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Edificio Giacoletti: ¿Cómo es recuperar una estructura que fue destruida casi en su totalidad?
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Luego de que un incendio lo consumiera casi por completo, quedando en abandono, finalmente se dará inicio a la reconstrucción del emblemático Edificio Giacoletti, a fin de recuperar su historia y ponerlo al servicio de la ciudad. Este jueves, el alcalde de Lima, Rafael López Aliaga, colocó de forma simbólica la primera piedra de la restauración. Según el burgomaestre, la estructura deberá estar terminada en 18 meses, es decir, en febrero del 2027. Asimismo, Prolima será la entidad encargada de llevar adelante este ambicioso proyecto.
El Edificio Giacoletti, construido en 1912 y declarado monumento histórico de Lima en 1972, se ubica en la esquina de la avenida Nicolás de Piérola y el jirón Quilca, frente a la Plaza San Martín. Quedó destruido a causa de un incendio ocurrido en octubre del 2018. Actualmente, solo queda en pie la parte exterior.
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“Vamos a seguir trabajando por recuperar Lima. Investigar cómo era este edificio, cómo eran los acabados iniciales, y en tantos otros lugares que hemos puesto en valor. Estos detalles son los que marcan la diferencia, son apreciados por los turistas. Aquí hay mucha vida, historia, tradición, es una ciudad que tiene mucha magia, secretos, y hay que ir sacándolos a la luz y ponerlos en valor. Gracias al personal de Prolima por su trabajo”, dijo la autoridad edil.
¿A qué se destinará el edificio?
Luis Martín Bogdanovich, gerente de Prolima, detalló que la construcción del Edificio Giacoletti abrió el camino a otras obras emblemáticas que dieron forma a un espacio monumental en el Centro Histórico de Lima: el Hotel Bolívar, el Club Nacional, los Portales de Zela y Pumacahua y también el monumento a Don José de San Martín. En sus inicios, en los ambientes del edificio funcionó la célebre cafetería Giacoletti, que dio nombre al inmueble y que se convirtió en punto de encuentro de generaciones de limeños.

“Luego, en los años 40, fue reconstruido tras un incendio y declarado monumento histórico en 1972. En el 2018 volvió a ser devastado por las llamas, quedando como una herida abierta en la memoria colectiva de nuestra ciudad. Hoy, en el marco del Plan Maestro del Centro Histórico de Lima, damos inicio oficial a su recuperación, lo que permitirá tenerlo como un símbolo arquitectónico fundamental de la capital”, dijo.
Bogdanovich explicó que el proyecto de puesta en valor del inmueble contempla la restauración de su fachada original de 1912, así como la implementación de un moderno y amplio centro de atención al turista, equipado con mobiliario y tecnología de ultima generación, que ofrecerá un servicio como en las grandes capitales del mundo.
De igual modo, y en coordinación con la Policía de Turismo, agregó que se habilitará un espacio destinado a fortalecer las acciones de la red de protección al turista. Además, el edificio también será sede de la marca ‘Lima Ciudad de Los Reyes’. En tanto, contará con una sala de interpretación inmersiva.
“Este proyecto se suma a los que viene ejecutando Prolima, todos guiados por la evidencia histórica y la documentación rigurosa. De esta manera, damos el primer paso para que el edificio vuelva a ser un ícono limeño, recuperando su historia y poniéndolo al servicio de la ciudad”, sostuvo.
Detalles de la intervención restaurativa
El arquitecto José Hayakawa, de Yuyai-UNI (Grupo de Investigación sobre Patrimonio de la UNI), dijo a El Comercio que lo que se espera de una intervención restaurativa es que se tome en consideración las dimensiones y características que esta edificación protegida por el Estado posee. En este caso, tiene que ver con los materiales, las técnicas constructivas, la ornamentación, la organización de los diversos espacios o ambientes, y la historia de esta edificación.
“Hay no solo una dimensión arquitectónica, sino también una dimensión urbana, pues se trata de un edificio cuya historia nos remite a movimientos artísticos en diversos momentos de la ciudad, sobre todo en la primera mitad del siglo XX, y que al estar justo en el encuentro entre espacios muy interesantes, como la plaza San Martín, el Jirón Quilca y la avenida Nicolás de Piérola, tiene un protagonismo urbano muy relevante”, señaló.

En ese sentido, Hayakawa mencionó que se esperaría que la intervención restaurativa tome en consideración todas estas características, que implican estudios rigurosos, con participación de historiadores, arqueólogos, conservadores y demás expertos. Por otro lado, agregó que también es importante saber el uso que se prevé destinar.
“Si por un lado tenemos una plaza San Martín que sigue siendo una especie de ágora popular, espacio de reunión de muchos colectivos, manifestaciones, el edificio Giacoletti podría tener un uso que sume a ese fin y que nos ayude a reconocernos como colectivo en todas nuestras diversidades”, indicó.
Por su parte, Iván Traverso, Gerente General de la empresa Refuerza Ingeniería & Construcción, comentó que al restaurar un patrimonio, lo usual es es llevarlo a su a su estado primigenio, que en este caso es al 1912. Explicó que esa es la primera pauta que seguro ha tomado en cuenta Prolima. Una vez que se determina eso, se tiene que indagar con historiadores qué tipo de estructuras y materiales de arquitectura se empleaban en esa época, porque no se puede emplear los materiales actuales para restaurar un elemento que empleaba quincha o adobe.

