"El legado de Zeballos, tras su paso por uno de los cargos más importantes del Gobierno, está lejos de ser el ideal". (Foto: PCM)
"El legado de Zeballos, tras su paso por uno de los cargos más importantes del Gobierno, está lejos de ser el ideal". (Foto: PCM)
Editorial El Comercio

Diez meses después de haber asumido el puesto de primer ministro, luego de la disolución del Congreso el 30 de setiembre del 2019, dejó el cargo el miércoles pasado para ser reemplazado por .

Sería mezquino no reconocer que el señor Zeballos fue colocado a la cabeza de la Presidencia del Consejo de Ministros (PCM) en un momento político sumamente complicado para el país y que su trabajo solo se haría más difícil, meses después, con la llegada de una emergencia sanitaria para la que ninguna autoridad mundial estaba plenamente preparada. Sin embargo, lo formidable de la tarea no basta para excusar la deslucida gestión que lideró, ensombrecida por nombramientos controversiales en el Gabinete, el uso abusivo de los decretos de urgencia durante el interregno parlamentario y el manejo errático de la crisis pandémica.

De hecho, lo más probable es que este último punto sea el que más pese en el balance que haga la ciudadanía de la labor de Zeballos. En efecto, como indica la última encuesta de Ipsos, el entonces primer ministro dejó el cargo con un, una cifra que supera por primera vez la aprobación (45%) de este poder del Estado desde que comenzó la crisis sanitaria.

Aunque, como hemos dicho, no existía una fórmula correcta para enfrentar una pandemia de esta magnitud, hubo cosas que sencillamente no se manejaron adecuadamente y que el titular de la PCM debió remediar. Resaltan, por ejemplo, la tardía reacción que hubo para hacer grandes cantidades de pruebas diagnósticas y la preponderancia de los menos precisos exámenes serológicos en este proceso. Tampoco se pueden pasar por alto el flagrante subregistro de personas fallecidas, lo errático de algunas regulaciones (como la obligatoriedad del uso de guantes que fue rápidamente abolida), el accidentado reparto de bonos a las familias vulnerables y la maraña burocrática que entorpeció Reactiva Perú.

En el frente político, todavía no se entiende por qué Zeballos decidió, por ejemplo, volver a colocar a Edmer Trujillo en el Ministerio de Transportes y Comunicaciones cuando, meses antes, había tenido que dejar ese mismo puesto empapelado en escándalos y errores (uno incluso involucró la muerte de 17 personas en el antiguo terminal de Fiori). Y cuando finalmente lo reemplazó, colocó en el puesto a Carlos Lozada –ahora titular de Vivienda–, investigado por el Ministerio Público por presunta colusión en agravio del Estado cuando se desempeñaba como director ejecutivo de Provías Nacional.

A los anteriores se suman los casos de Susana Vilca y Rocío Barrios –quien ahora es ministra de Comercio Exterior y Turismo–, nombradas a pesar de las graves denuncias y trances legales que pesaban sobre ellas. La primera por sus antecedentes con concesiones mineras no declaradas y vínculos con la minería informal y la segunda por el pedido de 9 años de cárcel planteado por la fiscalía por el delito de peculado doloso presuntamente cometido contra la administración pública cuando era directora de la Oficina de Asuntos Administrativos de la PCM.

Tampoco podemos olvidarnos de lo ocurrido con , , , , , y , miembros del Gabinete que sumaron pocos meses en sus puestos por las controversias que coleccionaron.

Asimismo, mientras el país esperaba restituir al Congreso, el Gobierno, bajo el liderazgo de Zeballos, aprobó una plétora de decretos de urgencia con objetivos que difícilmente podían considerarse perentorios. En efecto, en lugar de emplear esta herramienta para sacar adelante disposiciones apremiantes para la conducción del país ante la ausencia del Poder Legislativo, se aplicaron medidas como la devolución del ISC a los combustibles más contaminantes, la exoneración tributaria a los libros e incluso el establecimiento de ciertos subsidios para la industria cinematográfica.

En suma, el legado de Zeballos, tras su paso por uno de los cargos más importantes del Gobierno, está lejos de ser el ideal y hace urgente que el señor Cateriano haga un mejor trabajo. El país lo reclama.

Una versión anterior de este texto se refería a María Teresa Revilla como exmiembro del Gabinete. El nombre de la otrora titular del Ministerio de Justicia es Ana Teresa Revilla.

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