Cuando los ‘nakers’ dicen que no [CRÓNICA]
Cuando los ‘nakers’ dicen que no [CRÓNICA]
Fernando Vivas

Entre los cierres de campaña de Keiko, PPK, Verónika, Barnechea y Alan García, habrá otro quizá igual o más tumultuoso: la marcha de los ‘nakers’. Así se hacen llamar los No a Keiko o NAK, que planean vaciar sus pulmones en las calles mañana. La efemérides del autogolpe del 5 de abril de 1992 les viene de perilla –¡5 días antes de las elecciones!– para gritar “Keiko no va”. (Si bien No a Keiko es el lema fundacional, su actual campaña se llama Keiko no Va, parafraseando el lema antiminero que surgió en réplica al “Conga va” pronunciado por el presidente Ollanta Humala).

—No soy ‘pulpín’—
Hemos quedado a las 5 p.m. junto al monumento a San Martín. El gran cuadrado es el epicentro de los manifestantes desde que alcaldes y presidentes –incluyendo a Susana Villarán– los arrojaron de la Plaza de Armas.

El ‘naker’ más puntual es Walter Calderón, del grupo original No a Keiko. La primera página NAK data del 2009, me cuenta. Pero él se enroló después. Marchó, como varios de sus compañeros, contra la repartija del 2013 y su activismo se consolidó en las marchas contra la ‘ley pulpín’ en enero del 2015.

“No he decidido por quién votaré, estaba siguiendo a Verónika pero me desencanté”, me dice. Presumo que aquí hay una fuerte tendencia de izquierda ‘verolover’ y algunos ‘julio lovers’ frustrados; pero me aseguran que la mayoría es indecisa y no faltará quien vote por Barnechea y, ¿por qué no?, PPK.

Gabriel Salazar Borja y Jorge Ramírez Ríos, llegan con un grupo de 10 jóvenes, y también me subrayan que ya han marchado contra Nadine y Humala. Por eso, las declaraciones de Keiko sobre la mano palaciega que los mueve, los enerva. Pero más los enervó Héctor Becerril tildándolos de terrucos. Una activista lleva una pancarta dedicada a él: “Marcho contra Keiko y no soy terrorista”.

Ahora bien, KF no erró al decir que por lo menos dos activistas antifujimoristas del 2011, se enrolaron en este gobierno. No dio nombres, pero probablemente aludía a Elvis Mori y a Eliana Carlín. Los ‘nakers’ actuales me aseguran que el movimiento se ha renovado sin aquellos.

Cuando pregunto por sus edades, caigo en cuenta que la mayoría está en base 2 y apenas vivió el fujimorismo. Pregunto, con mayor razón, el porqué de sus antipatías. Gabriel y Jorge me dicen que en el fujimorismo se sentaron las bases de la flexibilización de leyes laborales y la destrucción de sindicatos, que provocaron, según ellos, un gran desempleo.

Margarita Romero tiene un útero de cartón en la mano, símbolo de la protesta por las víctimas de esterilizaciones forzadas. De ellas es el lema más dramático de las marchas: “Somos los hijos de las campesinas que no pudiste esterilizar”. Van en primera fila, como las sahumadoras del Señor de los Milagros. Pero esto es pagano.

Continúo la ronda del porqué la antipatía. Fabio Portocarrero Pinedo, de la UNI, culpa al fujimorismo de la degradación universitaria que “creó a Acuñas y Lunas, y acabó con la época de oro de la UNI”. Lorena Chavero, la única obrera y docente del grupo, trabaja en una empresa textil y se queja de las trabas a la sindicalización.

—Los motivos del no—
Conclusión preliminar: el ‘naker’, aunque no tenga una memoria vital de lo bueno y lo malo del fujimorismo, le achaca a este todas las limitaciones de educación y empleo que vive en carne propia. Que otros gobiernos siguieron el mismo modelo y empezó un crecimiento sostenido que amplió oportunidades a la juventud, no borra las ganas de endosar todo al fujimorismo.

Por supuesto, hay consideraciones que tienen que ver con sus valores y no con sus intereses. Citan el autoritarismo y la corrupción desbocada. Belén Elías, estudiante de Ciencias Políticas de 19 años, ve una conexión entre el asistencialismo populista de Alberto Fujimori y las recientes denuncias por entrega de dádivas.

Los ‘nakers’ no marcharán solos. La Coordinadora Nacional de Derecho Humanos se ha sumado a la convocatoria junto con la CGTP y varias de sus ONG afiliadas. Jorge Bracamonte, secretario ejecutivo de la CNDDHH, se apura en aclararme que “es una convocatoria política, sin identidad partidaria”.

Pregunto a los ‘nakers’ qué harán si se asoman los candidatos a la marcha del 5 de abril, o si cae la mismísima Nadine. Una espontánea responde: “Si quieren, que vengan, pero no van a marchar en primera fila. Que se queden por atrás”.

Los fujimoristas reclaman que la marcha sea pacífica. Los ‘nakers’ aseguran que así tiene que ser.

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