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Misiles Tomahawk e información de inteligencia: ¿Qué se sabe de la nueva ayuda de EE.UU. a Ucrania para ataques en Rusia?
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En lo que representa la confirmación de un giro en la posición del presidente Donald Trump con respecto a Moscú, Estados Unidos proporcionará a Ucrania información de inteligencia para que realice ataques de largo alcance dentro de Rusia, apuntando a su infraestructura energética. Y no solo eso, Washington también evalúa enviar a Kiev los misiles que podrían efectuar esas misiones consideradas claves por Volodymyr Zelensky.
De acuerdo con un informe del diario The Wall Street Journal, Estados Unidos ha decidido ampliar su apoyo a Ucrania al compartir inteligencia que permita planear y ejecutar ataques con misiles de largo alcance contra refinerías, oleoductos, centrales eléctricas, y otro tipo de infraestructura energética de Rusia.
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Es la primera vez que la administración del presidente Trump autoriza oficialmente este tipo de cooperación directa para ataques más allá de las fronteras de Ucrania.

Trump endureció su retórica hacia Rusia en las últimas semanas, luego del fracaso de la cumbre de Alaska, donde se reunió con Vladimir Putin para que acepte sentarse en la mesa de negociaciones de paz con Ucrania, algo que finalmente no ocurrió.
El propósito de la ayuda a Ucrania es golpear los ingresos del Kremlin, especialmente los que provienen del petróleo y gas, al dañar sus infraestructuras energéticas.
Al reducir la capacidad energética rusa, Estados Unidos pretende erosionar los recursos con los que Putin financia su guerra en Ucrania, iniciada en febrero del 2022.
El reporte indica que Washington está instando a los aliados de la OTAN a proporcionar un apoyo similar de inteligencia para Ucrania.
Esto implicaría una cooperación más amplia y una integración de los recursos de inteligencia occidentales en la guerra.
Según el Wall Street Journal, Estados Unidos también está evaluando la entrega a Kiev de misiles de largo alcance como los Tomahawk y Barracuda, capaces de alcanzar objetivos muy distantes en territorio ruso si se disparan desde Ucrania.
Los Tomahawk tienen un alcance de 2.500 kilómetros y los Barracuda de hasta 926 kilómetros.

La combinación de inteligencia y misiles de largo alcance podría aumentar significativamente el impacto de los ataques, remarcó el diario estadounidense.
El medio afirmó que Trump dio luz verde para que agencias de inteligencia y el Pentágono asistan a Ucrania con estos ataques.
Funcionarios estadounidenses citados por el Wall Street Journal dijeron que la aprobación de la inteligencia para Ucrania se produjo poco antes de que Trump sorprendiera la semana pasada en las redes sociales al afirmar que Kiev podría recuperar todo su territorio ocupado por Rusia.
“Después de ver los problemas económicos que (la guerra) está causando a Rusia, creo que Ucrania, con el apoyo de la Unión Europea, está en posición de luchar y GANAR toda Ucrania a su forma original”, escribió Trump en Truth Social.

En una primera reacción, Putin dijo el jueves que los misiles Tomahawk son un arma poderosa y advirtió que su uso provocará una escalada de relaciones entre Moscú y Washington.
“Es un arma poderosa. Ya no es tan moderna pero es potente, y representa una amenaza (…) ¿Los Tomahawk pueden causarnos daños? Pueden. Pero nosotros desarrollaremos nuestros sistemas de defensa antiaérea. ¿Dañará esto nuestras relaciones (con EE.UU.) en las que se perfiló la luz al final del túnel? Por supuesto que sí“, manifestó.
Recordó que “es imposible utilizar los Tomahawk sin la participación directa de militares estadounidenses”.
“Esto implicará una nueva etapa, cualitativamente nueva, en la escalada, incluso en las relaciones entre Rusia y Estados Unidos”, sostuvo.
¿Un giro definitivo de Trump?

El analista internacional Francesco Tucci consideró que todavía no estamos en un punto de inflexión en el nivel de involucramiento de Estados Unidos en la guerra de Ucrania. Ello debido al carácter cambiante de las decisiones de Trump, que en poco tiempo ha pasado de llamar dictador a Zelensky a ofrecerle un respaldo estratégico.
“La decisión de permitir ataques en profundidad con base en inteligencia estadounidense, y la posibilidad de entregar misiles Tomahawk, son más instrumentos de presión sobre Rusia que un cambio definitivo en la estrategia de Estados Unidos. La postura de Trump es fluida y podría retroceder si Moscú abre un canal de negociación”, subrayó Tucci a El Comercio.
Tucci recordó que Ucrania ya demostró que tiene capacidad para atacar objetivos dentro de Rusia usando drones, y sin necesidad de misiles de largo alcance, como cuando mediante la Operación Telaraña golpeó bases aéreas y destruyó bombarderos estratégicos.
“Ahora, con apoyo estadounidense, esos ataques podrían volverse más sistemáticos contra infraestructuras críticas como refinerías y plantas energéticas”, remarcó.
Tucci destacó que atacar de manera sostenida la infraestructura energética rusa podría tener efectos serios sobre el financiamiento de la guerra, pues los hidrocarburos son la principal fuente de ingresos del Kremlin.
“Aunque Rusia ha desviado exportaciones hacia China e India, y mantiene una ‘flota fantasma’ de buques para eludir sanciones, una ofensiva sistemática contra refinerías sí pondría en riesgo su capacidad de sostener la guerra en el mediano plazo”, indicó.
En cuanto a las represalias que podría tomar Rusia si se confirma el apoyo estadounidense, el analista consideró que es improbable que Moscú apunte directamente contra Estados Unidos, pero advirtió que “lo peor se lo llevará Ucrania”, pues se incrementarán los bombardeos masivos sobre Kiev, habrá más ataques a su capacidad productiva y logística. Agregó que es probable que Rusia también apunte a los lugares donde se almacenan las armas occidentales.
También prevé un aumento de las provocaciones rusas en países bálticos o en la frontera con Polonia, lo que elevaría la tensión con la OTAN.
Debilitar la maquinaria bélica rusa

A lo largo de este 2025 Ucrania ha lanzado ataques frecuentes contra las refinerías rusas, obligándolas a parar de modo parcial o total, lo cual ha provocado un déficit de combustible y un incremento de los precios.
Esta semana las consecuencias se notaron en la península de Crimea, anexionada por Rusia en 2014, donde las autoridades han empezado a racionar la venta de combustible debido a la escasez.
Esos ataques también han provocado que los precios de la gasolina en Rusia se eleven a niveles récord, incluso después de que el Gobierno de Putin prohibiera las exportaciones de gasolina para enfrentar la crisis.
De acuerdo con CNN, hasta agosto las refinerías afectadas representaban más de 44 millones de toneladas de producción al año, es decir, más del 10 % de la capacidad rusa.

Entre los objetivos ucranianos se encuentra la enorme refinería de Lukoil, en Volgogrado, la mayor del sur de Rusia.
Ucrania afirma que los ataques de largo alcance han costado a Rusia más del 4 % del PBI en el 2025, unos US$ 74.100 millones en daños.
Algunas refinerías han quedado fuera de servicio temporalmente tras ataques con drones o misiles, lo que reduce la capacidad de Rusia de procesar petróleo crudo en productos refinados como gasolina, diésel, y querosene.
La situación también trae como consecuencia mayores costos operativos para las fuerzas armadas, pues el transporte militar depende en gran medida de combustibles refinados.










