"Chappelle pasa gran parte de “The Closer”, su último especial de comedia para Netflix, desviando hábilmente las críticas" (Foto: Alex Edelman / AFP).
"Chappelle pasa gran parte de “The Closer”, su último especial de comedia para Netflix, desviando hábilmente las críticas" (Foto: Alex Edelman / AFP).
/ ALEX EDELMAN
Roxane  Gay

Generalmente, tenemos los mismos debates sobre la comedia una y otra vez. Abordemos el tema desde el principio: el arte debe hacerse sin restricciones. A veces, el buen arte debería hacernos sentir incómodos y, a veces, las personas malas pueden hacer un buen arte. Los comediantes, en particular, golpean de arriba a abajo y de lado a lado.

También es cierto que la comedia no está por encima de las críticas, incluso si los comediantes más famosos siguen insultando a quienes los cuestionan.

“Cállate”, recuerda decirle a una mujer que tuvo el descaro de desafiar su comedia, usando un insulto sexista y riéndose de lo ingenioso que es, como si fuera el primer hombre en pronunciar una frase tan original y divertida: “Antes de que te mate y te meta en el maletero. No hay nadie por aquí”.

Chappelle pasa gran parte de “The Closer”, su último especial de comedia para Netflix, desviando hábilmente las críticas. El set es una exhibición de 72 minutos de la propia fragilidad del comediante. Y cuando todo un set de comedia está diseñado estratégicamente para decir lo que quieras y protegerte de las críticas válidas, no estoy segura de que estés haciendo comedia.

A lo largo del especial, Chappelle parece estar singularmente obsesionado con la comunidad LGTBIQ. Asimismo, en el programa, Chappelle habla sobre el feminismo y, para ello, utiliza una definición del diccionario Webster. Esto ejemplifica aún más lo limitada que es su lectura. Hace una broma sobre cómo pensaba que el término feminista significaba “lesbiana desaliñada”.

Este es un simulacro descolorido del otrora gran comediante, que ahora usa su importante plataforma para ventilar agravios contra la gran cantidad de personas a las que desprecia, mientras evita hábilmente cualquier responsabilidad. Si no nos gusta su rutina, el problema somos nosotros, no él.

Esta actuación tóxica se intensifica cuando Chappelle comparte una historia desgarradora sobre su amiga trans Daphne Dorman, una comediante que murió por suicidio. Esto parece intentar sugerir que, si ella estaba bien con su comedia, ¿cómo se atreve alguien más a tener un problema? La historia es agridulce y, a veces, divertida. Luego es trágica, y la peor parte es que Chappelle está muy complacido consigo mismo cuando llega al remate del chiste. Cree que ha ganado una discusión cuando, en realidad, está explotando la muerte de una amiga por “comedia”.

Al final de su especial, Chappelle amonesta a la comunidad LGBTIQ por última vez, implorando que dejemos en paz a su “gente”. Si no quedó claro por sus palabras, las fotos de él con sus amigos en los créditos finales de “The Closer” dejan muy en claro que la gente de Dave Chappelle no son hombres ni mujeres ni negros. Su gente son celebridades adineradas y le molesta la posibilidad de que enfrenten consecuencias por sus acciones.

–Glosado, editado y traducido–

© The New York Times