(Foto: El Comercio)
(Foto: El Comercio)
Paola Villar S.

En agosto del 2016, cuando asumió la presidencia del Instituto Nacional de Radio y Televisión del Perú (), el periodista , recuerda haberse preguntado: “¿Por qué nos llamamos y Radio Nacional si solo lo somos de aquellos que hablamos castellano?”. 

A partir de esa incógnita nació la intención de realizar el noticiero “Ñuqanchik” –palabra que significa “nosotros”–, que se convertiría en el primer segmento de noticias del país con una programación en quechua. El espacio es conducido por presentadores que hablan las dos variantes del idioma originario más representativas en el ámbito nacional: el chanca (Clodomiro Landeo) y el Cusco-Collao (Marisol Mena). Coya explica que se eligió incorporar ambas versiones del quechua a partir de una observación del Ministerio de Cultura, pues el quechua no es un idioma único y presentarlo en un formato televisivo y radial implicaba tener ello en consideración. 

“Fue un proyecto complejo, quizá el más retador dentro de los treinta años que llevo haciendo televisión”, asegura el funcionario. “TV Perú llega al 90% del territorio nacional y Radio Nacional al 70%, con lo que calculamos que nuestra audiencia potencial es el 100% de los quechuahablantes”, agrega. 

Con Mena y Landeo, el objetivo era encontrar puntos comunes que tampoco implicaran excluir a quienes hablan, por ejemplo, el quechua de Áncash o de Cajamarca, pues la entidad también se encargó de involucrar en el proyecto a corresponsales que hablaran estas variantes desde sus respectivas regiones. 

El estreno oficial del programa fue en diciembre del 2016. Según Coya, el IRTP logró afirmar con este esfuerzo su apoyo a la política de inclusión para incorporar a quienes hablan lenguas distintas al castellano y quienes han sido, sin duda, dejados de lado desde el ámbito comunicacional. 

“Estamos hablando de un tercio de la población peruana. La idea era satisfacer con el programa sus necesidades de información, porque la primera base de todo ciudadano es poder acceder al pleno derecho y ejercicio de estar informado”, menciona Coya. 

RETOS Y AVANCES

Coya afirma que el camino para lanzar el programa estuvo lleno de obstáculos, desde los presupuestales hasta de percepción en el interior del IRTP de si podría funcionar. Sin embargo, antes del estreno, cuenta que comprobaron el potencial del proyecto cuando escuchó a una señora en la Plaza de Armas de decir: “Por primera vez en mi vida voy a tener la oportunidad de sentarme frente al televisor y entender qué me dicen”. 

El IRTP recibió, por esta iniciativa, dos premios de Creatividad Empresarial en las categorías de Comunicación Innovadora y Cultura.
“Creo que esto es importante y que ha sido el aporte, además, porque ha contribuido a una sensación de orgullo de las personas que tienen como lengua materna el quechua. Ha tenido otros efectos: aparte de reforzar la política de lenguas originarias, otras instituciones siguieron el camino del IRTP (como el Poder Judicial)”, resalta. 

La labor de la institución no ha quedado ahí: en abril del 2017, se estrenó “Jiwasanaka”, un programa en aimara, y en enero del 2018 se lanzó un programa radial en asháninka, que evalúan llevar a la plataforma televisiva. 

Con el regreso de Coya a la presidencia del IRTP hace poco más de un mes, el periodista destaca que retomará los planes de ampliar la cantidad de programas de lenguas originarias que el instituto produce, más allá de los noticieros y con variación de los horarios para abarcar a una mayor cantidad de televidentes y radioyentes. 

Entre los planes de mediano plazo de la entidad pública, señala que una de las más destacadas es la implementación de noticieros de Radio Nacional y de TV Perú en castellano en diversas partes del país y con una programación que provenga de las ciudades. 

De hecho, una de las metas de Coya es concretar un programa en el idioma shipibo-konibo. Precisa que aún no tienen plazos delimitados para ese proyecto, pero ya se encuentra entre los planes de la entidad.

“Que se haya logrado impulsar estas iniciativas me hace sentir orgulloso de haber apostado por una idea arriesgada y osada, pero más allá de eso está también el contribuir con un pequeño grano de arena a que este país sea más inclusivo, menos racista y que se reconozca el valor y la importancia de nuestras lenguas originarias”, puntualiza.

Contenido sugerido

Contenido GEC