
En matemáticas, se tienen dos reconocimientos internacionales importantes. El primero, la “Medalla Fields”, que es entregada desde 1936 por la Unión Matemática Internacional de forma cuatrienal, la cual reconoce el trabajo de matemáticos destacados que no excedan los 40 años y pueden entregarse a más de una persona. El otro reconocimiento es el “premio Abel”, que reconoce la trayectoria desarrollada por un matemático y fue entregado por primera vez en el año 2003. Curiosamente, no existe un premio Nobel en Matemática, por lo que normalmente se asocia la idea de este a uno de esos dos premios.
De 1936 al 2010 se premiaron 52 matemáticos con la Medalla Fields, no habiendo hasta entonces ninguna mujer en la lista. Fue hasta el año 2014 que hubo una disrupción, siendo Maryam Mirzakhani, matemática iraní, la primera mujer en ser reconocida con este premio por sus contribuciones a los campos de la geometría y los sistemas dinámicos, reconocido particularmente su estudio de los espacios de moduli de las superficies de Riemann.
Maryam, desde muy joven, mostró sus proezas en matemática, obteniendo medallas de oro en las Olimpiadas Internacionales de Matemáticas de 1994 y 1995, y además recibió distintas becas de la Universidad de Harvard, donde se doctoró en matemáticas en el 2004, para ser luego profesora investigadora de la universidad de Stanford. Maryam también formó parte de la Academia de Ciencias de Francia y de la Academia Nacional de Ciencias de Estados Unidos. Tras su lamentable fallecimiento en el 2017, un asteroide fue nombrado Mirzakhani en su memoria. También en su memoria, se eligió el día de su cumpleaños, el 12 de mayo, para celebrar el Día Internacional de las Mujeres Matemáticas y destacar la importancia de nuestra participación en este ámbito.
Tuve la suerte de haber participado en el Congreso Internacional de Matemáticos ICM 2014, donde se llevó a cabo la ceremonia de premiación de las Medallas Fields de cuatro jóvenes matemáticos, Martin Hairer, Manjul Bhargava, Artur Avila y por supuesto Maryam Mirzakhani. Como matemática, me resultó inspirador ver a la brillante Maryam recibir este reconocimiento. Entre otras cosas, ella rompe con el estereotipo de científico con el que usualmente se asocia a los matemáticos. Madre joven, acompañada de su familia en el Congreso, proveniente de un país donde la situación de las mujeres es particularmente vulnerable, valiente y humilde a pesar de todos sus logros. Ella es una motivación para las jóvenes mujeres que siguen el camino de las matemáticas: un ejemplo de “sí se puede” a pesar de las dificultades. Es importante notar que todo ser humano necesita de un apoyo para desarrollarse.
En los hombres muchos lo dan por sentado y es natural que sea la madre, la hermana o la esposa, quien asuma responsabilidades que hagan más llevaderas sus responsabilidades académicas o laborales, pero las mujeres somos también seres humanos que necesitamos ese mismo soporte en nuestra vida para poder desarrollarnos. Sin cambios significativos en la sociedad, es muy difícil que, a pesar de tener aparentemente las mismas oportunidades, estas se aprovechen por igual, para que mentes brillantes como las de Maryam se desarrollen profesionalmente en su máximo potencial. ¡Vamos por más!