En el mundo animal, algunas especies utilizan la lengua para limpiarse a sí mismos, acercarse el alimento o para cazar, como en el caso de los sapos.
El movimiento con la lengua que realizan las serpientes, de sacarla hacia el exterior, hacerla vibrar rápidamente para regresarla a la boca en forma acelerada ha sido una interrogante para los científicos desde hace muchos años. Se han construido muchas hipótesis en cuanto a la razón de este movimiento y si el hecho que sea bífida (dividida en dos) tiene alguna función más allá de una particularidad que salta a la vista.
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Kurt Schwenk es un biólogo de la Universidad de Connecticut que ha estudiado durante más de 20 años estas interrogantes. De acuerdo con el científico, la lengua de las serpientes funciona como unos radares de olor de su entorno. Cuando las proyectan hacia el exterior, la lengua recoge agentes químicos, tanto del aire como del suelo.
La asombrosa lengua de las serpientes carece de receptores de aromas, por tanto, su función es depositarlos en la boca, donde se trasladan hasta la zona en donde serán procesados y decodificados, en el llamado órgano de Jacobson. Este proceso termina por enviar al cerebro esa información.
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La función de la lengua bífida o bifurcada tiene que ver con la capacidad de recolectar información de dos zonas distintas y opuestas, aunque nos parezca que se trata de pequeños espacios muy cercanos como para captar distintos olores o sabores, Sin embargo, el nivel de agudeza les permite distinguir cambios y particularidades en cada dirección.