"Vamos por la segunda etapa y esperamos por el bien de todos que logremos una victoria".
"Vamos por la segunda etapa y esperamos por el bien de todos que logremos una victoria".
Diana Seminario

El 22 de mayo, el presidente apareció públicamente para anunciar una quinta ampliación del estado de emergencia y que la vigencia de la cuarentena se prolongaba hasta el 30 de junio. Así como en su momento dijimos que el mensaje a la nación del 15 de marzo fue el más importante de sus dos años de gestión, debemos decir también que el del viernes pasado no solo fue confuso, sino lamentable.

Luego de aproximadamente 40 minutos de hablar de la “necesidad de la nueva convivencia”, que “la lucha contra este virus es una maratón”, que todo el mundo la está pasando mal, Vizcarra confirmó lo que intuíamos pero no estábamos seguros: que el aislamiento social obligatorio continuaba, con algunos matices, que ciertamente tampoco están del todo claros.

Resulta evidente que la estricta cuarentena dictada desde el 16 de marzo no ha dado los resultados esperados. Para ponernos a tono con los términos preferidos por Vizcarra Cornejo en tiempos de crisis: la ampliación de la emergencia hasta el 30 de junio es una admisión fáctica del fracaso de la medida.

Como hemos dicho reiteradamente en este espacio, los errores se señalan para corregirse, porque estos cuestan vidas humanas. A la fecha, según el último reporte del Ministerio de Salud se han registrado 3.456 muertos a causa del COVID-19 y se han detectado 119.959 casos.

Desde el viernes, vivimos una segunda fase en la lucha contra el virus; por lo que vale la pena preguntarnos por qué, pese a las estrictas medidas, la curva de infectados no se aplana. Ya sabemos que si los resultados son exitosos, el mérito es del gobierno; pero si son un fracaso, la culpa la tiene “el irresponsable pueblo peruano”.

El cobro del bono de 380 soles decretado el primer día de la emergencia generó aglomeraciones en los bancos. La gente quería saber si los recibirían o no. Hasta para preguntar hacían la cola. Foco de contagio.

El día 52 de la cuarentena recién se determinó que los mercados de abastos son una zona de alta propagación del virus. A esto hay que sumar las salidas diferenciadas por sexo para “luchar contra el patriarcado”. Otra vez un incalculable número de hombres o mujeres en las calles, según fuera el caso.

Y pese a que se ha dicho muchas veces no se corrige: el uso de las llamadas pruebas rápidas dan falsos negativos, por lo que el contagiado no se aísla y sigue propagando el coronavirus.

A esto hay que agregarle la corrupción en las compras y el deficiente uso de recursos públicos.

Vamos por la segunda etapa y esperamos por el bien de todos que logremos una victoria. Fuimos el primer país en la región en reaccionar adecuadamente ante la pandemia, pero la ejecución de la cuarentena es lo que ha marcado la diferencia, y ya batimos nuestros propios récords.

Al inicio de la crisis tuvimos la esperanza de que estábamos en el camino correcto, pero luego la realidad nos hizo aterrizar y nos preguntamos: ¿por qué un gobierno sin rumbo ni liderazgo se convertiría en exitoso a partir del 16 de marzo? Le dimos el beneficio de la duda y nos equivocamos.

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