Hace nueve años que nos dejó don Nicolás de Piérola. En la tumba no perecen las generosas ideas ni los hombres ilustres. La muerte rodea sus recuerdos de un prestigio legendario y sus obras perduran a través de las generaciones, magníficas y resplandecientes. Por eso, Piérola vivirá eternamente en el alma nacional. En el futuro se evocará con orgullo sus virtudes cívicas; su energía singular y su austera sencillez republicana; sus dotes de político batallador e irreductible; su talento financiero, su honradez impoluta y su laboriosidad.
H.L.M.