(Foto: Archivo personal)
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Milagros Asto Sánchez

Nací en el Perú hace 30 años. Estudié Ingeniería Industrial. Desde hace tres años viajo por el mundo. Hace poco la cadena mexicana de hoteles de lujo Vidanta me eligió para trabajar como embajadora de su marca y ser vacacionista profesional por todo el 2019. Pueden conocer más sobre mis viajes en mi cuenta de Instagram @Mowgli_Travels.

Desde hace tres años, Andrea Martens ha cambiado el mundo corporativo por experiencias que van desde aprender del desprendimiento material rodeada de ovejas en Nueva Zelanda hasta vivir en un bote en las aguas del Pacífico. Esta viajera peruana, que ha estado en 55 países en seis continentes, fue elegida en noviembre entre más de 15.000 candidatos de más de 120 naciones para realizar por un año “el mejor trabajo del mundo”: ser vacacionista profesional con un sueldo total de US$120.000.

— ¿Dónde estabas cuando te enteraste de la noticia?

Yo estaba en la India, acababa de llegar a un ‘ashram’ [lugar de meditación] en el que iba a empezar un entrenamiento de yoga, como era un sitio supersilencioso no podía gritar. Eran las 2 de la mañana cuando me llamaron y me dijeron que me habían escogido para ser la nueva embajadora de la marca Vidanta (que tiene centros de entretenimiento, desarrollos turísticos y destinos de lujo en las playas de México). No lo podía creer.

— ¿Cómo fue el proceso de selección?

Todo fue en base al perfil, al currículum. Pasé por dos entrevistas, en la primera me preguntaron sobre mí, por qué creía que era buena para este trabajo. Luego seleccionaron a 10 para una segunda entrevista que fue un poco más dinámica. Hicimos ejercicios sobre qué hacer en diversos escenarios, tuve que actuar. Me preguntaron sobre mi experiencia online, cómo tomaba y editaba fotos. Ellos buscaban a alguien con experiencia en márketing y ventas, a quien le gustara viajar y conocer a gente, alguien que disfrutara de las aventuras y entonces mi perfil encajaba muy bien.

(Foto: Archivo personal)
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— ¿Qué te caracteriza como viajera?

Creo que aprender de las personas. En el segundo año de viaje comencé a darme cuenta de que lo que me encanta de estar viajando es que siento que aprendo mucho más de lo que he aprendido en todos mis años de colegio, de universidad, de trabajo.

— ¿Qué experiencias te vienen a la mente?

Me encanta aprender de la gente. En Nueva Zelanda, donde viví un año, aprendí que no necesitamos tantas cosas como pensamos. También viví un año en un velero por las islas del Pacífico, donde aprendí que mis manos sirven para más que usar una computadora, que las puedo usar para hacer leche de coco o arreglar un motor. Hace poco me fui a un monasterio en Nepal, donde aprendí del budismo y la meditación, sobre el poder de la mente. Cuando escalé en el Himalaya aprendí un montón sobre mí, mi cuerpo me falló un par de veces a cinco mil metros de altura, aprendí a seguir para adelante. Aprender es la parte más importante de viajar, por eso es que sigo y estoy siempre abierta a nuevos planes.

— Esa es la parte de viajar que no se ve en Instagram.

Exacto, yo antes viajaba así. Tenía mi ‘check list’. Cuando viví en Europa tenía que ir a Londres, París, y buscaba los top 10 de Tripadvisor. Ahora viajo de una forma totalmente diferente. Fui a la India y no fui al Taj Mahal, no era mi prioridad porque yo viajo para vivir experiencias, muchas veces me hospedo con los locales y hago algún trabajito en sus casas y, a cambio, ellos me hospedan. Así aprendes de la cultura de una manera totalmente diferente.

(Foto: Archivo personal)
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— ¿Cómo desarrollaste esta pasión por viajar?

Creo que empezó cuando me fui por primera vez a vivir fuera del Perú, a Aspen, en Colorado, para trabajar en la temporada de esquí. Tenía 18 o 19 años y conocí a unas australianas de mi edad que viajaban por todo el mundo. Eso me abrió los ojos. Ellas trabajaban conmigo en una tienda de ropa y debo decir que, años después, cuando estuve en esos trabajos corporativos en empresas como Loreal o IBM, nunca sentí que me gustaran tanto como me había gustado el trabajo en la tienda de ropa. Hace tres años renuncié a un trabajo corporativo y me di cuenta de que lo que yo quería era promover el Perú. En diciembre de hace tres años me decidí a viajar a África por dos meses, pero, al final, no usé mi pasaje de regreso. 

— Y ya no volviste a los cargos corporativos.

Para nada. Los primeros seis meses estuve viajando entre África, Bali y Australia, después fui a Nueva Zelanda, donde trabajé en tiendas de ropa, en un hostel, en una fábrica, en un bar. 

— ¿Dirías que viajar es tu trabajo ideal?

Yo creo que todavía no encuentro mi trabajo ideal, no te diría que ser embajadora de Vidanta es mi trabajo ideal porque es un trabajo de un año, por el que estoy muy agradecida, pero luego se acabará. Yo creo que aún estoy buscando mi trabajo ideal, por eso quiero seguir viajando, para conocerme más y saber en qué puedo aportar al mundo. El trabajo con Vidanta me va a dar una buena base para ver cómo es el trabajo en el mundo del turismo y así ir encontrando mi camino.

(Foto: Archivo personal)
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—¿Qué harás durante este trabajo?

Como embajadora de Vidanta estaré compartiendo en las redes sociales todo lo que la marca tiene para sus clientes, cosas como las playas increíbles, la oportunidad de visitar a las ballenas. Se trata de vivir las experiencias y mostrárselas a la gente. Ellos quieren darle mi personalidad a la marca. También habrá un trabajo de marketing. Es un poquito de todo, será un trabajo muy dinámico. En los primeros meses estaré en Puerto Vallarta, luego siguen Los Cabos, la Riviera Maya.

—¿Cuál es el lado menos bonito de vajar?

Mucha de la gente que comenta mis posts piensa que solo se trata de diversión y que cuando viajas todo es perfecto, pero mis viajes ya no son como vacaciones, mis viajes son mi vida diaria, entonces te pasa de todo, te peleas con gente, es una vida normal. Desde hace seis meses intento mostrar esa realidad en mis redes. A veces subo una foto de mi plato de comida hermoso y luego enseño otra foto en la que se ve que estoy sola en el restaurante. Además, cuando viajas estás lejos de tu familia y paras de despedida en despedida.

—Muchos aún se sorprenden de que una mujer viaje sola, ¿cómo luchar contra eso?

Desde hace unos meses empecé a grabar a las mujeres viajeras que conocía para que me digan por qué viajan, cómo se han sentido, para que motiven a otras mujeres a viajar. Además, no puedes no salir porque piensas que algo te va a pasar o porque eres mujer. El miedo que nos instalan es incorrecto, porque, sí, hay que tener cuidado estemos donde estemos, pero si dejamos de hacer las cosas por miedo nada nunca va a cambiar.

— Si empezamos vacaciones, ¿en qué debemos invertir?

Para mí, las personas deben invertir su dinero y su tiempo en lo que sea que los apasione. En mi caso es viajar y vivir experiencias, pero si en tu caso es tocar el violín o correr o ver esculturas de arte, en eso debes invertir. Y si te gusta viajar, no importa si te vas a la esquina. No te tienes que ir a Tailandia para disfrutar de la mejor playa o a Bali para hacer yoga. Nosotros lo tenemos todo aquí. 

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