El gigante minorista estadounidense Walmart anunció este viernes que va a dejar de vender cigarrillos electrónicos, citando las complicadas regulaciones que hay en el país y la "incertidumbre" que rodea a esos productos.
En una comunicación interna obtenida por varios medios y luego confirmada por la empresa, Walmart explicó que "completará su salida" de este mercado una vez que se agote el inventario que tiene actualmente.
►Cuatro empresas peruanas se integran al índice de sostenibilidad del Dow Jones
►Ley del libro: propuesta del Ejecutivo aumentaría precios
"Dada la creciente complejidad de regulación federal, estatal y local y la incertidumbre en torno a los cigarrillos electrónicos, planeamos abandonar la venta de productos electrónicos que dispensan nicotina", señala el mensaje.
Walmart ya había aumentado este año a 21 años la edad mínima para comprar tabaco y anunció que dejaría de vender cigarrillos electrónicos con sabores dulces, un producto popular entre los adolescentes.
Las autoridades estadounidenses están investigando una misteriosa enfermedad pulmonar vinculada con el vapeo, que ha afectado a al menos 530 personas y que ha causado varias muertes.
Como consecuencia, numerosas ciudades y estados del país han comenzado a tomar medidas para reducir el uso de cigarrillos electrónicos, sobre todo entre los jóvenes.
Las autoridades federales advierten que mientras culminan las investigaciones sobre las consecuencias del uso de cigarrillos electrónicos, los usuarios deberían vigilar síntomas como tos, falta de aliento, dolor en el pecho, náuseas, vómitos, dolor abdominal y fiebre para, en ese caso, visitar de urgencia a un médico.
Un estudio publicado este mes por la revista JAMA Internal Medicine asegura que los cigarrillos electrónicos contienen un compuesto químico que puede causar cáncer y que se ha prohibido como aditivo de los alimentos.
El ingrediente, llamado pulegona, "está presente en extractos de aceite preparados de menta y sus variedades como hierbabuena y menta poleo", señaló el investigador por Sairam Jabba, del Departamento de Anestesiología en la Facultad de Medicina Duke, en Carolina del Norte.