Permanecer en la zona de confort no es algo negativo, pero si decides dar el paso, conocerá un mundo de aprendizaje y crecimiento.
Permanecer en la zona de confort no es algo negativo, pero si decides dar el paso, conocerá un mundo de aprendizaje y crecimiento.
Laura Espinoza Busato

La rutina y la monotonía podrían revela un estancamiento de nuestra vida en la “zona de confort”. Vivir en ella implica sentirnos bien y cómodos con lo que estamos logrando sin la necesidad de buscar más. Sin embargo, para tener una, es importante salir de ella y abrirnos a nuevas experiencias.

La zona de confort funciona en el estado mental en el que te sientes seguro y que no arriesgas, en el que sabes que nada logrará hacerte salir de la rutina por miedo a que pase algo malo.

“Salir de la zona de confort puede traer nuevas posibilidades y habilidades, nos permite adoptar otra perspectiva y tener éxito. La principal dificultad que tenemos al salir de ella es sacrificar nuestro status quo, sacrificar lo que hoy nos está funcionando y dando buenos resultados”, comenta el economista conductual, David Laurent a de El Comercio.

Según el experto, las personas salen de su zona de confort mucho más en tiempos de crisis, es decir, cuando no están muy bien, pierden el trabajo o pierden una gran cantidad de dinero. En esos momentos uno está más propenso a salir de la zona de confort, porque no hay mucho que perder. En cambio, cuando a uno le va bien, hay una resistencia al cambio porque el costo de oportunidad es muy alto.

Consejos para salir de la zona de confort

1. Aprovecha las crisis

Recuerda que salir de la zona de confort cuando hay crisis es propicio para los cambios. Si estás pasando por una crisis, este es el momento adecuado, aprovéchalo para salir de tu zona de confort”, recomienda Laurent.

2. Romper la rutina

El romper la rutina empieza en pequeñas cantidades. Por ejemplo, si vas a una tienda y pides “papitas sabor ciruela” y nadie las quiere porque no suenan apetecibles, anímate a pedirlas, como para probar algo nuevo y dejar de lado las papitas normales.

“Eso hace que tengamos pequeñas satisfacciones por rupturas de la rutina que nos hacen perder el miedo al cambio. Son pequeños logros”, comenta el experto.

3. Recordar los grandes cambios de tu vida

Un buen ejercicio es preguntar a la gente cuáles han sido los ocho últimos cambios en su vida. Es posible que vayan desde desayunar diferente, ponerse otros zapatos o usar otro tipo de ropa.

“El solo hecho de pensar en grandes cambios de tu vida hace que tengas más probabilidades de elegir algo nuevo, es una estrategia”, afirma.

4. Cambiar los contextos de conveniencia

Si siempre te juntas con las mismas personas, es probable que no te inviten a hacer cosas nuevas y que no salgan de la rutina. En cambio, si haces cosas por tu cuenta, puedes empezar a cambiar tus patrones y ese será el primer estímulo para crear cambios más profundos en tu vida.

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