Debate: ¿Se debe prohibir la reelección de congresistas?
Debate: ¿Se debe prohibir la reelección de congresistas?

Por la renovación

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Congresista

En marzo del año pasado, el Congreso aprobó la modificación constitucional que prohíbe la reelección inmediata de gobernadores regionales y alcaldes distritales. Esta medida fue aceptada por la gran mayoría de peruanos, quienes vieron el deterioro de algunas administraciones regionales y locales. Especialmente en lugares donde se había producido la reelección de autoridades, como Áncash, Loreto y Ucayali, entre otros. Los cuestionamientos por corrupción, concentración del poder, argollas, clientelaje político y excesiva burocracia eran materia de todos los días. Si bien no es la medicina perfecta ni la extirpación profunda del cáncer, es un paso más para la institucionalización administrativa de los gobiernos regionales y locales.

No obstante, Para dar una respuesta, es importante precisar que si bien los parlamentarios no manejan presupuestos, no ejecutan obras, no contratan gran cantidad de personal y no están a cargo de toda una administración regional o local, la reelección indefinida puede generar algunos vicios congresales. Algunos son la predisposición de formar parte en lobbies, el inadecuado uso de la potestad fiscalizadora, el direccionamiento político de las comisiones investigadoras con perjuicio de los investigados, el apasionamiento político en la toma de decisiones. Por ello, es importante que todos los legisladores se renueven en cada período electoral, para evitar el cálculo político en contra de los intereses del país. 

A esto se suma la problemática de los partidos políticos, que no han encontrado una salida a la crisis institucional que afrontan. Algunas cúpulas se yerguen como los salvadores, los mesías, los candidatos vitalicios eternos que no dan paso a las nuevas generaciones. Ni qué decir de la democracia interna, que solo es cliché, menos la preparación de cuadros ni la alternancia en el ejercicio de cargos internos o la promoción de candidaturas. Por eso vemos a los mismos congresistas reeligiéndose permanentemente. 

En ese contexto, si queremos fortalecer los partidos políticos, se deben establecer mecanismos en ellos que promuevan la competencia interna y la alternancia de candidatos al Congreso. Así se motiva la renovación permanente con el ingreso de nuevos cuadros especializados y capacitados, lo que evitará el surgimiento de caudillismos y argollas políticas con la perpetuidad de los políticos tradicionales. 

Por ello, la iniciativa legislativa propone modificar el artículo 90 de la Constitución, para establecer que los legisladores no puedan ser reelegidos para un período inmediato. Con ello evitaríamos, de algún modo, la presencia de vicios que han generado por años el descrédito, la desconfianza y la inestabilidad, lo que genera el deterioro en la calidad del trabajo parlamentario.

No obstante, los congresistas forman parte del gobierno, pertenecen al primer poder del Estado y son responsables de la formulación de las leyes que rigen el funcionamiento del país. Ergo, es contradictorio que la alternancia en el poder no sea un principio fundamental que rija el funcionamiento del Parlamento, pues el criterio de reelección indefinida solo favorece a las castas políticas. Así, consideramos necesario propiciar un debate de posiciones a favor y en contra de esta propuesta legislativa, discusión que daremos desde fuera del Congreso y dentro de él. 

Propuesta demagógica

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Congresista

En el mundo de las ciencias políticas se tiene como criterio de amplio consenso la no . Ello porque se cree que instaurando dicha modalidad se garantiza la imposibilidad de distorsionar un proceso electoral democrático. Así, se pretende evitar que los candidatos se aferren de por vida al puesto que asumieron en un inicio. Además, se les suele acusar de vivir de la política y no por la política; generalizando a todos los candidatos en un mismo parámetro incluso si son buenos en la función que ocupan. 

Asimismo, otra de las principales críticas es que si el cargo a elegir supone el poder y el dinero, entonces el candidato contará con los medios suficientes para manejarlo electoralmente. Así, quien sigue en el cargo y postula a su reelección desequilibra la contienda con la manipulación de su función a su favor. Por ejemplo, dirigir obras, presidir inauguraciones o usar dinero directo de arcas públicas hace que quien postula a la reelección tenga una ventaja antidemocrática con respecto a sus rivales.

Sin embargo, todo ello no puede suceder con los congresistas. Los legisladores no tienen acceso ni manejo de fondos públicos. Mucho menos pueden utilizar una posición dominante sobre el uso del arca pública con respecto a sus rivales. Es más, el parlamentario asume el cargo incluso si su partido pierde la elección. Porque a diferencia de los cargos ejecutivos, el hemiciclo reúne diferentes grupos (tanto mayorías como minorías) toda vez que su esencia es representar a la sociedad y no conducirla.

El trabajo parlamentario es estrictamente político incluso en su aceptación legislativa. Su esencia se fundamenta en el debate diario de ideas y proyectos en favor de la población. Por eso, los parlamentos tienen en la historia de la humanidad una baja aceptación colectiva. De ahí que los pueblos anhelan progresos concretos y desdeñan a los que privilegian el intercambio de palabras, pues los consideran ineficientes y con pocos resultados. No obstante, la particularidad del intercambio de ideas existe justamente porque las diferentes que se dan en toda sociedad se solucionan hablando y no guerreando. En consecuencia, es fundamental que todas las opiniones sobre las diversas necesidades del país estén representadas. Lo anterior también supone una trayectoria que permita desenvolverse en un campo tan complicado, siendo la experiencia un requisito básico de desempeño eficiente en el campo político.

Por tanto, el proyecto de ley que propone la no reelección de congresistas como imposición y no como decisión del elector es absolutamente demagógico. Además, se debe tomar en cuenta que el porcentaje de candidatos que vuelven a postular en las últimas décadas es ínfimo. Es decir, este proyecto es tan populista como ajeno a la realidad, pues solo se centra en una minoría elegida por la ciudadanía. 

Mi postura respecto a este tema es evidente. No solo estoy en contra, sino que considero que este proyecto de ser aprobado le haría un daño incuantificable a la democracia y a la libertad de decidir de los electores. Es más, me atrevería a asegurar que el autor del proyecto de ley, el congresista , será tan inconsecuente y demagógico al respecto que también será candidato a su primera reelección. Lo desafío a desmentirme.