La notable actriz Sarah Bernhardt falleció ayer en París en los brazos de su hijo Maurice, quien había entrado en el dormitorio un momento antes del fatal desenlace. Sarah no le temía a la muerte, pero no la deseaba. Un sacerdote llamado de emergencia pudo administrarle la extremaunción. Su hijo Maurice, ayudado por el médico de la familia, arregló el peinado y las ropas de su madre, dejándola en el gran dormitorio lleno de muebles antiguos que ella coleccionaba. París, el mundo entero llora a la gran trágica. Han comenzado a llegar infinidad de arreglos florales. H.L.M.
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