“En esa época se empleaba mucho lo que es la quincha. Entonces, el edificio probablemente estaba en gran parte construido así. Ahora, el Giacoletti es un caso especial, porque al haberse venido abajo casi por completo en la parte interior, no hay nada que rescatar adentro. Lo que se tiene es un proyecto de reforzamiento moderno para la parte interior, rescatando la fachada por la parte exterior", detalló.
Traverso dijo que todo esto implica que para la fachada o cara del edificio se va a tener que buscar revestimientos de la época. No se puedes usar cemento, pues es un material que llegó al Perú más o menos en los 20. “Esto implica toda una logística y trabajar con mano de obra muy especialista”, añadió.
“Por lo que he visto van a usar técnicas modernas de reforzamiento, emplear muy seguramente lo que son reforzamientos con concreto armado, van a hacer columnas, vigas, emplear acero, ya nada que ver con la quincha. Ahora, por tema de acabados internos, no van a poder usar materiales de la época“, destacó.
A su turno, Elizabeth Añaños, arquitecta y urbanista de la PUCP, consideró que otro tema importante es la funcionalidad del edificio, es decir, rescatando que tiene una simbología muy relevante, se pude pensar en un nuevo edificio Giacoletti mucho más hacia el ciudadano.
“Si bien va a tener servicio al turista, también se puede quizás incorporar servicios culturales o servicios comunitarios para la población. Muchas de las restauraciones en los edificios de centros históricos han sido pensadas en el programa que alberga, a fin de que sea más dinámico el espacio y conectado a la ciudad“, mencionó.
¿Cómo recuperar el edificio y conservar su historia?
Hayakawa precisó que el hecho de que el Edificio Giacoletti se haya incendiado es un factor importante para determinar el proceso de restauración y las técnicas a utilizar. Explicó que al haber existido anteriormente un local en el que de acuerdo a su uso se realizaba gestión de fuegos (pollería), la materialidad de la edificación resulta favorable a ese tipo de siniestros. Entonces, dependiendo del uso que se le vaya a dar a la estructura, dijo que se esperaría que la restauración tome en consideración todas las medidas técnicas que permitan prevenir ese tipo de situaciones.
“Por ejemplo, tomar en consideración que se tome en consideración todas las cautelas posibles en las instalaciones eléctricas o las sanitarias, así como en las estructuras a colocar, para que sinestros con fuego y otros no se repitan. Habría que agregarle una gestión técnica y contemporánea que permita prevenir todo ese tipo de situaciones“, expresó.

Por otro lado, otra medida a ejecutar si se quiere evitar una situación de colapso es el mantenimiento adecuado de la estructura. Subrayó que esta acción evitará situaciones más complejas como las restauraciones, que son intervenciones muy especializadas, complejas y normalmente costosas.
En tanto, Traverso detalló que solo para la rehabilitación de la fachada existen algunas técnicas, como por ejemplo, realizar inyecciones en ciertos elementos que tienen fisuras. Pero previo a eso se tiene que llevar a cabo una evaluación. “Hablamos de inyecciones epóxicas, a veces de mortero, a veces de cal. Se evalúan qué estructuras ya están muy dañadas o se pueden salvar, sacas muestras y las envías a un laboratorio para ver si las propiedades de origen se mantienen o se han visto afectadas”, agregó.

Una vez que se determina qué parte se puede salvar y qué no, siempre buscando el criterio de mínima intervención, se procede a retirar todo lo dañado, mientras que el resto de la estructura se recupera bajo las técnicas de inyecciones, de tratamientos epóxicos, de mejoramiento de la resistencia.
En el caso de los acabados, Traverso mencionó que si se tiene algún elemento dañado, hay que tratar de fabricar un propio acabado en el sitio y proceder a la reparación. “De esta manera es como normalmente recuperas patrimonio que se ha visto afectado”, puntualizó.
Por otro lado, el Arq. Luis Villacorta, de la UNI, comentó que se podrían hacer algunos cambios en el interior del edificio, pero manteniendo la misma forma en el exterior, las mismas características y de preferencia con los mismos materiales, aunque con un refuerzo estructural.
“Procurar utilizar eh lo las mismas técnicas constructivas y los mismos materiales, no tratar de hacerlo de materiales contemporáneos porque con eso se estaría perdiendo parte de su originalidad. Es cierto que lo que se va a hacer más que una restauración es casi una reconstrucción, pero es importante mantener los materiales tradicionales, aunque con ciertos materiales contemporáneos“, precisó.








