primer ministro con un mandato viable”, indica el docente de la Academia Diplomática del Perú.
En diálogo con este Diario, Chávez Mazuelos explica que una de las propuestas del gobierno es la reducción del gasto público, pero eso no es aceptado por la extrema izquierda, mientras que la extrema derecha quiere un adelanto de elecciones. Además, ceder en alguna postura significaría quedar mal frente a sus partidarios.
Se trata de un escenario complejo, recrudecido desde que el mismo Macron disolvió el Parlamento en el 2024 y convocó a elecciones.
Cada salida más compleja que otra
Aunque Macron persiste en el esfuerzo de que Lecornu intente negociar “una plataforma de acción” que le pueda dar estabilidad política al país, algunas voces plantean soluciones más radicales.
Se habla de la disolución de la Asamblea Nacional. Marine Le Pen, líder de la agrupación de extrema derecha Agrupación Nacional, así lo ha hecho saber. “Hemos llegado al final del camino, no hay otra solución”, indicó a la prensa. Ella goza de la preferencia de los franceses según las encuestadoras.
Pero no sería una medida inmediata. Murillo precisa que “el presidente no puede disolver la asamblea dos veces en el lapso de un año”, y como se recuerda, fue en el 2024 que Macron disolvió el Parlamento.
Lo que hizo Macron es parte del problema que genera la nueva crisis. Cuando disolvió la Asamblea Nacional Gabriel Attal era primer ministro, luego vinieron Michel Barnier, François Bayrou y Lecornu. Ninguno ha pasado del año en funciones.
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La otra posibilidad es más radical. La extrema izquierda ha pedido la dimisión de Macron. Por el lado de La Francia Insumisa (LFI), Jean-Luc Mélenchon reclamó “el examen inmediato” de una moción de destitución del presidente. No es imposible, pero Macron ha descartado esta posibilidad en más de una ocasión.
“¿Esto es una posibilidad? Yo creo que no, no solamente por lo que ha dicho Macron, sino porque el día de mañana también puede ser que entre un nuevo presidente al poder y que por cosas de la institucionalidad política pierde peso en el Parlamento y nuevamente se le va a exigir renunciar. El sistema francés entraría en una inestabilidad mucho peor, inestabilidad en el Ejecutivo y eso podría ser lapidario para el país", explica Murillo.
La otra salida sigue la línea de la cohabitación. Es decir, que Macron siga siendo presidente, pero el primer ministro tendría que ser de otra agrupación.
Macron podría encargarse de temas de defensa y política exterior, mientras que el primer ministro vería las funciones ejecutivas internas, según detalla Chávez Mazuelos. Pero el problema sigue estando en la división del Parlamento, pues no hay una oposición unida.
El modo político francés plantea la fórmula de la cohabitación, en el que convergen dos posturas opuestas. Explica Chávez Mazuelos que la última cohabitación se dio entre 1997 y 2002, cuando Jack Shirak era presidente de la República y el socialista Lionel Jospin era su primer ministro. "La Constitución francesa prevé ese escenario, el que se da ante una fragmentación y en la que el presidente no tenga mayoría en la asamblea, por eso se habla de un semipresidencialismo", indica. Que un escenario así se vuelva a dar, explica, dependerá de la correlación de fuerzas en la Asamblea Nacional.

“Es inviable porque sería algún acuerdo contranatura que la extrema derecha y la extrema izquierda se unan para nombrar a un primer ministro y plantear una cohabitación. Habría un escenario de tensión política también. Digamos que el señor Jordan Bardella fuera primer ministro, que es de la Agrupación Nacional, de extrema derecha, claramente las políticas que él impulsaría en materia fiscal no estarían alineadas con la visión que tiene Macron", dice Chávez Mazuelos.
Por otro lado, también está el tema del gasto público, el manejo fiscal, aspectos en política exterior que Macron dirige para la mayor presencia de Francia en la Unión Europea. Situación que chocaría con la realidad francesa, del día a día.
¿Un cambio de líder?
¿Cómo toman esta crisis los franceses? ¿Hay incertidumbre?
El analista político Rodrigo Murillo plantea la situación en dos perspectivas. Por el lado social indica que “los franceses están muy acostumbrados a esta suerte de crisis política, mientras que esta crisis no afecte, digamos, el corazón del sistema”, el cual se basa en la seguridad social, la escuela gratuita, cierto nivel de ahorro, “salarios más importantes que, por ejemplo, en Italia o en España”.

Sin embargo, sí existen dos factores que afectan a los franceses y que son tomados por la extrema derecha y la extrema izquierda: la inseguridad y la inmigración.
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“El panorama político francés, si es que no se resuelve el problema de la migración y la violencia, va necesariamente a desembocar en un fortalecimiento de la derecha y la extrema derecha, tanto en el a nivel del Parlamento como a nivel de la presidencia. Claro que la izquierda siempre tiene sus caballos de batalla”, indica Murillo.
Por otro lado, también existe cierta responsabilidad en el mismo Macron sobre esta crisis.
Murillo explica que el mandatario de 47 años es un político “forjado en el idealismo de Obama, en el idealismo de Angela Merkel”, y se ha centrado en situaciones externas, dejando de lado al país, en especial el asunto de la seguridad.
“Yo creo que él formó parte de esta ola de esperanza, de unidad, de lucha por la igualdad, de apertura al mundo, esto en el plano discursivo. En el plano Ejecutivo nunca se centró en temas como la seguridad, el rearme del país, sino en el fomento de nuevas inversiones, la reducción de los impuestos, en una vigorización del sistema económico francés. ¿Cuál es el problema? Es que los problemas actuales del país tienen que ver más con la seguridad, con el temor de una eventual guerra con Rusia, con la necesidad de un político de mano dura", sostiene el analista.
Aun así, no dejó de destacar el papel de Macron en la política internacional donde sí es visto como un líder, sofisticado y educado, aunque “no ha sabido dar solución a problemas tangibles”. Su mandato es hasta el 2027. ¿Podrá darle una solución a esta nueva crisis?










