(Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
(Ilustración: Víctor Aguilar Rúa).
Hace 100 años

El carnaval limeño viene transformándose cada año y busca convertirse en una fiesta grata, vistosa, alegre, en la que pueden participar todas las personas, sin distinción de sexo ni edades, sin temor a vejámenes ni accidentes, tan comunes en nuestra capital hasta hace muy pocos años. Todo esto está muy bien, es lo que se espera de una población culta. Ahora hace falta trasformar esa fiesta en todo el Perú. En la sierra los carnavales pierden su tono de diversión para convertirse en actos muchas veces violentos. Algo muy parecido ocurre en ciudades y pueblos de la costa. H.L.M.

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