“Ingeniería Empresarial” definitivamente no es lo primero que se te viene a la cabeza al momento de pensar en estudiar ingeniería. Sin embargo, en esta carrera, he encontrado una formación innovadora y adaptativa que considero crucial para cualquier iniciativa que busque mejorar procesos o sacar proyectos a flote.
En la universidad, aprendo cómo construir estrategias que optimicen el uso de recursos para maximizar rentabilidad e impacto. Curiosamente, en el Perú tenemos una diversidad impresionante de recursos con la más alta calidad, pero su gestión, en su mayoría ineficiente y precaria, no incentiva el uso de estos hasta su máximo potencial.
Contribuir a un mejor país puede ser visto desde muchas aristas por el mismo hecho de que no hay límite de mejoras que se puedan aplicar al Perú en la actualidad. Pensándolo desde un punto de vista más arraigado a mis intereses personales, me apasionan temas relacionados con la reducción de la pobreza, el racismo y la discriminación, la igualdad de género y la sostenibilidad. Ahora bien, puede que estos intereses no sean los más estereotípicos para un ingeniero, pero la versatilidad que mi carrera representa me hace ver estos problemas de una manera sistémica y estructurada para poder idear y ejecutar acciones puntuales para su mejora continua.
Mi área de estudio, más allá de la teoría de negocios y del aprendizaje de plataformas digitales para crear valor en empresas, consiste en ver la realidad de manera idealista para innovar y crear un impacto positivo en las organizaciones. Los cimientos de nuestro país están construidos por diversos procesos que no coexisten de manera eficiente. Es mediante perspectivas que no estén conformes con “la posibilidad de”, sino con la ejecución de un cambio sostenible que lograremos construir un mejor país.