

El 13 de abril falleció Mario Vargas Llosa. Todos lo conocimos como un sobresaliente escritor que ganó el Nobel de Literatura, pero también vale la pena recordar su huella en la política peruana. En los años setenta, el Perú pasó por una dictadura militar que todo lo solucionaba con más presencia del Estado, y que estatizó medios de comunicación, deportó críticos, etc.
Mario Vargas Llosa inicialmente apoyó a este régimen y la revolución cubana, pero es a partir de 1975 cuando comenzó a cuestionarla por pisotear la libertad de expresión.
Así, escribió en “El País”: “Cuando, en julio de 1974, la dictadura del general Juan Velasco Alvarado estatizó todos los diarios y canales de televisión en el Perú, [...] los diarios, radios y canales expropiados se dedicaron a ensalzar todas las iniciativas del régimen, a difamar y silenciar a sus críticos y, además de desaparecer toda libertad de información, el periodismo peruano alcanzó aquellos años unos extraordinarios niveles de mediocridad y envilecimiento”.
Un sector de la izquierda peruana empezó a criticarlo por acoger las ideas del liberalismo. Por ejemplo, Juan Acevedo se burlaba de Vargas Llosa en caricaturas en las que él les “preguntaba” a los pobres por qué habían elegido ser pobres. Se tomaba el liberalismo casi como un insulto.
En ese contexto, Vargas Llosa siguió siendo crítico del régimen de Velasco, pero fue cuando Alan García pretende nacionalizar la banca el 28 de julio de 1987, que se convirtió en un líder político.
Al respecto, el Nobel escribió: “La decisión del Gobierno de Alan García de estatizar los bancos, las compañías de seguros y las financieras es el paso más importante que se ha dado en el Perú para mantener a este país en el subdesarrollo y la pobreza, y para conseguir que la incipiente democracia de que goza desde 1980, en vez de perfeccionarse, se degrade, volviéndose ficción”. A continuación, lideró un rechazo político que condujo a García a dar marcha atrás.
A partir de esto, grupos de derecha, gremios, y empresarios se unieron en un frente político, con Mario Vargas Llosa a la cabeza que se lanzó a la presidencia del Perú. Así nació Fredemo, con una propuesta liberal, que incluía una profunda reforma económica.
Proponía liberar a los peruanos de mantener a un Estado elefantiásico, privatizar empresas públicas que estaban a pérdida, y un ‘shock’ económico que sinceraría las cuentas. Del temor a este ‘shock’ se colgaron sus rivales políticos para espantar votos.
Vargas Llosa pasó a la segunda vuelta, y ahí le ganó Alberto Fujimori, principalmente por negar que aplicaría el ‘shock’ propuesto por Vargas Llosa, que aquel terminó aplicando cuando llegó al poder.
Así, lo que hoy llamamos “reformas económicas de Fujimori”, que encaminaron a la economía peruana para que crezca de nuevo y reduzca la pobreza, son en realidad las reformas que proponía Vargas Llosa.
Por todo esto le debemos respeto. Pero principalmente por ser liberal cuando no estaba de moda, y por hacer política diciendo la verdad. Por último, destaca que para él la libertad era una sola, económica, política, social e individual. Algo que bien harían en recordar quienes solo acogen las ideas de la libertad económica en el Perú, olvidando las demás.
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