Miles de personas se manifestaron este miércoles en Kabul para pedir el fin de la violencia contra los hazaras, una minoría chiita, siete de cuyos miembros fueron decapitados la semana pasada en el sureste de Afganistán.
Con gritos de "¡Venganza!" y "¡Respeto!" los manifestantes, muchos de ellos hazaras, empezaron la manifestación bajo la lluvia en el oeste de la capital, indicó un periodista de la AFP en el lugar. Luego se dirigieron hacia el palacio presidencial llevando los ataúdes de las siete víctimas.
"Hoy nos han matado a nosotros, mañana os tocará a vosotros", rezaba una pancarta en referencia a los insurgentes talibanes y a los militantes del Estado Islámico, ambos grupos señalados responsables de la decapitación de cuatro hombres, dos mujeres y un niño.
Cuando los manifestantes se acercaron al palacio presidencial se oyeron disparos de advertencia al aire pero según un responsable policial no hubo heridos.
Los cuerpos fueron descubiertos el domingo por las autoridades locales en la provincia de Zabul, donde tienen lugar desde el sábado combates entre facciones talibanes rivales. En febrero 31 hazaras había sido secuestrados en el sur, de los que 24 fueron liberados.
Los hazaras, en su mayoría chiitas, representan un 10% de la población afgana. Entre 1996 y 2001 fueron víctimas de la persecución de los talibanes sunitas cuando éstos dirigían el país.
Según ellos, las autoridades no les protegen lo suficiente contra los talibanes, que en los últimos meses han llevado su insurrección a varias provincias del norte de Afganistán, hasta ahora estables.
"¡Ghani dimisión, Abdulá dimisión", gritaban los manifestantes en referencia al presidente Ashraf Ghani, de la etnia pastún, la más importante en Afganistán, y del jefe del ejecutivo, Abdulá Abdulá, de padre pastún y madre tayika.
"Queremos que se haga justicia. Vamos al palacio presidencial a pedir cuentas a nuestros dirigentes que brillan por su incompetencia", dijo a la AFP Mohamed Hadi, un manifestante hazara de 42 años.
"Queremos saber por qué el gobierno se muestra indiferente. Pedimos la dimisión de los dirigentes porque son ineficaces y corruptos", pidió por su parte Mohamed Jawad Sultani, un profesor de universidad.
El martes, los servicios de información afganos anunciaron la liberación de ocho rehenes hazaras en la provincia de Ghazni, en el centro del país.
Poco después el presidente Ghani aseguró que las fuerzas de seguridad harán todo lo posible para encontrar a los responsables de la decapitación de los hazaras y condenó a los "asesinos" que según él quieren "sembrar la discordia y el miedo" en Afganistán.
"Es posible que estos asesinatos sean crímenes de guerra. Sus autores tiene que ser llevados ante la justicia", dijo por su parte Nicholas Haysom, jefe de la misión de la ONU en Afganistán, el miércoles en un comunicado.
Todavía se desconocen las circunstancias de las decapitaciones que tuvieron lugar en una zona fuera del control del gobierno. Desde hace varios días se enfrentan dos facciones talibanes, una leal al mulá Ajtar Mansur, sucesor oficial del fallecido mulá Omar, y otra fiel al mulá Mohamed Rasul, designado la semana pasada jefe de una facción rival.
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