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Impulsemos la construcción de mejores instituciones. Es importante desechar la idea de que, si no nos afecta directamente, no tenemos que involucrarnos. Los líderes empresariales debemos involucrarnos y el primer paso es asumir nuestra responsabilidad como líderes de la nación.
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Miremos dentro de nuestras empresas. ¿Tiene mi empresa algún grado de informalidad? ¿Se ha contratado, a través de consultorías, a personas con las que existe un vínculo laboral? ¿La empresa declara gastos personales de los ejecutivos como si fuesen empresariales?
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Desarrollemos programas de responsabilidad social empresarial enfocada en mypes locales. La empresa privada puede invertir en iniciativas que apoyen a microempresarios, estableciendo políticas que busquen incorporar a más microempresas en las distintas etapas de la cadena productiva.
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Trabajemos con los proveedores. ¿Estoy contribuyendo con la informalidad a través de las políticas de mi empresa hacia los proveedores o distribuidores? Fortalezcamos nuestras unidades de abastecimiento.
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Formemos proveedores locales. Las empresas que operan en regiones deben invertir en generar un ecosistema empresarial en la región. Para ello, deben identificar posibles proveedores, capacitarlos e impulsarlos a formalizarse compartiéndoles estándares de sostenibilidad, sin intermediarios ni distribuidores, y asumir los costos que esto genere. Urge romper el centralismo limeño.

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Promovamos el acceso al crédito de las mypes con mejores condiciones. El costo del dinero para las micro y pequeñas empresas es sumamente alto y eso limita sus posibilidades de hacerse más productivas, competir en el mercado y crecer, lo que a su vez condena al país al enanismo empresarial. La falta de acceso al crédito con condiciones adecuadas de financiamiento es una barrera que impide que el país se desarrolle.
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Facilitemos el acceso a servicios financieros a través de campañas de alfabetización financiera y mecanismos que generen incentivos para que las microempresas puedan formalizarse.
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Utilicemos la tecnología y la digitalización para facilitar el proceso de formalización de empresas. La tecnología y la IA generan muchas oportunidades.
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Participemos activamente en los gremios. Ellos juegan un rol importantísimo en la promoción de la formalidad. Por ello, es urgente que las empresas que operan en regiones tengan una participación activa en las cámaras de comercio. Esto permitirá fortalecer el ecosistema empresarial, generando mayor competitividad.
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Generemos oportunidades para los más jóvenes. La evidencia demuestra que cuando un joven empieza en el sector formal se mantiene en este. Mientras que si su primer trabajo es en el sector informal, es poco probable que pueda migrar luego hacia la formalidad.

En nuestro país existe la idea equivocada de que quienes operan en la informalidad se sienten muy cómodos y no tienen ningún interés en formalizarse. Sin embargo, el estudio “Radiografía de la informalidad en el Perú”, realizado en el 2024, encontró que el 88% de los dueños de microempresas que operan en la informalidad quisieran formalizarse. Uno de cada tres explica que su interés en la formalidad radica en que les permitirá acceder a créditos en entidades financieras.
El acceso a servicios financieros ayuda a las empresas a planificar desde objetivos a largo plazo hasta emergencias. Como titulares de cuentas, es más probable que las empresas usen otros servicios, como el crédito y los seguros, para iniciar y ampliar negocios, invertir en educación, administrar riesgos y superar conmociones financieras.
Pero el costo del dinero para las mypes en el Perú es sumamente alto y eso limita sus posibilidades de hacerse más productivas, competir en el mercado y crecer, lo que a su vez condena al país al enanismo empresarial. La falta de acceso al crédito con condiciones adecuadas es una barrera que impide el desarrollo del país.
El 75% de los encuestados considera que el acceso a capital es fundamental para el crecimiento. Sin embargo, 41% no desea adquirir créditos al considerar que las tasas de interés son excesivamente altas. Muchas de estas empresas, al no acceder al sistema financiero formal, terminan siendo víctimas de la extorsión de los gota a gota.