“Angamos, al mismo tiempo que pareció momentáneamente sepultar a un pueblo, fue, ha continuado siendo y seguirá siendo la perenne fuente de renovación y de vida de todos nosotros”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
“Angamos, al mismo tiempo que pareció momentáneamente sepultar a un pueblo, fue, ha continuado siendo y seguirá siendo la perenne fuente de renovación y de vida de todos nosotros”. (Ilustración: Giovanni Tazza).
/ Giovanni Tazza
Hace 100 años

La epopeya de Grau en Angamos pareció ser la tumba de un pueblo. En Angamos, el 8 de octubre de 1879, el Perú perdió toda esperanza de curarse de las heridas crueles que había recibido. Pero Angamos, al mismo tiempo que pareció momentáneamente sepultar a un pueblo, fue, ha continuado siendo y seguirá siendo la perenne fuente de renovación y de vida de todos nosotros, porque todos comprendemos que si nuestra raza tuvo grandeza cuando fue abatida, grandeza heredada llevamos en nuestros seres y grandes podemos ser el día en que nos decidamos seriamente a serlo.

H.L.M.

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