Este adjetivo de origen latino, propio del ámbito jurídico, es según la última edición del Diccionario académico (2014) “inválido, nulo, sin fuerza ni obligación”. Véase un ejemplo del Diario Uno en referencia a Ántero Flores Aráoz: “... calificó como írritas las acciones realizadas por los dirigentes de Todos por el Perú al señalar que el Tribunal Electoral de su partido fue electo de manera irregular...” (9/3/2016). Írrito, -a está relacionado etimológicamente con el término latino ratio ‘razón, cálculo’.