a Galería Lucía de la Puente se fundó en el año 1995  y su objetivo fue difundir las obras de creadores plásticos  reconocidos, así como, de jóvenes artistas. [Foto: Víctor Gonzales]
a Galería Lucía de la Puente se fundó en el año 1995 y su objetivo fue difundir las obras de creadores plásticos reconocidos, así como, de jóvenes artistas. [Foto: Víctor Gonzales]
Jorge Paredes Laos



En los últimos meses lo ha pensado mucho. Lucía de la Puente dice que la etapa de duelo ya pasó y que ahora está preparada para anunciar el cierre de la galería que lleva su nombre y que por 22 años ha sido uno de los espacios de arte más importantes de Lima. La casona en la que se ubica —en la cuadra dos del Paseo Sáenz Peña, en Barranco— pasará pronto a formar parte del vecino Hotel B, y se producirá lo que ella llama “una reingeniería”.

De la Puente habla sobre estos planes y la que será la última exhibición de su galería: una muestra de homenaje al recordado Fernando de Szyszlo.

En los círculos de arte se habla con tristeza del cierre de la galería. ¿Cuáles son los motivos de esta decisión?
Yo diría que va a haber una reingeniería. Como saben, somos vecinos del Hotel B, y hace un tiempo su directorio —del cual también formo parte— me hizo llegar una propuesta interesante para integrar ambas propiedades. La galería dejará de operar como tal, pero se mantendrá una sala —dentro del hotel— en la que se realizarán eventualmente exposiciones, charlas y diversas actividades vinculadas al arte, aunque ya no estarán totalmente abiertas al público.

¿En lo personal cómo vives esta situación?
Me ha tomado mucho tiempo procesarlo. Yo creo que ya pasé el duelo… Finalmente, la galería ha sido parte de mi vida y ha sido una hija muy presente en estos últimos 22 años.

Se puede pensar que la decisión está vinculada a la recesión económica en el país…
No va por ahí, porque, finalmente, voy a hacer un proyecto que me entusiasma mucho también. Sucede que estoy en otra etapa de mi vida, tengo nietos, y me provoca disfrutar más. El trabajo de galerista es muy demandante; la gente cree que se trata solo de la foto de la inauguración, pero para llegar a eso hay un enorme trabajo detrás. Voy a seguir vinculada al arte pero de otra manera: haré consultorías, participaré en proyectos específicos, trabajaré con artistas que me gustan… Tengo también una propuesta para ser parte del comité de adquisiciones del Museo Reina Sofía, de Madrid, algo que no podría realizar siendo galerista.

Y la última exposición será un homenaje póstumo a Szyszlo…
Con él se dio una situación sui generis. Yo lo conocía desde pequeña, era muy amigo de mi madre; sin embargo, por esas circunstancias de la vida nunca había expuesto en la galería ni en Barranco, donde él había nacido. Hace un tiempo se dieron las condiciones y nos pusimos a planificar esta exposición que iba a realizarse inicialmente en setiembre. Pero, en mayo, él me llamó desde Miami, con una voz debilitada por una neumonía, y me pidió postergar la fecha. Entonces el único mes que tenía disponible era enero. Él no lo sabía pero la galería cerraría después de eso. “Bueno —me dijo—, enero está bien, porque yo tampoco puedo esperar tanto”.

En el año 2002, la galería cambia de lugar y se instala en una casona, en el Paseo Sáenz Peña, Barranco, declarada monumento histórico  y sometida aun proceso de restauración. [Foto:
En el año 2002, la galería cambia de lugar y se instala en una casona, en el Paseo Sáenz Peña, Barranco, declarada monumento histórico y sometida aun proceso de restauración. [Foto:

¿Y empezaron a planificar juntos la muestra?
Sí, hace tres meses vino a ver la sala; quería saber cuántos cuadros necesitaría y sucedió una anécdota muy bonita. En un momento me dijo: “Esta será mi última exposición en Lima y quiero que sea la mejor”. Cuando salíamos, en la puerta, le conté que también iba a ser la última de la galería. Entonces nos abrazamos, y me dijo: “Vamos a cerrar con broche de oro”. ¿Quién iba a pensar lo que pasaría después?

¿Cómo será esta exposición de cierre?
La inauguraremos en enero y será algo muy sentido. Exhibiremos su mesa de trabajo y, te cuento una primicia, vamos a exponer el cuadro que dejó en proceso, el que estuvo pintando el último día de su vida. Además, otras diez obras que había donado al Museo de Arte de Lima y que nunca habían sido expuestas en conjunto. Será una exposición coorganizada con el MALI, incluirá otras actividades como conferencias y charlas dedicadas a su inmenso legado.

¿Qué es lo mejor que te ha dejado tu trabajo en la galería?
Me ha permitido conocer gente extraordinaria, no solo artistas, sino personas interesadas en el arte. Uno de los momentos más emocionantes fue haberle vendido algunas piezas al MoMA y después haberlas visto exhibidas [dos obras de Sandra Gamarra]. Hubo muchísimas muestras que me llenaron el espíritu pero no quiero decir nombres, sino agradecer a todos los artistas que confiaron en mí. Todos fueron importantes, incluso los que se fueron por algún motivo.

¿Te afectó mucho, por ejemplo, el problema por pagos que tuviste con Ramiro Llona?
Sí, me afectó mucho… pero es un capítulo pasado. Cada quien eligió su ruta y yo estoy contenta con la opción que tomé. Tuve, además, el apoyo de todos los artistas de la galería. Eso me sirvió para aprender y seguir adelante… Creo que uno en la vida tiene muchos sueños, pero no siempre puede lograrlos todos. Por eso se debe potenciar al máximo lo que uno logra.

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