Ayer, los establecimientos comerciales franceses en Lima y Callao ostentaban al tope la bandera de su patria. Conmemoraban una nueva fiesta nacional en honor de Santa Juana de Arco, cuya celebración es el segundo domingo de mayo. Cuando estalló la Gran Guerra en 1914 y Francia fue invadida, todos los corazones se volvieron en pos de Juana de Arco y en los templos se prendieron cirios devotos ante su imagen. La fe de todo un pueblo está vinculada a la heroína triunfal. Benedicto XV la llevó a los altares y Francia cada vez la siente más suya.
H.L.M.