Esta semana recibiremos por tercera vez la cumbre de APEC en el Perú y es importante reflexionar sobre lo que puede significar para nuestro país un evento de esta naturaleza. Las 21 economías que nos visitan acumulan casi la mitad del comercio internacional de bienes y servicios, y más del 62% del PBI global. La presencia de los presidentes de las dos principales potencias económicas mundiales, Estados Unidos y China, además de más de mil empresarios de primer nivel, entre ellos el CEO de JP Morgan y de TikTok, hará que todas las miradas apunten a Lima.
El Gobierno debe aprovechar esta ocasión para atraer inversiones en sectores como minería, turismo, energía y también infraestructura. En el Perú, a diferencia de otras economías que nos visitan, las oportunidades de inversión con buenos retornos son relativamente fáciles de encontrar.
Desde una visión diplomática y geopolítica, el Perú busca consolidarse como un socio confiable que contribuye a la búsqueda de consensos. Esta también es una gran oportunidad para el sector privado. Recordemos que la cumbre empresarial se desarrollará en paralelo a la de líderes y será un espacio para que ejecutivos dialoguen directamente y saquen adelante grandes ideas y proyectos.
En las últimas décadas, la integración con el resto del mundo ha demostrado ser una de las palancas más efectivas para elevar los niveles de ingresos de los países en desarrollo como el nuestro. El propio Estado Peruano ha suscrito una serie de acuerdos que han ayudado a desarrollar una retahíla de actividades económicas (por ejemplo, la agricultura) y han mejorado la vida de miles de peruanos, a través, por ejemplo, de la firma de diversos TLC o la creación de la Alianza del Pacífico.
En momentos en los que el multilateralismo y el comercio global libre se encuentran bajo ataque (con gobiernos seducidos por el proteccionismo), espacios como APEC deberían servir para recordar al Perú y al resto de sus miembros que una economía integrada es más fuerte que una dividida.
La cita empieza ahora.