Todos sudamos porque es una función corporal completamente natural, pero en algunos casos sucede de manera excesiva y puede llegar a generar malestar a nivel social y emocional. A este cuadro se le conoce como hiperhidrosis.
Quienes presentan sudoración excesiva o hiperhidrosis tienen unas glándulas sudoríparas hiperactivas, lo que desemboca en una producción de sudor fuera de lo normal y en momentos no justificados. Existen dos tipos de hiperhidrosis:
- Focal: Cuando la sudoración excesiva afecta a ciertas partes del cuerpo, como manos, pies, partes de la cara o axilas. Las causas suelen ser emocionales.
- Generalizada: Afecta a casi toda la superficie corporal. La sudoración excesiva aparece como un efecto secundario de un proceso médico subyacente o una causa hormonal.
¿Cuáles son las causas de la hiperhidrosis?
- La naturaleza de la hiperhidrosis primaria o focal es desconocida, pero sí se pueden encontrar ciertos factores que lo desencadenan. Por ejemplo, factores emocionales como los nervios o la ansiedad. La hiperhidrosis focal afecta únicamente a personas sanas, con su inicio en la pubertad y su máximo habitual en la veintena o la treintena de la vida.
- La hiperhidrosis secundaria generalizada sí tiene una enfermedad previa como causa. Entre los múltiples desencadenantes patológicos, encontramos: menopausia, diabetes, obesidad, entre otros.
¿Cuál es el tratamiento?
No existe un tratamiento específico para tratar esta enfermedad. Sin embargo, existen una serie de opciones quirúrgicas y extraquirúrgicas que buscan actuar sobre los nervios que estimulan las glándulas sudoríparas.