El escritor Hugo Coya nos trae una nueva novela histórica con "El último de la torre". (Foto composición con imágenes de Marco Ramón/GEC y Planeta)
El escritor Hugo Coya nos trae una nueva novela histórica con "El último de la torre". (Foto composición con imágenes de Marco Ramón/GEC y Planeta)
José Carlos Yrigoyen

Uno de los nombres resaltantes del boom de la no ficción nacional que vivimos de un tiempo a esta parte es el de (Lima, 1960). Su primer libro, “Estación final” (2010), es un ejemplo de prosa ágil e investigación rigurosa: a través de entrevistas y pesquisas recogidas en archivos de diversos países, Coya redondeó un excelente reportaje acerca de los avatares de judíos peruanos radicados en Europa que sufrieron el Holocausto en carne propia, así como de connacionales que se arriesgaron a salvar la vida de integrantes de distintas comunidades hebreas en el Viejo Continente, sobreponiéndose a circunstancias azarosas y hasta novelescas.

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Coya también ha incursionado en la novela histórica, combinando su oficio periodístico con una voluntad narrativa cada vez más depurada. “Los secretos de Elvira” (2014) fue su inicial incursión al respecto. Sirviéndose del diario personal de Elvira de la Fuente Martínez y de consultas a sus descendientes, logra un interesante perfil sobre una compatriota en abierta rebelión frente a las conservadoras imposiciones de su tiempo, que acaba sirviendo como agente doble para los servicios secretos británicos. Su labor no fue nada marginal: las valientes acciones que emprendió colaboraron en el éxito del desembarco en Normandía, uno de los episodios decisivos de la Segunda Guerra Mundial. Coya se ha especializado en examinar hechos reales que implican la participación de peruanos –muchas veces borrados o semiocultos de la historia– dentro de distintos acontecimientos bélicos gravitantes en el devenir del siglo XX. Prosiguiendo por esa senda, esta vez nos entrega “El último en la torre”, indagación centrada en la vida de Ludovico Hurwitz, peruano alemán de ascendencia judía, condenado a muerte en 1916 por la justicia inglesa bajo la acusación de espionaje en provecho del káiser Guillermo II.

La estructura de “El último en la torre” recuerda a la de “El sueño del celta”. En esta novela, Vargas Llosa cuenta el destino de Roger Casement, resuelto enemigo del colonialismo inglés, dividiendo la trama en capítulos pares donde se narran los postreros tres meses de su vida, esperando su ejecución en una celda, y en capítulos impares, en los que se detallan los episodios más resaltantes de su existencia heroica y tormentosa. Coya, hasta cierto punto de su libro, aplica este sistema, relatando la detención y encarcelamiento de Hurwitz en paralelo a sus antecedentes y los acontecimientos que desembocan en una misteriosa confluencia de malentendidos y duplicidades. El recurso asumido funciona con eficacia: dicho desgranado de sucesos en general fluye bien, aunque la segunda sección, centrada en los antepasados del espía, peca de morosa por la excesiva acumulación de datos ofrecidos.

Como suele ocurrir en los libros de Coya, “El último en la torre” no se circunscribe a la radiografía minuciosa de una llamativa individualidad. El sino de Ludovico Hurwitz desencadena un plano distinto y plenario en cuanto a otros casos –sorprendentemente similares– de espías sudamericanos de origen alemán que también recibieron la pena máxima en la misma Torre de Londres donde Hurwitz fue fusilado. Conocemos de ese modo al sinuoso uruguayo Augusto Alfredo Roggen y al brasileño Fernando Buschmann, sensible galán que nos regala una de las escenas más emocionantes del volumen: aquella cuando, a pocos minutos de su ejecución, solicita tocar una pieza en su violín, transformando así, por unos segundos, la tétrica prisión en “un lugar sublime”.

No cabe duda de que Hugo Coya ha alcanzado madurez y destreza narrativas, afiatando de paso su ya sólida faceta de investigador, tomándose a la vez licencias ficcionales que no cuestionan la credibilidad de esta semblanza casi en ningún momento. Podemos reprochar quizá algunos esporádicos diálogos altisonantes y forzados, como los que Buschmann mantiene con su socio en el inicio del capítulo siete, pero estos no afectan la positiva impresión con la que cerramos el libro, potenciado en sus apartados finales por la eficiente urdimbre con que Coya teje el insólito corolario de su relato. “El último en la torre” cumple con la pretensión de ser una atractiva crónica novelada y al mismo tiempo sostenido documento de uno de los más extraños episodios de nuestra historia común.

LA FICHA

Autor: Hugo Coya

Título: “El último en la torre”

Editorial: Planeta

Año: 2022

Páginas: 146 pp.

Relación con el autor: cordial.

Valoración

3.5 estrellas de 5 posibles.

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