Alejandra Costa

Si podemos extraer una conclusión de los primeros días de José Salardi en el Ministerio de Economía y Finanzas (MEF), es que él, o alguien de su entorno, tiene claro cómo se percibía a su antecesor, José Arista, y cómo mandar claramente el mensaje de que la gestión del MEF ha dado un giro de 180 grados.

Mientras el exministro se había aislado para guarecerse de las advertencias, reclamos y pedidos del sector privado, Salardi se ha reunido con una gran cantidad de gremios empresariales para proponer, pero también para escuchar.

Es una imagen poderosa la del ministro rodeado de casi tres decenas de líderes gremiales, pero más relevante aún es que se haya comprometido a eliminar las barreras que enfrentan las empresas a través de la desregulación y a dar un nuevo impulso a las mesas ejecutivas, un mecanismo que promueve que el Estado responda a las necesidades de las empresas de distintos sectores.

Ahora, se necesita pasar del discurso y de las fotos a la acción. Y por acción no me refiero a los cambios en la alta dirección del ministerio, que pueden ayudar a cimentar el mensaje hacia afuera de que este es un “nuevo” MEF, pero que a la interna podrían generar malestar en los funcionarios de carrera y, por lo tanto, complicar la ejecución de la agenda de Salardi.

Las acciones que se necesitan son aquellas que permitan demostrar que el MEF ha recuperado su sitial como el encargado de capitanear a otros sectores en la implementación de reformas que permitan promover la inversión privada.

Sería saludable, por ejemplo, que Salardi le meta el acelerador al Ministerio de Energía y Minas para poner en marcha la demorada Ventanilla Única Digital para el sector minero y que estemos a punto de ver, ahora sí, el fin del Reinfo. O que convenza al Ministerio de Trabajo para que se deroguen, finalmente, los decretos de la agenda laboral de Pedro Castillo. O que coordine con el Ministerio de Agricultura para tener una estrategia clara que permita impulsar a la industria agroexportadora y evitar que se repitan problemas como la sobreproducción del mango. O que lidere, por fin, la implementación de una solución razonable y viable para el agujero negro financiero que es Petro-Perú. O que encuentre la forma de evitar que la Municipalidad Metropolitana de Lima siga endeudándose irresponsablemente.

Y todo esto, sin descuidar su principal reto: que volvamos a confiar en que el MEF está comprometido con un manejo fiscal responsable, en medio de las presiones del gobierno de Dina Boluarte por repartir recursos públicos para ganar apoyo político y de los proyectos de ley generadores de gasto que siempre tiene en la cacerina el Congreso.

*El Comercio abre sus páginas al intercambio de ideas y reflexiones. En este marco plural, el Diario no necesariamente coincide con las opiniones de los articulistas que las firman, aunque siempre las respeta.

Alejandra Costa es curadora de Economía de Comité

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