“No le temo a la muerte, ni a los golpes, ni a las cosas nuevas, pero sí al fracaso”. El campeón de la Asociación Mundial de boxeo en la categoría supermediano, David ‘Pantera’ Zegarra, desafía a la muerte con los puños cada vez que ingresa a un ring, y se enfrenta a sus limitaciones cada vez que asume un nuevo reto artístico, como es el caso de su reciente incursión en la pantalla grande, en la película “Atrapado, luchando por un sueño”, producida por Hope Films.
Con la dirección de Pedro Ramírez Ugarte y los roles protagónicos de Vincenzo Leonardi, Christopher Moreno, Giselle Collao y José Luis Ruiz; “Atrapado” relata a manera de flashbacks los dramáticos sucesos de la infancia de Mateo (Christopher Moreno), los cuales arrastran al protagonista hacia un camino de oscuridad, dolor y soledad.
“Cuando Pedro, el director, me habló del concepto y los detalles de la película acepté gustosamente participar porque me pareció una historia sumamente interesante, además iba a ser una nueva experiencia, un nuevo aprendizaje y reto. Fue mi primera vez y por más corto que haya sido, fue inolvidable”, destaca David Zegarra Albarracín, quien interpreta a un peleador callejero en el filme peruano que hoy llega a las salas de cine a nivel nacional.
—¿Cómo te preparaste para este reto?
Mis escenas se grabaron hace más de tres años, mucho antes de la pandemia, fue difícil porque han habido golpes, resbalones, tenía miedo de golpear al actor principal, tuvimos que repetirlas varias veces; pero me gustó mucho. De hecho, la experiencia que adquirí en televisión de alguna forma me ayudó.
—¿Dónde se grabaron las escenas de pelea?
En la Máquina del sabor, una discoteca, antigua, abandonada, que queda en Chorrillos, participaron un montón de extras, fue increíble. Después del avant premiere, cuando publiqué detalles de la historia en mis redes sociales, una persona me escribió, emocionada, para contarme que había sido un extra y que iría a ver la película con toda su familia. “Atrapado” es una historia aleccionadora, muy recomendada.
—¿Dónde queda el boxeo ahora que regresaste a la TV e incursionaste en la pantalla grande?
Sigo peleando, tuve una pelea hace poco, antes del avant premiere de la película, y tengo otra programada para octubre, en Huarochirí. Durante la pandemia viajé a México para continuar con mis entrenamientos, nunca dejé de pelear ni de entrenar.
—¿Cómo llegas al boxeo?
Me identifico un poco con la película porque las personas de bajos recursos, como fue mi caso, tienen que pasar por diferentes etapas para alcanzar sus metas. A los 16 años mi papá me llevó en la 73B al Estadio Nacional para probarme en la selección de boxeo. Recuerdo que entré temeroso, y lo primero que vi fue a la selección entrenando, estaba mi eterno rival, Jonathan Maicelo, luego me acerqué al entrenador de ese entonces, Faustino Puente, le hablé de los campeonatos que había ganado en las olimpiadas escolares y me citó para el día siguiente. Fue duro porque, además de entrenar, estudiaba y trabajaba. Fui avanzando poco a poco, llegué primero a la preselección de boxeo, luego a la selección, y en 2005 dejé el boxeo amateur para hacerme profesional.
—¿La relación con Maicelo fue tirante desde el inicio?
Al principio casi no nos cruzábamos, pero cuando ingresé a la selección, el choque era continuo. Maicelo se sentía el mejor, no le gustaba que le hagan preguntas, parecía que tenía celos profesionales. Entre nosotros siempre hubo roces, nunca nos hemos llevado bien, y eso continúa hasta hoy.
—¿Ya hay fecha para la esperada pelea que tienes pendiente con Maicelo?
Creo que tanto él como yo estamos dispuestos, los dos estamos de acuerdo, solo falta la persona idónea que negocie con ambos, y pactemos la fecha, hora y lugar. Aún no hay nada concreto.
—¿Qué factor prima en esta negociación?
No voy a ser mezquino, no lo voy a negar, la parte económica es fundamental porque hay una preparación previa de dos o tres meses, que involucra terapia psicológica, entrenamiento físico, hidratación y alimentación. Va a ser una pelea difícil, pero también una bonita oportunidad para limar asperezas. A mí me faltó el respeto, manchó mi honra al meterme un cachetadón (en 2017, durante una conferencia de prensa), pero gracias a Dios, los dos practicamos el mismo deporte, entonces podemos solucionar ese problema en el ring.
—¿Cuál ha sido la pelea más difícil que has enfrentado?
En este deporte no hay pelea fácil, expones tanto tu vida que por más fácil que sea el rival, todas son difíciles.
—Antes de retirarse del boxeo, Kina Malpartida aseguró que “la vida del boxeador no es bonita, es como estar en una guerra”. ¿Compartes su opinión?
Así es, es muy duro, en cada encuentro mi vida corre peligro, todas las peleas son difíciles.
—¿Es verdad que en tu primera pelea profesional recibiste 250 soles?
Un poquito más, pero no llegaba a 300 .
—¿Es rentable ser boxeador? ¿Cuánto se puede llegar a ganar?
Toda mi vida he vivido del deporte, tengo 36 años y soy boxeador desde los 16, el boxeo me ha permitido viajar, conocer gente, moverme en el ámbito artístico, llegar a la televisión, ahora al cine. No me puedo quejar, me ha ido muy bien.
—¿Es verdad que en la TV fuiste discriminado por tu color de piel?
Hay bastante de eso, pero no solo en la TV, antes las personas se abrían cuando pasaba por la vereda, seguro creían que les iba a robar; sin embargo ahora, que soy conocido, la gente se me acerca, me abraza, me pide autógrafos.
—Un boxeador aparentemente es fuerte, no le teme a nada, ¿cuál dirías que, en tu caso, es tu gran temor?
Al fracaso, por eso siempre busco la forma de sobresalir, de crecer como persona y profesional. No le temo a la muerte, a los golpes, a las adversidades, a las cosas nuevas.
—Apelando a tu sentido de autocrítica, ¿hay algo de lo que te arrepientes?
De nada, porque solo miro hacia adelante, no hacia atrás. Si no hiciste algo ayer, lo haces en las próximas horas.
—En “El valor de la verdad” dijiste que fuiste el responsable de la muerte de la señora Hilaria Ayala...
Obviamente hubiese querido que no ocurra, pero ya sucedió, el tema está zanjado, solucionado, estoy seguro que la señora ya me perdonó porque he hecho las cosas bien y las voy seguir haciendo.
—¿Cómo defines el momento que vives?
Muy bonito, hay que seguir para adelante, el día a día es una lucha constante, las cosas buenas y malas hay que esperarlas con una sonrisa.